viernes, 13 de junio de 2014

Tipos de narrador

Tipos de narrador 

¿Qué es un narrador y qué función cumple dentro de un texto narrativo?
En un texto narrativo el narrador es la “voz” que cuenta la historia. La narración siempre va acompañada de la descripción (de los personajes, de un ambiente, etc.) Esta es otra función central del narrador, además de contar. También el narrador, de acuerdo a su grado de involucramiento en la historia, puede realizar valoraciones sobre las acciones de los personajes y, así, condicionar al lector incitándolo a identificarse con determinado personaje, etc.
Tanto el autor como el lector son elementos externos al propio relato, pertenecen almundo de la realidad de los seres de carne y hueso y, por lo tanto, no pueden confundirse ni con el narrador ni con los personajes, ya que estos pertenecen al mundo de la ficciónliteraria.

¿Cuáles son los tres criterios de clasificación de un narrador?
1.     Si participa o no de la historia que cuenta: cuando el narrador forma parte del relato, como personaje (ya sea principal o secundario), decimos que se trata de un narrador interno narrador-personaje. Cuando el narrador cuenta “desde afuera”, sin participar de la historia, decimos que es un narrador externo.
2.     De acuerdo a cuánto sabe sobre la historia y los personajes que aparecen:
a)     Narrador omnisciente: el narrador que conoce detalles del pasado y el futuro de la historia y los personajes. Conoce lo que sienten y piensan los personajes. Por regla general, este tipo de narrador es también externo.
b)     Narrador equisciente: este narrador solo sabe lo que puede de acuerdo a su lugar en la historia, no sabe más que los otros personajes y, por regla general, es un narrador interno; él mismo, además de ser narrador, es también un personaje.
c)     Narrador infrasciente o cinematográfico: solo conoce lo que se ve, se dice que “sabe menos” que los personajes. Suele ser un narrador que se limita a describir el paisaje, un ambiente, etc. En este tipo de relatos de narrador infrasciente predomina la voz de los personajes.
3.     Si adopta un punto de vista preferente: esto se puede observar de manera muy evidente en algunos relatos pero no siempre. Esto puede darse de manera momentánea en una narración cuando el narrador nos cuenta lo que siente o experimenta un personaje, dándonos más información de un personaje en particular por contraste con otros de los que tal vez sabemos menos.
Aclaraciones importanteslos tres criterios de clasificación se combinan en un texto literario, cuando nos enfrentamos a un narrador concreto.
En un texto narrativo encontramos la “voz” del narrador y las “voces” de los personajes. Cuando lo que un personaje dijo es dicho por el narrador, estamos frente al uso del estilo indirecto; por ejemplo: “De pronto Mariana supo que se había puesto linda. Él se lo había dicho por primera vez la noche del veintitrés de abril del año pasado, hacía exactamente un año y ocho días: una noche en que José Claudio le había gritado cosas muy feas…” [Tomado del cuento “Los pocillos”, de Mario Benedetti] Sin embargo, cuando el personaje “habla” por sí mismo, estamos frente a lo que llamamos estilo directo. En estos casos, las marcas en el texto que nos indican que estamos frente a la voz del personaje son generalmente los guiones (indicadores además de diálogo entre dos o más personajes) o las comillas. Ejemplos de estilo directo: (1) “-Cuando pase el examen de ingreso, podría entrar en tu oficina.
                 El padre ríe, complacido.
                 -Estás loco. A tu edad no se puede. Y además yo quiero que estudies.”
[Tomado del cuento “Aquí se respira bien”, de Mario Benedetti]
(2) “ <<También puede ser que te aprecien>>, dijo Alberto, <<que conserven un buen recuerdo del tiempo en que los dirigías, que realmente estén preocupados por tu salud. No siempre la gente es tan miserable como te parece de un tiempo a esta parte>>.
<<Qué bien. Todos los días se aprende algo nuevo.>> La sonrisa fue acompañada de un breve resoplido, destinado a inscribirse en otro nivel de ironía.”
[Tomado del cuento “Los pocillos”, de Mario Benedetti]
      
Ejemplos de los distintos tipos de narrador.
A.     Narrador externo y omnisciente:
“Su alma se exaltaba con el sonido de aquella divina palabra, ya que su hipocresía no le permitía ser libre ni en casa de Fouqué. Con la cabeza apoyada entre las manos, Julián se quedó en la gruta, más feliz de lo que nunca había sido en su vida, excitado por sus sueños y por el afán de libertad.
      Sin que él se diera cuenta, se fueron apagando, uno tras otro, todos los rayos del crepúsculo.” [Tomado de la novela “Rojo y Negro”, del novelista francés, Stendhal]
B.     Narrador interno y equisciente:
“Mientras buscaba a tientas algún elemento conocido, se me plantearon las preguntas de rigor: dónde estaba, cómo había llegado allí. En realidad esta segunda pregunta tardó un poco más en formularse; aún no había aceptado el hecho de hallarme en un lugar no previsto, y forzaba la memoria, buscando entre las últimas imágenes de mi vigilia…”
[Tomado de la novela “El lugar”, del escritor uruguayo, Mario Levrero]

C.    Narrador externo e infrasciente:
“-Tú que vas allá arriba, Ignacio, dime si no oyes alguna señal de algo o si ves alguna luz en alguna parte.
-No se ve nada.
-Ya debemos estar cerca.
-Sí, pero no se oye nada.
-Mira bien.
-No se ve nada.
-Pobre de ti, Ignacio.
La sombra larga y negra de los hombres siguió moviéndose de arriba abajo, trepándose a las piedras, disminuyendo y creciendo según avanzaba por la orilla del arroyo. Era una sola sombra, tambaleante.
La luna venía saliendo de la tierra, como una llamarada redonda.
-Ya debemos estar llegando a ese pueblo, Ignacio…” [Tomado del cuento “No oyes ladrar los perros”, del cuentista mexicano, Juan Rulfo]

D.    Narrador externo, omnisciente y con un punto de vista preferente:
“Como aquella luna había puesto todo igual, igual que de día, ya desde el medio del Paso, con el agua al estribo, lo vio Rodríguez hecho estatua entre los sauces de la barranca opuesta. Sin dejar de avanzar, bajo el poncho la mano en la pistola por cualquier evento, él le fue observando la negra cabalgadura, el respectivo poncho más que colorado. Al pisar tierra firme e iniciar el trote, el otro, que desplegó una sonrisa, taloneó, se puso también en movimiento… y se le apareó. Desmirriado era el desconocido y muy, muy alto. La barba aguda, renegrida. A los costados de la cara, retorcidos esmeradísimamente, largos mostachos le sobresalían.
      A Rodríguez le chocó aquel no darse cuenta el hombre de que, con lo flaco que estaba y lo entecado del semblante, tamaña atención a los bigotes no le sentaba.”
[Tomado del cuento “Rodríguez”, del escritor uruguayo, Francisco Espínola]

Video sobre género narrativo.

http://www.educatina.com/literatura/generos-literarios/narrativa/introduccion-a-la-narrativa/genero-narrativo-video

Video sobre Distopía.

http://www.educatina.com/literatura/generos-literarios/narrativa/ciencia-ficcion/distopia-video

jueves, 12 de junio de 2014

Ejemplo de una reflexión. Quinto año. IB

Pregunta: ¿Cómo se desarrolló su comprensión de las consideraciones culturales y contextuales de la obra a través de la
actividad oral interactiva?
Obra utilizada: Padres e hijos de Ivan Turgenev
Durante la discusión, se presentaron a la clase varios artículos. Los temas que se resaltaron fueron la economía en la Rusia
de los años 1850, la servidumbre, y la pregunta de si Turgenev se volvió obsoleto o no. Los artículos que trataban sobre la
economía en Rusia explicaban el estado de transición en la que se encontraba la economía rusa durante mediados de los años
1850. Antes de este período, existían miembros de la sociedad a los que se denominaban siervos. Estos eran prácticamente
esclavos que trabajaban en las tierras de los campesinos ricos o de los miembros de la clase alta. Sin embargo, en estos años
Rusia comenzó a alejarse de la servidumbre.
Después de haber tenido esta discusión, observé que parecería que Turgenev le da mucha importancia al tiempo, el lugar
y a la cultura en su novela, ya que la servidumbre y la existencia de las clases sociales son aspectos predominantes en su
obra Padres e hijos. La discusión me pareció muy interesante, pues me ayudó a esclarecer algunos aspectos de la novela. Por
ejemplo, en la obra, Nikolai es un hacendado bastante acaudalado y es “dueño” de muchos siervos. Sin embargo, a medida
que el sistema va evolucionando, tanto los siervos como sus dueños tienen dificultades para adaptarse al nuevo sistema
de propiedad de las tierras. Los siervos se vuelven desobedientes e irresponsables, y estos aspectos culturales dan forma al
contexto en el que se lleva a cabo la novela.
El artículo The Turgenev Question (la cuestión sobre Turgenev) también fue muy interesante porque resalta algunas de las
técnicas de Turgenev que lo caracterizan y por lo que se lo conoce. Según el artículo, el genio de Turgenev está en el uso
de la infravaloración: el autor logra capturar en su obra los grandes movimientos filosóficos, sociales e históricos que se
manifiestan en la vida cotidiana.
Esto se ve claramente en la obra Padres e hijos. Turgenev nos presenta un retrato de la vida común en Rusia con sus
personajes, como Nikolai Arkady, Pavel, Bazarov y Fenichka casi sin utilizar artificios muy dramáticos. Sin embargo, mediante
la interacción entre los personajes y sus pensamientos Turgenev explora ideas como la de las relaciones familiares. Además,
ilustra otros aspectos de la vida en Rusia, incluida la gran brecha entre las clases sociales y la idea del rechazo de los jóvenes
hacia todo lo que representa autoridad.

martes, 10 de junio de 2014

Génesis I, II y III. Análisis para el parcial de Quinto.

Aproximación al primer capítulo del Génesis desde la literatura y la antropología filosófica
Aproximación al Génesis

Análisis del capítulo 1. Enfoque argumental
Génesis es el término griego -incorporado al castellano- con el que la versión que manejamos de la Biblia da nombre a su primer libro. Etimológicamente, significa origen o principio, ideas que responden, en general, al núcleo temático que vertebra literariamente el texto que iremos a estudiar. En efecto, en él, desde una perspectiva religiosa, se narra los orígenes del universo, de la tierra, del género humano y, en particular, del pueblo de Israel. Tengamos en cuenta que, en la versión original hebrea, este libro se titula con su primera palabra, Bereshit, comúnmente traducida por “En el principio”, tal como aparece en el capítulo primero versículo 1.
Desde un punto de vista estructural, el Génesis está formado por dos grandes secciones. La primera (de los capítulos 1 al 11) contiene la llamada “historia de los orígenes” o “historia primordial”, iniciada con el relato de la creación del mundo. Se trata de una narración poética de gran belleza, a la que sigue la del origen del ser humano, puesto por Dios en el mundo que había creado. La segunda parte (que abarca de los capítulos 12 al 50) enfoca el tema de los más remotos comienzos de la historia de Israel. Conocida usualmente como “historia de los patriarcas” (caudillos de los hebreos anteriores a Moisés que, históricamente, se los ubica hacia la primera mitad del segundo milenio a.C.), centra su interés en Abraham, Isaac y Jacob, respectivamente padre, hijo y nieto, en quienes tiene sus raíces más profundas la nación judía o, como se menciona constantemente, “el pueblo de Dios”.

La Creación. Algunas observaciones
Respecto a lo que han sido los orígenes y su narración, se lee que “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (1:1). Este enunciado categórico abre la lectura del Génesis y, con él, toda la Biblia. En términos estrictamente religiosos, es la afirmación del poder total y absoluto de Dios, considerado aquí como único y eterno, a cuya voluntad se debe todo cuanto existe, pues “sin él nada de lo que ha sido hecho hubiese sido hecho” (véase el evangelio según Juan, 1:3). El universo es resultado de la acción de Dios, quien con su palabra creó nuestro mundo, lo hizo habitable y lo pobló de seres vivientes. Entre estos puso también a la especie humana, aunque la diferenció de cualquiera otra al otorgarle una dignidad especial, pues la había creado “a su imagen, a imagen de Dios” (1:26-27). Claro está que este inicial relato mítico considera al hombre y la mujer en una particular relación con Dios, de quien han recibido la co-misión de gobernar el mundo del que ellos mismos son parte. En efecto, el ser humano (en hebreo, adam) fue formado del polvo de la tierra (adamá), es decir, de la misma sustancia que el resto de la creación; pero “Jehová Dios... sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (2:22-24). La creación del hombre, del varón (ish), es seguida en el Génesis por la de la mujer (ishah), constituyendo entre ambos la unidad esencial de la pareja humana.
Fijémonos que, en un primer momento, hemos considerado a los primeros capítulos del Génesis estudiados en clase como relatos míticos. Y al hablar sobre lo que es el mito, conviene precisar el sentido que le daremos al concepto; en este caso, vale diferenciarlo de su sentido cotidiano, según el cual mito es sinónimo de falsedad, o de fábula en el mejor de los casos. Por el contrario, propongo aceptar por valedera la definición de mito que entrega el filósofo italiano Giambattista Vico, la cual, aunque etimológicamente falsa, resulta esclarecedora: él propone que la voz mythos significa “narración verdadera”, esto es, que el relato mítico se caracteriza por ser aceptado como verdadero por quien participa del mismo. Por cierto, este aceptar como verdadero lo relatado no es un asentimiento a un discurso que aparezca como formalmente válido desde el punto de vista lógico, sino que es una aceptación de una “verdad” sentida como tal y que por ello permite orientar el propio existir.
En otros términos, la función del mito es entregar al individuo una visión acerca de las cosas y de sí mismo. Una visión tal es necesaria para el hombre en la medida en que le entrega la orientación de la cual, en su origen, carece, puesto que el hombre se nos presenta como desfondado, es decir, carente de una base universal y fija, dada por naturaleza, que le permita conducir su vida de modo inequívoco a nivel de especie. El resto de los animales tiene esa base naturalmente dada en el instinto, el cual les permite actuar a cada uno del mismo modo que los demás individuos de su especie ante situaciones similares. El hombre, carente de aquella base, desfondado, debe creársela, lo que logra construyendo su cultura. Así, el hombre no se afinca en la mera naturaleza sino en su mundo cultural, en el cual dota de sentido a la realidad natural, elabora una imagen de sí mismo acorde con dicha realidad, y obtiene así un fondo elaborado por él, que le permite saber a qué atenerse. En este panorama, el mito es, en un principio, el resultado de los esfuerzos de la humanidad primigenia para formalizar la realidad como un todo coherente con un sentido determinado. El mito nace, de este modo, señalado por su función esencial: dar respuestas respecto de lo que las cosas y el hombre son. El Génesis, en particular, propone una solución a lo que es el origen del mundo y el cómo se estructuró, o el cómo se dispuso de un modo determinado por medio de la acción de un ser superior. Y la importancia de este aspecto consiste en que, para el hombre de la Antigüedad, conocer dicho orden le permite situarse adecuadamente en él.
Los capítulos 1 y 2, mirados desde esa perspectiva, no elaboran una teoría de la creación divina del mundo: simplemente la conciben como el acto libre y voluntario de una divinidad que otorga existencia al Universo a partir de la nada, representada metafóricamente en la imagen de las tinieblas (que) estaban sobre la faz del abismo. La fórmula hebrea “en el principio” no quiere situar cronológicamente el acto creador, sino que pone a ese Dios genesíaco como “origen” primero de todas las cosas. Él crea también esa masa oceánica, que luego ordena y estructura como un cosmos. En el segundo versículo del capítulo primero se describe ese pre-cosmos, y emplea con este fin conceptos negativos, a partir de la realidad presente: ausencia de formas y de luz, incapacidad de la tierra para ser la morada del hombre. Pero nada emerge del caos como causa innominada: el agente de la creación es exterior y preexistente: la única fuerza que pone en movimiento ese premundo caótico es la palabra y la acción creadora de una divinidad. El mundo y el hombre son algo totalmente nuevo, y su presencia se entiende sólo a partir de un designio. A través, entonces, de una narración de evidencias en que esa misma divinidad pone en marcha un conjunto de procesos activos de naturaleza variada, sirviéndose ya sea de la palabra (Dijo Dios: “Sea la luz”. Y fue la luz), ya sea del espíritu (soplando la vida en la nariz de Adán) o bien dándole forma a la materia (Adán construido a partir del barro), observamos que existe en toda esta instancia de formación un plan que se va cumpliendo siguiendo un orden:


PRIMER DÍA: luz/tinieblas (día/noche) - versículo 3
SEGUNDO DÍA: cielo/mares - versículo 7
tierra seca - versículo 9

TERCER DÍA: vegetación - versículo 11
CUARTO DÍA: sol/luna. Las estrellas - versículo 14
QUINTO DÍA: pájaros/peces - versículo 21

SEXTO DÍA: animales terrestres - versículo 24
hombre/mujer - versículo 27

(Séptimo día)

Ahora bien, vale preguntarse de qué tipo de orden estamos hablando. Algunas interpretaciones podrían sugerir que Dios parte de lo inanimado a lo animado y, dentro de esta última categoría, de lo más simple a lo más complejo. También es válido afirmar que la creación, a modo de gradación ascendente, parte de lo más indiferenciado a lo que ya presenta un conjunto de particularidades específicas. Este aspecto es importante a ser tenido en cuenta porque el texto comienza a mostrar la importancia de la palabra en cuanto principio ordenador: cada vez que Dios dice “Hágase” también va diciendo “sepárese”, lo que ya demuestra el doble carácter de la creación misma. Por un lado muestra la unidad de la materia creada; por el otro, su variedad, su multiplicidad. Esta dualidad se corresponde con la costumbre de los pueblos orientales antiguos de abarcar una totalidad (en este caso, cósmica) mencionando la presencia de situaciones o elementos extremos u opuestos: cielo/tierra, luz/tinieblas, sol/luna, aves/peces, hombre/mujer. Por eso vale afirmar que el Génesis parte, desde un punto de vista lingüístico, de una enunciación oximorónica. Conjuga términos de significación opuesta como un modo de marcar la diferencia de la percepción humana de la realidad, fundada sobre una comparación entre elementos relativos, ante la divinidad que se encuentra más allá de cualquier relativismo, más allá del principio lógico de la no-contradicción que constituye nuestro saber. Al ser infinito, Dios aúna (o se manifiesta en) cualquier cosa y su contrario, ya sea el más y el menos, lo máximo y lo mínimo, pudiéndose hablar de una coincidencia de opuestos, noción que hará parte de la reflexión filosófica del Renacimiento a partir del siglo XIV.
Pero, más allá de este dinamismo básico que subyace en el principio de la creación, siempre tengamos en cuenta que la visión mítica del hombre perteneciente a culturas muy antiguas -como la hebrea, por ejemplo- privilegia un mundo cerrado que se caracteriza por su gran estabilidad. Es decir, los hombres se enfrentan al universo como a un enigma y resuelven esa ansiedad resultante con respuestas universales al movimiento y al cambio en formas fijas y estables. De esta manera hacen frente a lo inefable y al peligro. Incluso la vida social se reduce a ciertas fórmulas de comportamiento y percepción que deben garantizar un orden casi estático frente a un universo amenazante y cambiante. Todo cambio se explica por lo que no cambia, o sea, por una suerte de garantía divina del orden en la aparente multiplicidad caótica de la naturaleza y sus mundos contextuales (como, de hecho, se desprende de la Torah en su conjunto y algunos textos que se clasifican bajo el término genérico Ketubiim, en especial, Proverbios y Eclesiastés). La oralidad predominante de las sociedades antiguas, en las que la escritura no es una práctica extendida, es una configuración de la repetición, una forma que se reitera ritualmente para reproducir una textualidad construida por los conformadores del mundo, con la religión -es decir, la creencia en una garantía sobrenatural ofrecida al hombre para su propia salvación y las prácticas dirigidas a obtener o conservar esta garantía- como aval, con el control férreo de lo controlable ante lo desconocido en movimiento. De ahí provienen formas de la oración, de la canción, del libro sagrado, del conjuro. Detengámonos en ese conjunto de estructuras gramaticales formularias del capítulo uno del Génesis como:
1- Dijo Dios. Si tomamos en cuenta la tradición bíblica, Dios no es solamente el primer motor y la causa primera del devenir y del orden del mundo, sino también el autor de la estructura sustancial del mundo mismo a través de la palabra. La omnipotencia de lo que Él pronuncia es comprensible si tenemos en cuenta que, en el texto original, el término hebreo dabar significa tanto palabra como suceso o acontecimiento; es decir, la lengua es por lo tanto lo que crea y lo que realiza, es el verbo y el nombre. De allí que se considere que en Dios el nombre es creador porque es verbo y, por lo tanto, acción; y el verbo de Dios es conocimiento absoluto de las cosas porque es nombre, y el nombre tiene por función revelar lo que las cosas son en su esencia. Si se quiere, podemos considerar que esta noción de la palabra se la puede clasificar como propia del mundo de la magia: es una herramienta de poder (no en vano, cuando se la usa, siempre es en un tono imperativo). Sin embargo, es bueno destacar que, en el versículo 27 del capítulo primero, Dios no ha creado al hombre mediante el verbo y no lo ha nombrado. No ha querido someterlo a la lengua, sino que Dios ha dejado surgir libremente en el hombre la lengua, que le había servido como medio para la creación y su dominio. De forma implícita, este dato nos da entender que el ser humano se posiciona en una escala superior a los demás seres animados, pues posee el don de la palabra, y mediante éste don domina (o enseñorea), según lo establece la ley divina.
2- y fue así es una construcción frástica complementaria de la aseveración anterior que pone de relieve el poder creador de la palabra del Dios bíblico. La orden divina se cumple de forma inmediata, y el efecto producido coincide a la exactitud con el pensamiento y la voluntad del Creador.
3- y vio Dios que era bueno. Por ser resultado del gesto libre de una divinidad que no necesita de él, el mundo tiene un valor: valor para Dios que lo crea y para el hombre que dispondrá de él. La fórmula de aprobación (repetida siete veces a lo largo del capítulo primero) señala un hito significativo de la teología del Génesis, al afirmar que la obra arquetípica de Dios, la creación del mundo y de sus elementos, refleja la bondad divina. Cada obra es alabada por su “bondad” ontológica y funcional. La expresión hebrea tôb (“bueno”) se refiere tanto a la bondad de las cosas en sí, como al obrar de Dios (“y vio que era bueno”) y a la “funcionalidad” de los elementos del mundo, que tienen su lugar dentro de un orden y responden a la intención de su autor divino. La insistencia en afirmar la “bondad” de la creación indica que se trata de una idea central en el capítulo, vinculada a una concepción “optimista” del mundo, y es de observar que la fórmula de aprobación no tiene una raíz empírica o racional, sino que es una afirmación que surge de la fe: la creación es buena, porque es Dios el que crea y estructura el cosmos. Significativamente, esta fórmula no es mencionada respecto al hombre (1:31), a fin de dejar abierto el tema del pecado original en el capítulo 3.
4- separó. Si volvemos nuevamente al texto original, descubriremos que en la lengua hebrea, barar, que significa precisamente dividir, también hace alusión a otros verbos como seleccionar, discernir, clasificar y/o purificar. Esto se relaciona con aquello de que todo mito cosmogónico relata el origen del universo como una realidad coherente y armoniosa, ya que responde a la necesidad humana de explicar y comprender el mundo en que se vive. Además el hombre sólo puede comprender el orden, pues el caos de por sí es inentendible. En este caso, separar, seleccionar, clasificar, son los procesos que determinan ese ordenamiento “racional” de los elementos que constituyen la totalidad del mundo conocido. De allí que el Dios genesíaco no deba ser entendido solamente como creador, sino como “ordenador” de la realidad, otorgándole a cada cosa que la integra una nominación determinada.
5- Y fue la tarde y la mañana del x día. El Génesis va registrando la semana de la creación como la primera semana del mundo. A primera vista el esquema de la semana puede parecer un antropomorfismo: Dios ejecuta sus obras a lo largo de una semana, a la manera del hombre. Pero en realidad sucede al revés: Dios funda la semana que se va gestando en siete momentos, señalados cada vez como el surgimiento de algo nuevo. En otras palabras, Dios no llena cada día de una semana preexistente con algunas de sus obras, sino que la creación de cada uno de los elementos del mundo determina la aparición de los días.
Esto nos recuerda que si el mito es un relato de los orígenes y, como tal, asume una función de instauración, es natural que tome como centro temático un evento fundador del mundo, de las cosas y del hombre, y que a su vez haya tenido lugar en un tiempo primordial anterior a la historia, o sea, anterior al conjunto total de los hechos humanos que después serán sistematizados por cada cultura o sociedad para su mejor conocimiento y comprensión. En otros términos, los acontecimientos fundadores (la creación del cielo y de los mares, la creación del sol y la luna, del hombre y la mujer) no pertenecen a la cadena de acontecimientos normales que ocurren dentro de lo que nosotros concebimos como historia, sino a los que ocurren fuera de la misma (¿cuándo ocurrió el principio en que sólo había tinieblas sobre la faz del abismo y Dios empezó a crear?; ¿en qué siglo, año o mes ocurrió el primer o el segundo día?). Por otro lado, en el momento mismo que el mito pertenece al ámbito del discurso, ya que es una especie de relato en que las frases se suceden en un tiempo irreversible y que se relaciona con un tiempo pasado, se vuelve fácil de entender porque estas estructuras gramaticales formularias están conjugadas, mayormente, en pretérito del modo indicativo: con esta modalidad designamos la no ficción de lo denotado por la raíz léxica del verbo, esto es, todo lo que el hablante estima real o cuya realidad no se cuestiona. Recordemos que, en todas las épocas y en todas las áreas culturales, los hombres han elaborado una pluralidad de relatos como un modo de afirmar la verdad de su experiencia del mundo y de sí mismos. Detalle que no debemos dejar de lado, pues la lectura de los primeros versículos del Génesis nos revela que de lo que se trata es de mantener en orden al cosmos mediante una oralidad ritualizada y bajo el control de sus administradores y promotores (la clase sacerdotal).


Para terminar el análisis de lo que abarca el capítulo estudiado, nos queda un punto importantísimo aunque de un modo u otro ya ha sido mencionado: la creación del hombre. Según indica el texto, el hombre ha sido creado a “imagen y semejanza” de Dios, y por ese motivo constituye la meta intencional de todo el proceso creativo. Por lo tanto nos queda por determinar a imagen y semejanza de qué Dios ha sido creado el hombre. El Génesis no lo especifica, pero el contexto sugiere una respuesta inequívoca: el hombre ha sido hecho a imagen del Dios creador, cuyo obrar arquetípico describe el relato sacerdotal de la creación. Este Dios creador trasmitió parte de su potencial al hombre, puesto en la tierra, como su lugarteniente y depositario de una prerrogativa que en otras áreas culturales estaban reservadas a un rey. Por eso, con la aparición del hombre en el sexto día, Dios deja de crear y entra en su descanso. En adelante, será el hombre, su imagen, el encargado de llevar adelante la obra creadora en este mundo.
Otro detalle que ha de ser tenido en cuenta es que la antropología bíblica especifica, además, que Dios creó al hombre en su distinción natural de varón y mujer (l:27). El Génesis no piensa en las categorías del hombre solitario, sino de una pareja fecunda. Esta acotación tiene una importancia decisiva, porque retoma y profundiza la concepción de la sexualidad que se fue gestando en la cultura patriarcal judía de los siglos XII-IV a.C., que afirmaba de todas las formas posibles la superioridad del hombre sobre la mujer. El Génesis declara, con una formulación sobria y sencilla, pero exenta de toda ambigüedad, que ese ser concreto llamado hombre, sexualmente determinado en su singularidad como varón o mujer, es la imagen de Dios. La diferenciación sexual, según esto, entra en la definición esencial del ser humano y está arraigada en el orden de la creación. Por otra parte, el relato de la formación de la pareja humana se orienta hacia la bendición del versículo 28: en una tierra desdivinizada, el hombre, como ser autónomo y responsable, recibe la capacidad de engendrar la vida y el dominio de la naturaleza. El Creador confía al hombre su obra, que en el momento de la creación estaba sólo en los comienzos. A él le corresponde descubrir el mundo, liberar sus fuerzas y forjar en él su propia historia.





Biblia: "Génesis" Capítulos 1, 2 y 3.


Contenido del Génesis

Se considera historia primitiva ya que contiene un fondo de verdad y un contenido dogmático y moral. No se puede juzgar su forma con el criterio moderno de historicidad ya que los hechos relatados en el Génesis, según la crítica racionalista, no podrían considerarse históricos; en cambio la crítica religiosa defendía su historicidad y juzgaba como parahistóricos o anteriores a la historia los once primeros capítulos, y como historia primitiva los siguientes. La crítica independiente actual considera los mismos capítulos iniciales como una parábola de base tradicional, legendaria, y acepta la historicidad de los otros, y si no tiene por históricos todos los hechos que narran, entiende que lo son las civilizaciones que describen y las circunstancias en que aquellos se originan. Las dificultades de la apreciación de la historicidad en las narraciones históricas -como en el caso del Génesis- radican fundamentalmente en la presencia del milagro y de la profecía, y en la inclusión de fragmentos aparentemente imaginarios, parabólicos o simbólicos (como lo son los primeros once capítulos).

El Génesis o "libro de los orígenes" nos da la primera formulación del pacto y sus antecedentes: narra el origen del mundo y del hombre. La narración se extiende desde la creación del mundo a la muerte del patriarca José.

División del Génesis:

1) La historia primitiva desde la creación hasta Abraham:
La creación y la caída.
Historia de la cultura
El diluvio
Del diluvio hasta Abraham
2) La historia de los patriarcas:
Abraham
Isaac y Jacob
José

Capítulo 1: Primer relato de la creación, el Universo.
El primer relato de la creación es atribuido a la fuente Sacerdotal que refleja perfectamente las características propias de esta fuente: esquematismo, abstracción, reflexión teológica y preocupación por salvar la trascendencia divina.

Plantea la obra creadora de Dios en orden decreciente de lo más imperfecto a lo perfecto (en relación con la divinidad) hastra culminar en el hombre, corona y rey de toda la creación por haber sido creado "a imagen y semejanza" de Dios (con respecto a lo espiritual y no a lo físico).

El proceso de la creación se distribuye en lo que se conoce como semana hebrea, siendo el marco en el que concreta su enseñanza, un grandioso cuadro lógico, pero artificial.

Al principio solo existía caos, tinieblas y el espíritu de Dios "aleteando" sobre las aguas. La imagen de Dios que surge de esta idea dista mucho de ser antropomórfica (forma humana).

Comienza el proceso de creación que se realiza a través del poder de la palabra, la palabra parece mágica:

El primer día crea la luz, que es la luz de la aurora y no la del sol, ya que en la época en que aparece el Génesis se creía que eran distintas fuentes de luz. Se crea de este modo el día y la noche.

El segundo día crea el cielo y separa el mar de la lluvia.

El tercer día crea la tierra y el mar, crea también las plantas, hierbas y árboles frutales.

El cuarto día Dios crea el sol, la luna y las estrellas, determinando de este modo el día, la noche, las estaciones y los años.

El quinto día Dios crea los peces y las aves.

El sexto día crea los animales terrestres y finalmente al hombre y a la mujer.

Al comienzo del segundo capítulo se cuenta que el séptimo día es bendecido por Dios por haber terminado su obra creadora, y en él descansó.


Capítulo 2: Segundo relato de la creación.

A partir del versículo 4 del Capítulo 2 comienza el relato Yavista de la creación y la caída. Las características de la fuente Yavista aparecen claramente en los dos capítulos 2 y 3, de estilo vivo, colorista, figurado, abundante en antropomorfismos, esto es, de la representación de Dios, en su modo de hablar o de actuar, a la manera humana. De este modo la imagen de Dios, que antes resultaba un poco abstracta, se manifiesta aquí mucho más próxima y comunicativa.

"Al tiempo..." el autor nos da una versión de la creación y del origen del hombre diferente de la del relato anterior. La mirada es menos amplia y el orden en la producción de los seres, diferente: antes primero el caos, luego las plantas, los animales y el hombre, aquí primero el hombre, luego las plantas, los animales y la mujer.

Todo esto es también artificio literario que nos indica su esquema de representación y su intención de centrar su narración en estas dos cosas: el hombre y su destino y la providencia que Dios tiene sobre él. Dando por supuesta la creación del cielo y de la tierra, restringe su visión a la tierra, en cuanto escenario del hombre y de su drama.

El autor toma el polvo de la tierra para crear al hombre porque tradicionalmente se decía que el hombre era hecho del polvo y que al polvo volvía. El autor toma estos elementos porque eran populares y le servían a su finalidad didáctica. El hálito de vida es el espíritu de Dios, es lo que lo hace semejante a él, es lo que lo hace ser un ser viviente, que lo va a diferenciar de los demás seres creados. Además en este segundo relato el hombre es el único ser viviente, el primero creado por Dios.

Encontramos una distensión, una pausa en el relato; describe cómo es y dónde está exactamente ese lugar donde va a ubicar al hombre. Luego continúa con el relato sobre él, que es el centro de toda la creación, y por lo tanto de este segundo relato.

Se destacan dos árboles en el Jardín del Edén que son el "árbol de la vida" y el "árbol de la ciencia del bien y del mal". Con respecto a la simbología del árbol, nos dice Cirlot: "el árbol como vida inagotable equivale a inmortalidad ... representa en el sentido más amplio, la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración". En el Paraíso había el árbol de la vida y también el árbol del bien y del mal y ambos estaban en el centro del Paraíso. Schneider dice ¿por qué no menciona Dios el árbol de la vida, porque como algunos han creído estaba oculto y no podía ser identificado ni era, por lo tanto, accesible hasta el instante en que Adán se apropiara del conocimiento del bien y del mal, es decir, de la sabiduría? Cirlot se inclina por esa hipótesis: "el árbol de la vida puede conferir la inmortalidad, pero no es cosa fácil llegar hasta él".

Dios impone al hombre un precepto grave, sancionando con la pérdida del privilegio de lainmortalidad. El precepto está formulado en la prohibición de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Siendo ésta una imagen literaria cuya significación conocemos, es preciso ver lo que bajo ella se encierra. El esquema doctrinal es este: Dios impone un precepto grave que afecta al hombre en su ser esencial de criatura dependiente de Dios. Le manda reconocer su ser y situación de creatura y no salirse de olla aprteciendo privilegios divinos. El hombre al transgradirlo instigado porla serpiente atenta contra la soberanía de Dios y reniega de su ser de criatura. Es pues, un gravísimo pecado de orgullo por parte del hombre, sin que se nos diga en que materia determinada se concretó el precepto y por tanto el pecado externo.

No queda claro cual fue la transgresión que el hombre hizo, pues el haber comido del fruto del árbol del bien y del mal es un símbolo (como una parábola que tiene un fin didáctico).

Lo que se busca no es simplemente un entretenimiento, sino además una compañía, un complemento y que lo acompañe eternamente, por lo tanto crea Dios a la mujer.

Crea a los animales y se los da al hombre para que les ponga nombre (como entretenimiento), pero además los crea para poder señorear sobre ellos, porque en la Tierra no existía otro ser viviente más que él. Además el hecho de que les lleve los animales y los cree para él, muestra la jerarquía, la superioridad del hombre, que es el rey de todo ese mundo creado para él. Este hombre se diferencia del animal por el "hálito de vida", es decir, porque tiene espíritu y por lo tanto puede tener dominio y señorear sobre ellos.

La creación de la mujer es para que sea un complemento, como una ayuda semejante al hombre. Es creada de una costilla que Dios toma del hombre, es decir, que esa mujer no es creada del polvo, sino de la carne del propio hombre, por lo tanto tendrá también "hálito de vida". Esta creación es un antropomorfismo que nos indica la relación y atracción mutuas entre el hombre y la mujer. Queda instituída aquí la unión en matrimonio como monógamo e indisoluble.

El hombre y la mujer estaban en un estado de pureza espiritual, no eran conscientes de su desnudez y por eso no se avergonzaban, porque no tenían prejuicios.

El jardín llamado Edén creado por Dios para colocar allí al hombre, está rodeado por cuatro ríos que sirven para ubicarlo geográficamente. El Tigris y el Éufrates se conocen y ubican fácilmente en la Mesopotamia, en la zona de los actuales territorios de Irán e Irak. Se nos dice que esta zona es muy rica ya que en ella hay metales, como el oro, y piedras preciosas.

La ubicación del Edén a través de los ríos tiene una finalidad didáctica y sirve para remarcar la veracidad ya que ubica a quienes oían esto en lugares conocidos y cercanos a ellos.

Proceso de creación del segundo relato:

Se dan por ya creados el cielo yla tierra. Al tiempo, Dios crea al hombre del polvo de la tierra, insuflándole en su nariz un aliento de vida.


Luego crea los árboles frutales, especialmente destacados son el "arbol de la vida" y el "árbol de la ciencia del bien y del mal", plantados en el Jardín del Edén.

Este jardín tiene una ubicación geográfica precisa ya que está rodeado de cuatro ríos, Pisón, Guijón, Tigris y Éufrates (estos dos últimos son geográficamente conocidos).

Luego crea los animales domésticos, aves y campestres.

Finalmente, de la costilla de Adán, crea a la mujer, a la que llama "varona" porque del varón fue tomada.



Capítulo 3: Tentación, caída, Protoevangelio.

La serpiente era considerada en el folklore popular como un animal maligno, astuto y traidor por excelencia. En muchos pueblos antiguos era objeto de culto como diosa de la fecundidad. El autor, para apartar a Israel de esta aberrración, la escoge aquí como figura de un ser inteligente y malhechor, enemigo de Dios y del hombre, y que la revelación posterior (cuando es castigada a arrastrarse de por vida), y la tradición cristiana han identificado con el demonio. La acción de la serpiente es una clara personificación (figura que consiste en atribuir a las cosas inanimadas o abstractas, o al ser irracional, vida, acciones o cualidades propias del ser racional), en este caso se le atribuye a la serpiente, habla e inteligencia.

Se nos narra el proceso de la tentación con un conocimiento de la psicología humana verdaderamente admirable, a través de los siguientes pasos:

A) Por parte de la serpiente,
exagera la prohibición de Dios "... de todos los árboles del jardín...", tratando de despertar el orgullo humano.
Hace desear el conocimiento de una ciencia superior "... se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses...", poniendo en tela de juicio la rectitud de la intención divina: "¡No, no moriréis!"
Con ello tiende a destruir la confianza en Dios y el temor a sus amenazas, y así el objeto prohibido ejerce libremente su seducción.
B) Por parte de la mujer,
da oídos a la tentación, pues se detiene a explicar y a aclarar la situación a la serpiente.
Va perdiendo seguridad: "Vio entretanto la mujer que el árbol era apetitoso para comer..."
Y, en la misma proporción, a medida que va considerando al objeto prohibido lo va deseando más: "... agradable a la vista"
Se siente plenamente atraído por él, pues lo cree la llave de la felicidad: "... y deseable para adquirir sabiduría, lo que se corresponde con las palabras tentadoras de la serpiente "seréis como dioses, conocedores del bien y del mal".
La tentación se extiende al hombre que también come del fruto (la serpiente tienta a la mujer, y la mujer al hombre).

En la contemplación del árbol por parte de la mujer, tenemos imágenes gustativas y visuales.

Al pecar se realizan las promesas de la serpiente pero de muy distinto modo de como ellos esperaban, ya que se cumple que adquieren sabiduría, pero ésta, lejos de hacerlos sentir como dioses, los hacen avergonzarse de sí mismos, de su propia desnudez, de lo que hasta ahora no eran conscientes, ya que no tenían prejuicios y vivían en un estado de pureza espiritual.

"Oyeron después los pasos de Yavé Dios ..." vemos otro antropomorfismo de la figura de Dios (nos da idea de que camina). Dios actúa aquí como un juez inquisidor, ya que pregunta acusando al hombre: "¿Dónde estás?, ¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo?, ¿No habrás comido del árbol del que te prohibí comer?".

El hombre dice haber sido tentado por su mujer y ésta lo reconoce diciendo haber sido engañada por la serpiente, pasándose la culpa y no aceptando responsabilidades.

Inmediatamente Dios emite sus sentencias, actuando como un verdadero juez con la serpiente, la mujer y el hombre (los culpables). En la pena impuesta a la serpiente hay que distinguir entre la expresión externa acomodada al animal-símbolo (serpiente = demonio) y el contenido que va directamente contra el demonio tentador: "Yo pongo enemistad entre tí y la mujer, entre tu linaje y el suyo". "Te arrastrarás sobre tu vientre...": la expresiva imagen está tomada de las características de la serpiente y de la espontánea aversión que hacia ella se siente (es un animal que produce una sensación extraña entre el desagrado y el miedo). Pero la hostilidad perpetua se establece entre la mujer y su linaje y entre el diablo y el suyo. Por la suerte futura de ambos contendientes la victoria final corresponderá al linaje de la mujer. Es la primera luz de la redención en medio de la tragedia humana. El autor bíblico no precisa cómo, en concreto, se realizará esta victoria, pero la revelación y tradición posteriores (el pacto entre Dios y Abraham y la esperanza en un Mesías redentor), irán concretando que el vencedor será un personaje individual, el Mesías, por medio de su muerte redentora (para los cristianos fue Jesucristo).

Al hombre y a la mujer los castiga imponiéndoles penas correlativas a su misión y naturaleza: la mujer, madre que parirá su hijos con dolor y será esposa dominada por su marido; y el hombre deberá trabajar para poder alimentarse. Ambos perderán además, como lo había anunciado al imponerles el precepto, la inmortalidad: "... ya que del polvo eres y en polvo te has de convertir..."

Dios había impuesto un precepto grave que afectaba al hombre en su ser esencial (moriría) de criatura dependiente de Dios. Le manda reconocer su ser y situación de creatura y no salirse de ella apeteciendo privilegios divinos (el precepto está formulado en la prohibición de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal). El hombre al transgredirlos (al comer del fruto prohibido) instigado por la serpiente, atenta contra la soberanía de Dios y reniega de su ser de criatura.

Es pues, un gravísimo pecado de orgullo por parte del hombre, sin que se nos diga en qué materia determinada se concretó el precepto, y por tanto, el pecado externo: "He ahí el hombre que ha llegado a ser como uno de nosotros..." (plural de majestad y plenitud, propio de la religión monoteísta).

El hombre y la mujer pecaron y los dos son expulsados del paraíso terrenal. La expulsión es necesaria además para impedir el acceso al árbol de la vida (pues cree Dios que también podrían osar comer de él, ahora que son mortales).

Los querubines y la espada flameante son imágenes tomadas del folklore babilónico y de las que se sirve el autor para expresar la idea de que la pérdida del paraíso fue irrevocable.

Ejemplo para el oral de IB

http://xmltwo.ibo.org/publications/DP/Group1/d_1_a1lan_tsm_1105_1a/MP3/example04_es.mp3

domingo, 8 de junio de 2014

RELIGIÓN HEBREA.- EVOLUCIÓN DE LA IDEA DE DIOS en el Antiguo Testamento.

Periodo pre-profético. Antes de Moisés los hebreos realizaban una serie de prácticas primitivas, algunas de las cuales perduraron aún después de Moisés. En cuanto a éste se lo considera el punto de partida de la evolución que terminará en el monoteísmo hebreo.

Las prácticas y creencias antes mencionadas son: 

Adoraban, temían y ofrecían sacrificios a espíritus que vivían en los lugares altos. El mismo Yavé parece haber sido uno de los espíritus y al principio sólo se manifiesta en alturas.

Practicaban el totemismo, que es la adoración de una especie animal.

Practicaban el fetichismo o sea la creencia en propiedades especiales de objetos o ídolos.

Tenían el concepto de tabú. No se podía pronunciar el nombre de Dios, se le llamaba Señor. No se podía tocar el Arca de la Alianza sin caer muerto.

El sacerdocio hebreo debió luchar contra las prácticas mágicas.

Culto de los muertos. Los sacerdotes tuvieron que luchar contra este culto porque estaba muy arraigado.

No admitieron la supervivencia del alma hasta una época tardía. Sólo en el siglo II a. C. Se aceptará la resurrección de los muertos o la inmortalidad después de un juicio final.

CARACTERES DEL DIOS PRE-PROFÉTICO:

Nacionalismo religioso.- Yavé es el Dios de Israel. El pacto entre Yavé y Abraham primero, y luego ratificado en el Monte Sinaí con Moisés, así lo expresan. (Génesis, capítulo XV y Libro del Éxodo respectivamente).

Monolatría.- No niegan la existencia de otros dioses pero sólo adoran a Yavé. 

Es un dios terrible, temible, no amable.

Es un dios de los ejércitos. Los induce a luchar. Tiene fallas morales, es capaz de cólera, injusticia, de olvidar su pacto, de venganzas.

Vive en la tierra: en el Sinaí, en el Horeb (montes), pero siempre en la tierra. 


Periodo de los profetas. Periodo profético.Continúan el proceso formativo de la religión hebrea en el periodo comprendido entre los siglos VII y V a. C. 

El término profeta equivale a hombre poseído, inspirado por la divinidad. El profeta no siempre anticipa lo que va a suceder.

Los primeros profetas adhieren todavía al nacionalismo religioso y a la monolatría. En los profetas del siglo séptimo aparece con mayor claridad el monoteísmo fundamentado en las siguientes ideas:

Yavé no es una imagen, no ha sido fabricado. Los demás dioses son imágenes hechas de materiales terrestres, obra de las manos de los hombres. Yavé es un ser espiritual y trascendente. Esto se relaciona con la prohibición de hacer imágenes de la divinidad.

Yavé es el único Dios porque es el único que tiene poder creador. Ha creado el mundo. Es universal.

Yavé hace la historia como una forma de hacer justicia.

Al monoteísmo se unen los conceptos de espiritualidad, omnipotencia, universalidad, justicia, y poder creador. Así se produce la transformación de un dios de cólera que exigía sacrificios en un dios de justicia y amor que rige el mundo entero.


Periodo legalista. Se extiende del siglo IV al II a. C. , es decir sigue a la declinación del profetismo. En este periodo se ubacan algunos de los libros literariamente más hermosos del Antiguo Testamento como por ejemplo: Job, Ruth, Cantar de los Cantares.

En líneas generales se mantienen las características del periodo anterior a las que se agregan: 

la veneración, la exaltación, la preponderancia de la Ley, lo que le da el nombre al periodo. La exagerada devoción a la Ley derivó en un acatamiento exageradamente formal, actitud contra la cual luchará el Cristianismo siglos después.

la importancia que cobra el hombre. En este periodo se reflexiona acerca de su naturaleza, del lugar que ocupa en el mundo,etc.

El Mesianismo. La esperanza de un Mesías, de un Salvador que traerá consigo la justicia al mundo.

Por lo tanto, en este periodo la idea de Dios se caracteriza por:

superar toda limitación moral, física y temporal, 

se lo concibe como un Dios universal, Dios de los vivos y muertos.


Jesús durante su prédica al pueblo.

LA IDEA DE DIOS CON EL ADVENIMIENTO DE JESÚS. Nuevo Testamento.


El Nuevo Testamento repite y amplía el Antiguo. Repite porque toda la Biblia tiene un solo espíritu y amplía porque profundiza la palabra de Dios.

La religión nacional con Jesucristo se hará universal. El Nuevo Testamento promete la salvación universal. El Salvador será un salvador personal, pero la salvación será un privilegio colectivo. Nadie se salva solo.

Jesús se dice hijo de Dios. El Dios se vuelve carne para vivir entre los hombres (idea de la encarnación).

Dios es único y trascendente. Dios busca al hombre. Lo perfecto desciende a lo imperfecto para elevarlo por medio del amor. Jesús, que ama al Padre y es amado por el Padre, pretende servir de ejemplo. En él se dará la muerte y la resurrección. Por eso se presenta como el Mesías. Los hebreos esperaban un salvador material, triunfante, un soldado fuerte y se encuentran con un ser débil que pregona la mansedumbre. Aquí se palntea nuevamente el problema del libre albedrío. El enviado de Dios sólo puede ser reconocido por la fe y ésta no es jamás impuesta, es optativa.

A este Dios vivo se lo conoce a través de la experiencia. Se necesita de inteligencia pero también de fe. San Agustín decía: “Creo para entender”. La fe es un acto de confianza sometida a duras pruebas. El cristiano no escapará al dolor, pero sí tendrá la confianza de que Dios lo salvará. Hay dos grandes tensiones en la vida del cristiano: ser perfecto en la tierra como lo es la divinidad y aceptar que el reino divino no es de este mundo.

El Cristianismo propone un código moral nuevo respecto a muchos de los principios vertidos en el Antiguo Testamento.

El temor a Dios, idea que ya está en el Libro de la Sabiduría, sería el miedo a salirse del mensaje divino, posibilidad dada por la libertad que se tiene. Por eso la vida del cristiano es una aventura.


Jesús en el Vía Crucis ("Camino de la Cruz").


NUEVO TESTAMENTO. EVANGELIO.

“Evangelio” es una palabra de origen griego; es una vos compuesta de “eu” (bueno o buena) y “aggelos” (mensaje) con la significación de “buen mensaje” o “buena nueva”.En un primer momento, la voz “evangelio” designó el “mensaje del Reino de Dios o Reino de los Cielos”, y fue transmitida oralmente por Jesús. La misión que dio a sus discípulos incluía la de transmitir este mensaje. Pero en la prédica oral de los apóstoles el mensaje se amplió en el sentido de anunciar la llegada del Mesías. Así la “buena nueva” no sólo contuvo la proximidad temporal del Reino, sino la aparición del Mesías. Cuando todo este material de la prédica oral de los apóstoles fue fijada por la escritura, a los escritos se les llamó “Evangelio”, en singular, o sea, la “buena nueva”, o “buen mensaje”; pero en estos textos se había recogido, no sólo la palabra, sino los hechos de Jesús, constituyendo una biografía del Mesías.

VERSIONES DEL EVANGELIO: se conservan de él cuatro versiones llamadas “canónicas”, es decir, aceptadas por la Iglesia como palabra de Dios. En el Nuevo Testamento aparecen incluidas en el orden siguiente: 1. según San Mateo, 2. según San Marcos, 3. según San Lucas y 4. según San Juan.

FECHAS DE COMPOSICIÓN DE LAS VERSIONES: todos los testimonios antiguos aseguran que el primer texto escrito del Evangelio fue el de Mateo, en su versión hebrea (el Mateo arameo) antes del año 62 después de Cristo, y que su traducción al griego sería anterior al año 70. La crítica no católica cree que la versión de Marcos fue la primera en escribirse y que éste fue empleado como fuente de Mateo y de Lucas. Los textos de los Evangelios son 1- didácticos; 2- dogmáticos, transmiten el dogma; y 3- proselitistas, van a tratar de convencer sobre esa nueva religión. El Evangelio de Lucas tiene como fecha probable de composición el año 63 pudiendo abarcar hasta el año 70. La versión de San Juan sería de fines del siglo I después de Cristo, entre los años 95 y 98, en la vejez del apóstol.

LA LENGUA DE LAS VERSIONES: para su prédica Jesús empleó la lengua corriente de su época, el arameo, no el hebreo clásico, sin que se descarte que pudiera haberlo hecho en el griego difundido por el Mediterráneo, la lengua llamada “koiné”. La misma lengua debieron emplear los apóstoles para su catequesis oral y este arameo fue el empleado por Mateo para su versión escrita. 

EVANGELIO DE SAN LUCAS.

Lucas nació en Antioquía de Siria. No procede así del judaísmo sino de la gentilidad. Él mismo expresa que no fue discípulo de Jesús sino del apóstol Pablo a quien acompañó en sus viajes. Se sabe que era médico y que habría sido pintor.

Fuentes para su obra: el propio auto informa, en la dedicatoria, acerca de las fuentes, del destinatario y de la finalidad de su obra. Lucas emplea dos tipos de fuentes: tradiciones orales y textos o documentos, investigando a fondo en ellas para asegurarse de su veracidad. Dichas fuentes son: Evangelio de Marcos, de Mateo, los apóstoles, los parientes de Jesús y los discípulos en general. Se supone también un importante contacto con Juan.

Género de este evangelio: la recurrencia a las fuentes mencionadas, la actitud exigente y selectiva frente a ellas y la organización interna de esta obra son pruebas importantes de su carácter histórico.

Destinatario: Lucas dedica sus dos obras a quien se dirige en una dedicatoria con un vocativo: “al excelentísimo Teófilo”. Se discute si este nombre designa a un personaje real o si encubre, simbólicamente, a las comunidades cristianas oriundas de la gentilidad. Pero la posición más aceptada es la de que se trata de un hombre real, que siendo rico y piadoso, podía ser el intermediario adecuado para difundir la obra de Lucas.

Tema: según la misma dedicatoria, está constituido por “los hechos acontecidos entre nosotros”. Es el tema entonces, la “buena nueva” ya relatada por Mateo y Marcos pero complementada con gran acopio de datos exclusivos de Lucas.

Finalidad: también se anuncia en la dedicatoria: “para que reconozcas la solidez de las enseñanzas que recibiste”. La finalidad es así, confirmar las creencias de los primeros cristianos.



Imagen sobre la "Parábola del hijo pródigo"