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jueves, 2 de junio de 2016

El Boom Latinoamericano

¿Qué es el Boom Latinoamericano?

El Boom Latinoamericano fue un fenómeno surgido entre 1960 y 1970. No es una escuela ni un movimiento, sino el nombre con el que se conoció más que nada comercialmente a un grupo de escritores latinoamericanos que por esa época empezaban a causar sensación.

Contexto histórico del Boom

El Boom nace en un contexto histórico complejo, en un continente donde los gobiernos dictatoriales dominaban toda la región. Con el triunfo de la Revolución Cubana y el consecuente repliegue del imperialismo estadounidense, los escritores entrevén la posibilidad de trasladar ese triunfo revolucionario también al arte, creando su propia identidad literaria, una literatura latinoamericana. De este modo nace el género literario que adoptarán los escritores del “Boom”: el Realismo Mágico. El Realismo Mágico tiene como ingrediente principal la inclusión de vetas fantásticas, mágicas o sobrenaturales dentro de la realidad.
Boom Latinoamericano
La editorial América Latina, dirigida por Carlos Barral, tuvo un papel importante en el Boom. La Habana, Ciudad de México, Buenos Aires, Montevideo, Asunción o Santiago publicaron y distribuyeron las principales obras transformándose en ciudades monitoras de una revolución cultural.

Características del Boom Latinoamericano

  • No era un movimiento ni un tipo de escuela sino un lanzamiento editorial para comercializar los libros alrededor del mundo.
  • Los escritores del Boom fueron quienes difundieron el género conocido como Realismo Mágico.
  • A través de sus escritos expresaban las distintas realidades de sus países, combinadas con toques de fantasía.
  • Escritores comprometidos, generalmente muy políticos.
  • Trataban recurrentemente temas como la degradada vida de los aborígenes originarios, el poder y el abuso desmedido de las oligarquías, la represión y el miedo interpuesto por las dictaduras, pero en realidad abarcaban un espectro muy amplio de temáticas.
  • Experimentaron mezclando diversas técnicas narrativas: circularidad (recurso que consiste en escribir el final con las mismas palabras del comienzo), constantes idas y vueltas en el tiempo (tiempo no-lineal), monólogos interiores, eliminación parcial o total de signos de puntuación, polifonía (incluir varias voces entremezcladas, o separadas pero de manera recurrente), etc.

Principales escritores del Boom Latinoamericano

Entre los más representativos figuran Julio Cortázar en Argentina, en Brasil Jorge Amado, en México Carlos Fuentes y Juan Rulfo, en Colombia Gabriel García Márquez, en Paraguay Augusto Roa Bastos, en Cuba Guillermo Cabrera Infante, en Guatemala Miguel Ángel Asturias y en Perú Mario Vargas Llosa, entre otros.

Algunas de las obras fundamentales del Boom

  • Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
  • La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa
  • Rayuela, de Julio Cortázar
  • La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes
  • Pedro Páramo, de Juan Rulfo
  • Doña Flor y sus dos maridos, de Jorge Amado
Para obtener más información acerca del Boom, te recomendamos leer nuestro artículo sobre el Realismo Mágico.

Análisis crítico social de la obra "Del amor y otros demonios"

ANÁLISIS CRÍTICO SOCIAL DE LA OBRA DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Sierva María: la voz de la protesta, la voz de la inocencia
Gabriel García Márquez es uno de los grandes novelistas del siglo XX, renovador de la literatura en español y figura clave en el auge del llamado realismo mágico. Es también el máximo representante del Boom Latinoamericano. Su importancia como narrador se vio reconocida a nivel mundial en 1982, año en el que le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura por novela más reconocida internacionalmente es “Cien años de soledad”. En esta ocasión es nuestro interés la lectura profunda de otra notable obra del nobel, Del amor y otros demonios publicada en 1994.
La novela relata la historia de Sierva María de todos los Ángeles, quien ha sufrido grandes calvarios a lo largo de su corta vida. En este proceso narrativo se van describiendo diversos paisajes de Cartagena-Colombia de la época colonial con sus problemas sociales, culturales, religiosos, etc. Despues de que la mordiese un perro en el mercado contagiado con rabia, se comienza a creer que la niña había contraído dicha enfermedad, y luego, al recuperarse, el obispo de la Diócesis se convence de que la pequeña Sierva María está poseída, de esta forma es llevada a un convento por su padre, el marqués de Casalduero, donde es tratada de forma inhumana. En ese lugar conoce y se enamora de Cayetano Delaura, el cura que en teoría tenía que exorcizarla. El amor es mutuo, Cayetano también se halla perdidamente enamorado de Sierva María; pero al enterarse sus superiores de esta situación, el sacerdote es transferido a un leprosario y a Sierva María la someten a diversas torturas para sacar el supuesto “demonio”, situación que deriva en la trágica muerte de la niña, aunque en el libro se menciona que “murió de amor”.
Tema
En esta obra, García Márquez incorpora y mezcla elementos irracionales, creencias populares y modos de pensar típicos de las culturas tradicionales (la colono-española y la africana). En el caso de la cultura africana representado en Dominga de Adviento como una nuevo tipo de generación que combina las fe Católica y la de la cultura Yoruba, dando así como resultado el sincretismo religioso africano o también llamada satería:
“Dominga de Adviento, una negra de ley que gobernó la casa con puño de fierro hasta la víspera de su muerte, era el enlace entre aquellos dos mundos. Alta y ósea, de una inteligencia casi clarividente, era ella quien había criado a Sierva María. Se había hecho católica sin renunciar a su fe yoruba, y practicaba ambas a la vez, sin orden ni concierto. Su alma estaba en sana paz, decía, porque lo que le faltaba en una lo encontraba en la otra. Era también el único ser humano que tenía autoridad para mediar entre el marqués y su esposa, y ambos la complacían” (García, 1994: p. 18-19).
Por el lado de las tradiciones y métodos empleados por de la Iglesia Católica, que combina una mezcla de rituales que incluye la repetición continua de rezos y órdenes de expulsión, y el uso de objetos que pueden repeler al ente, en este caso un demonio, con  crucifijos, agua bendita, reliquias, entre otros, que no es más que la adaptación de procedimientos practicados por religiones paganas, junto con ceremonias realizadas por los romanos antes de convertirse al cristianismo, es decir no es fiel copia de las tradiciones judeocristianas de la antiguedad. “De regreso a la celda le aplicaron una lavativa de agua bendita, que era el método francés para expulsar los que pudieran quedar en sus entrañas” (García, 1994: p. 197).
El tema principal de la novela es la discriminación e intolerancia de la Iglesia Católica, durante la época de la colonia, donde era muy común el tráfico de esclavos africanos:
“Tenían instrucciones de no pasar del Portal de los Mercaderes, pero la criada se aventuró hasta el puente levadizo del arrabal de Getsemaní, atraída por la bulla del puerto negrero, donde estaban rematando un cargamento de esclavos de Guinea. El barco de la Compañía Gaditana de Negros era esperado con alarma desde hacía una semana, por haber sufrido a bordo una mortandad inexplicable” (García, 1994: p. 13)
Además, la Sagrada Congregación del Santo Oficio se dedicada a la supresión de la herejía, a los que muchas veces castigaban con la pena de muerte, ya que debido a la firmeza de sus preceptos no toleraba que ninguna otra cultura contradijera o cuestionara su autoridad: Entre eso y las hechicerías de los negros no hay mucha diferencia, dijo. Y peor aún, porque los negros no pasan de sacrificar gallos a sus dioses, mientras que el Santo Oficio se complace descuartizando inocentes en el potro o asándolos vivos en espectáculo público”. (García, 1994: p. 98).
Otro de los temas presentes en Del Amor y Otros Demonios es la idea o creencia de considerar cualquier comportamiento “anormal” o diferente como posesión demoniaca subrayando el irrespeto a la otredad como un individuo diferente, que no forma parte de la comunidad propia. La otredad no implica que el Otro deba ser discriminado o estigmatizado; por el contrario, las diferencias que se advierten al calificar al prójimo como un Otro constituyen una riqueza social y pueden ayudar al crecimiento de las personas, algo que realmente la Iglesia como institución no valoraba:
“«Sin embargo», dijo Delaura, «creo que lo que nos parece demoníaco son las costumbres de los negros, que la niña ha aprendido por el abandono en que la tuvieron sus padres».
« ¡Cuidado!», lo alertó el obispo.
«El Enemigo se vale mejor de nuestra inteligencia que de nuestros yerros».
«Pues el mejor regalo para él sería que exorcizáramos una criatura sana», dijo Delaura.
El obispo se encrespó.
«¿Debo entender que estás en rebeldía?»
«Debe entender que mantengo mis dudas, padre mío», dijo Delaura.
«Pero obedezco con toda humildad».” (García, 1994: p. 124)
La sociedad de la época se regía por los mandatos de la Iglesia, quien tildaba de herejes a todo el que tuviera un modo de pensar diferente a ésta, como es el caso del médico Abrenuncio, a quien por tener concepciones ideológicas distintas a las de la Iglesia llamaban hereje:
“« ¿Qué sabemos de Abrenuncio?», le preguntó el obispo.
El padre Delaura no tuvo que pensarlo. […] De acuerdo con los expedientes del Santo Oficio era un judío portugués expulsado de la península y amparado aquí por un gobernador agradecido, al que le curó una potra de dos libras con las aguas depurativas de Turbaco. Habló de sus recetas mágicas, de la soberbia con que vaticinaba la muerte, de su presumible pederastia, de sus lecturas libertinas, de su vida sin Dios. Sin embargo, el único cargo concreto que le habían hecho era el de resucitar a un sastrecillo remendón de Getsemaní. Se consiguieron testimonios serios de que estaba ya amortajado y en el ataúd cuando Abrenuncio le ordenó levantarse. Por fortuna, el mismo resucitado afirmó ante el tribunal del Santo Oficio que en ningún momento había perdido la conciencia. «Lo salvó de la hoguera», dijo Delaura. Por último, evocó el incidente del caballo muerto en el cerro de San Lázaro y sepultado en tierra sagrada. (García, 1994: p. 77)
O el caso de las costumbres africanas de Sierva María, creencias autóctonas de esa cultura, en especial de la yoruba, pero que la iglesia no toleraba y las prohibía.
“Sierva María cantaba sentada en un banquillo, con la cabellera extendida por los suelos, en medio de la servidumbre hechizada. Tan pronto como vio a la abadesa dejó de cantar. La abadesa levantó el crucifijo que llevaba colgado del cuello.
«Ave María Purísima», dijo. «Sin pecado concebida», dijeron todos.
La abadesa blandió el crucifijo como un arma de guerra contra Sierva María. « Vade retro», gritó. Los criados retrocedieron y dejaron a la niña sola en su espacio, con la vista fija y en guardia. «Engendro de Satanás», gritó la abadesa. «Te has hecho invisible para confundirnos».” (García, 1994: p. 97)
Narrador
Indiscutiblemente, el narrador de la historia es el reportero del diario, quien al final del prólogo lo corrobora firmando con el nombre de Gabriel García Maquez:
“El 26 de octubre de 1949 no fue un día de grandes noticias. El maestro Clemente Manuel Zabala, jefe de redacción del diario donde hacía mis primeras letras de reportero, terminó la reunión de la mañana con dos o tres sugerencias de rutina. No encomendó una tarea concreta a ningún redactor. Minutos después se enteró, por teléfono de .que estaban vaciando las criptas funerarias del antiguo convento de Santa Clara, y me ordenó sin ilusiones: «Date una vuelta por allá a ver qué se te ocurre».” (García, 1994: p. 9)
Es una historia que, virtualmente, se sustenta en un acontecimiento real (así se hace creer en el prólogo de la obra). El narrador (que se instaura narrativamente en la función de escritor) describe su asombro de aquel tiempo y recuerda que al maestro de la obra le pareció un hecho normal, pues éste explicó que el cabello de los muertos puede llegar a crecer hasta un centímetro al mes.
“Extendida en el suelo, la cabellera espléndida medía veintidós metros con once centímetros. El maestro de obra me explicó sin asombro que el cabello humano crecía un centímetro por mes hasta después de la muerte, y veintidós metros le parecieron un buen promedio para doscientos años. A mí, en cambio, no me pareció tan trivial, porque mi abuela me contaba de niño la leyenda de una marquesita de doce años cuya cabellera le arrastraba como una cola de novia, que había muerto del ¡mal de rabia por el mordisco de un perro, y era venerada en los pueblos del Caribe por sus muchos milagros. La idea de que esa tumba pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel día, y el origen de este libro.” (Gracia, 1994: p. 11)
De este modo el narrador apoya, en cierto modo, la posición de los voceros de la hibridez y de los acontecimientos “inverosímiles” que se desarrollaron durante ese periodo de la historia de Cartagena. De alguna manera el narrador hace parte de ese grupo de personas intelectuales que levantan su voz en contra de la ignorancia y soberbia no solo de la Iglesia Católica, sino también de aquellas personas que no entienden que las diferencias no siempre tienen que ser malas o desestabilizantes para la sociedad, y eso lo hace a través de las voces de los personajes como Sierva María (la menos educada) y el médico Abrenuncio (el más estudiado), quienes alzan su voz, sin temor alguno, contra este tipo practicas inhumanas, racistas y medievalistas.
En cuanto a la técnica narrativa, encontramos que la historia es contada en tercera persona, por un narrador omnisciente, que focaliza en ocasiones en la mente de los personajes. El relato está estructurado por el narrador y varios personajes quienes establecen algunos diálogos en los diferentes capítulos de la obra.
La historia se cuenta cronológicamente en cinco capítulos en los cuales se cuenta con más intensidad de un tema o historia, algunos de los cuales están en retrospectiva, remontándose al pasado, para que al mismo tiempo que el narrador cuenta la historia de Sierva María sepamos la historia de la familia, del obispo, la abadesa, el médico, de Cayetano Delaura y de otros personajes.
Por ejemplo, el narrador no presenta en Cayetano la imagen de un santo, sino la de un hombre como cualquier otro, con sus pasiones y sus caídas. Hace ver que los entregados a la vida religiosa tienen también imperfecciones, y de vez en cuando, caen, porque también son pecadores. Éste era el caso de Delaura, quien le confeso al obispo de Cáceres lo que estaba sintiendo por Sierva María.
“Abrió la maletita de Sierva María y puso las cosas una por una sobre la mesa. Las conoció, las olió con un deseo ávido del cuerpo, las amó, y habló con ellas en hexámetros obscenos, hasta que no pudo más. Entonces se desnudó el torso, sacó de la gaveta del mesón de trabajo la disciplina de hierro que nunca se había atrevido a tocar, y empezó a flagelarse con un odio insaciable que no había de darle tregua hasta extirpar en sus entrañas hasta el último vestigio de Sierva María. El obispo, que había quedado pendiente de él, lo encontró revolcándose en un lodazal de sangre y de lágrimas. «Es el demonio, padre mío», le dijo Delaura. «El más terrible de todos».” (García, 1994: p. 159)
Así mismo, presenta al obispo de Cáceres y Virtudes como un hombre enfermo, quien no puede con su propio cuerpo, sólo con la intención de fustigar el estado decadente que tenía la iglesia Católica en cuanto al poder y reconocimiento de institución única y legítima de cuestionar la moral, la cultura y creencia de la gente.
“El obispo había asumido su ministerio cuando ya el marqués se hallaba retirado de la vida pública, y apenas si se habían visto. Además, era un hombre condenado por su mala salud, con un cuerpo estentóreo que le impedía valerse de sí mismo, y corroído por un asma maligna que ponía a prueba sus creencias. No había estado en numerosas efemérides públicas en que su falta era inconcebible, y en las pocas a que concurría guardaba una distancia que lo iba convirtiendo poco a poco en un ser irreal.” (García, 1994: p. 72)
El narrador se introduce en la mente de los personajes presentando lo complejo de sus personalidades. Incorpora elementos fantásticos en sueños y alucinaciones; las creencias y modos de pensar de las culturas africanas están muy presentes en el libro e influyen mucho en el desarrollo de la historia, todo esto en aras de mostrar que estas costumbres no son dañinas, sino que son diferentes:
Recuperó su mundo al instante. Ayudó a degollar un chivo que se resistía a morir. Le sacó los ojos y le cortó las criadillas, que eran las partes que más le gustaban. Jugó al diábolo con los adultos en la cocina y con los niños del patio, y les ganó a todos. Cantó en yoruba, en congo y en mandinga, y aun los que no entendían la escucharon absortos. Al almuerzo se comió un plato con las criadillas y los ojos del chivo, guisados en manteca de cerdo y sazonados con especias ardientes”.  (García, 1p. 88-89).
El narrador utiliza un lenguaje culto, con extranjerismos y arcaísmos muy de la época, lo que deja inferir que la persona que narra el relato es estudiada y conocedora no sólo de historia de la época a la que hace alusión, sino también del latín y de la obra de Garcilazo de la Vega y otros escritores, teóricos y filósofos que se citan en la obra, lo que proporciona confianza al lector, ya que demuestra un acervo cultural que lo dota de credibilidad:
“Benedictus qui venit in nomine veritatis” (Garcia, 1994:p. 27); “anagallis flore purpureo” (García, 1994: p. 30); “Cessatio a Divinis” (García, 1994: p. 89, 165); “Vade retro” (García, 1994: p. 92); “Bien puedes hacer esto con quien pueda sufrirlo” (García, 1994: p. 118); “Por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir y por vos muero” (García, 1994: p. 119); “Oh dulces prendas por mí mal halladas” (García, 1994: p. 168); “Cuando me paro a contemplar mi estado ya ver los pasos por do me has traído” (García, 1994: p. 170); “Yo acabaré, que me entregué sin arte a quien sabrá perderme y acabarme” (García, 1994: p. 170); “En fin a vuestras manos he venido” (García, 1994: p. 171); “Do sé que he de morir” (García, 1994: p. 171); “Para que sólo en mí fuese probado cuánto corta una espada en un rendido” (García, 1994: p. 171); “Bastan las que por vos tengo lloradas”  (García, 1994: p. 176)
El narrador emplea palabras adecuadas en cada momento hace que las descripciones sean de la máxima claridad con pocos adjetivos “su modo de ser era tan sigiloso que parecía una criatura invisible” (García, 1994: p. 20). No necesita demasiados sinónimos para que la oración sea clara, además todo queda tan entendido que el autor deja ver notablemente su propósito para con la obra.
Sistema de personajes
Sierva María de Todos los Ángeles, es una niña de doce años, de apariencia delicada y frágil, tímida, de piel lívida, de ojos de un azul taciturno, de una cabellera semejante al cobre y excesivamente larga, de pasos sigilosos, de mirada penetrante, de movimientos impredecibles, de apariencia angelical pero demoniaca a la vez, misteriosa, embustera  y algo manipuladora.
las evidencias de su buena salud estaban a la vista, pues a pesar de su aire desvalido tenía un cuerpo armonioso, cubierto de un vello dorado, casi invisible, y con los primeros retoños de una floración feliz. Tenía los dientes perfectos, los ojos clarividentes, los pies reposados, las manos sabias, y cada hebra de su cabello era el preludio de una larga vida. Contesto de buen ánimo y con mucho dominio el interrogatorio insidioso, y había que conocerla demasiado para descubrir que ninguna respuesta era verdad. Sólo se puso tensa cuando el médico encontró la cicatriz ínfima en el tobillo. La astucia de Abrenuncio le salió adelante: “¿te caíste?”- La niña afirmo sin pestañar: “del columpio” (p. 30)
La vida de Sierva María, está sujeta desde mucho antes de su nacimiento en la mentira, en la intriga y en la maldad. Es un ser desventurado, cuya razón de vida fue producto del interés económico  por parte de su madre y su abuelo materno, quienes planearon seducir al marqués de Casualdero y señor del Darién de 64 años de edad, para lograr amarrarlo con “un hijo” y así este tener que casarse con Bernarda de Cabrera, una mulata esbelta, pícara, ambiciosa,  manipuladora y de pocos sentimientos. Quien planeó minuciosamente quedar embarazada para así convertirse en la esposa del marqués y una vez casada planeaba junto con su padre asesinar  al pusilánime de  su esposo.
Con tan mala suerte que él bebé a quien habría de traer al mundo era una niña sietemesina escuálida y enferma a quien la consagrarían a una deidad Yoruba (Olokún) para ganar el favor de ese dios y permitiera que la niña viviera, pues el cordón umbilical se había aferrado a su cuello y era muy probable que al entrar la madre en proceso de parto, la estrangulara el cordón umbilical.
una mañana de lluvias tardías, bajo el signo de sagitario, nació sietemesina y mal Sierva María de Todos los Ángeles. Parecía un renacuajo descolorido, y el cordón umbilical enrollado en el cuello estaba a punto de estrangularla.
“Es hembra”, dijo la comadrona. “pero no vivirá”.
Fue entonces cuando Dominga de Adviento prometió a sus santos que si le concedía la gracia de vivir, la niña no se cortaría el cabello hasta la noche de bodas. No bien lo había prometido cuando la niña rompió a llorar. Dominga de Adviento, jubilosa, cantó: “será santa!” (García, 1994: p. 40)
Sierva María no era amada por sus padres, ninguno de los dos se había percatado de la existencia de la niña, ella era un cero a la izquierda en la vida de sus progenitores, solo en el traspatio de la casa la  niña era completamente feliz, había aprendido la lengua, las tradiciones y las costumbres de los negros, ella era una negra más, allí en el lugar de los negros era completamente libre y feliz, sólo Dominga de Adviento le había dado ese amor fraternal que sus padres se había negado a ofrecerle, iniciándola y cuidándola según sus creencias religiosas, la niña creció en un ambiente negro, que tiempo después sería su cruz y su maldición.
Haber crecido en medio de una comunidad negra y haber aprendido, de ellos sus mañas y sus lenguas, sería el detonante que la condenaría a la muerte por de medio de las interminables secciones de exorcismos: traspuesta en el patio de los esclavos Sierva María aprendió a bailar desde antes de hablar, aprendió tres lenguas africanas al mismo tiempo, a beber sangre de gallo en ayunas y a deslizarse por entre los cristianos sin ser vista ni sentida, como un ser inmaterial.” (García, 1994: p. 40)
La mordedura del perro en el tobillo de Sierva María, es una excusa del narrador para propiciar un encuentro de culturas y creencias africanas y católicas en una sociedad donde, todo aquello que era anormal o producido por fenómenos naturales inexplicables para el ojo humano, era producto del demonio, aquello cuya causalidad una mente finita no podía explicar era satanizado y era sinónimo de fuerzas espirituales inconversos a la fe católica, de manera que todos aquellos ajenos a la doctrina que imponía la iglesia católica, era llegados a la orca, eran acusado por herejía y rebelión, eran expuesto ante la sociedad como brujas(os), eran quemados en la hoguera y demás castigos que imponía la iglesia católica.
Sierva María, era la representación más fiel de una persona inconversa en una sociedad católica, pues ella, adoraba a otros dioses, habla lenguas africanas, que la iglesia consideraba lenguas del diablo, entonaba canciones con un timbre voz angelical, pero una lengua desconocida, la cual generaba pavor dentro del convento, como si fuera poco sus muchos collares de le daban una apariencia tenebrosa y su comportamiento sombrío hacía creer que cavilaba con espíritus del más allá, para terminar de completar su apariencia infernal ante los ojos de la iglesia católica, su aureola emanaba un olor encebollado.
No era para menos que el poder eclesiástico sintiera una amenaza latente con Sierva María por ahí suelta, era obvio que estando la niña sin “Dios y sin ley”, era un peligro para la iglesia y la fe católica, una rebelión a nivel local representaría el fin del poder eclesiástico en Cartagena. Aceptar la diversidad cultural y religiosa era para la iglesia católica perder autoridad y ceder parte de su gobierno a otras creencias, es por esto que en aras de preservarse en el poder era inaceptable todo lo que se oponía a las creencias católicas, si algunos se salían de los lineamientos y parámetros que imponía la iglesia era acusados y condenados a muertes.
Todo cuanto se oponía a la iglesia era sacado del camino y muy a pesar de Sierva María, ella era la piedra de tropiezo para la iglesia. Había que eliminarla de tal forma que su comportamiento multiétnico no diera pie para una emancipación religiosa y por consiguiente  a la caída del poder eclesiástico.
Sierva María había permanecido en el anonimato hasta que la mordedura del perro rabioso, puso en evidencias sus costumbres y sus creencias religiosas, es entonces donde la iglesia enfoca su mirada en ella, una niña de belleza angelical pero de semblante demoniaco: “el obispo de la diócesis, don Toribio de Cáceres y Virtudes, alarmado con el escándalo público de los trastornos y desvaríos de Sierva María, le mando al marqués un recado sin precisiones de causa, de fecha o de hora, lo cual fue interpretado como un indicio de suma urgencia. El marques se sobrepuso a la incertidumbre y acudió el mismo día sin anunciarse”. (García, 1994: p. 49)
“había querido sobrellevar mi desgracia en silencio”, dijo el marqués.
“pues muy mal lo has logrado”, dijo el obispo. “es un secreto a gritos que tu pobre niña rueda por los suelos presa de convulsiones obscenas y ladrando en jerga de idólatras. ¿No son síntomas inequívocos de una posesión demoníaca?” 
El marqués estaba espantado.
“¿Qué quiere decir?”
“que entre las numerosas argucias del demonio es muy frecuente adoptar la apariencia de una enfermedad inmunda para introducirse en un cuerpo inocente”, dijo. “y una vez dentro no hay poder humano capaz de hacerlo salir”. El marqués explicó las vicisitudes médicas del mordisco del perro, pero el obispo encontró siempre una explicación a su favor”. (García, 1994: p. 53)
En la obra de Gabriel García Márquez, “Del amor y otros demonios”, podemos observar la presencia de personajes secundarios que cumple un papel mágico dentro de la novela, como es el caso de Dulce Olivia, una mujer con aparente trastornos metales al igual que don Ygnacio de Alfaro y Dueñas, ambos se enamoraron en su juventud, pero por diferencias de clases sociales su amor no fue pleno, ambos tomaron rumbos separados el marqués por su parte se vio obligado por su padre a casarse con una mujer a quien nunca amo, y Dulce Olivia, permaneció en el manicomio como siempre había sido.
Sin embargo, este personaje después de la muerte de Dominga de Adviento, asume el rol de la señora de la casa, todas las mañanas sin que nadie pudiera percibir su presencia entraba a la casa y la barría y lavaba los platos, de manera que nadie se explicaba cómo era que las cosas aparecían en su lugar y todo bien organizado. Tiempo después el marqués descubriría que Dulce Olivia, era quien hacia todas estas cosas, el encuentro  entre ambos retomo sus amores inocentes del pasado, pero ya con un trato rutinario como el de un viejo matrimonio. Dulce Olivia, es un personaje que se confunde con entre la fantasía y la realidad, quien aun después de su muerte, seguía apareciendo con un su ímpetu de señora la casa.
el marqués no supo nunca, ni lo supo nadie, en qué momento Dulce Olivia había dejado de ser ella, y sólo seguía siendo una aparición en las noches de la casa” (García, 1994: p. 135)
“arrebatado por una fuerza demente corrió en busca del marqués. Empujó el portón sin tocar y entró en la casa desierta, cuya luz de dentro era la misma de la calle, porque los muros de cal parecían transparentes por la claridad de la luna. La limpieza, el orden de los muebles, las flores de los canteros, toda era perfecto en la casa abandonada. El quejido de los goznes había alborotado a los mastines, pero Dulce Olivia los calló en seco con una orden marcial. Cayetano la vio en las sobras verdes del patio, hermosa y fosforescente. Con la túnica de marquesa y el cabello adornado de camelias vivas de olores frenéticos y alzo la mano con la cruz del índice y el pulgar.
“en el nombre de Dios: ¿Quién eres?”, preguntó.
“un ánima en pena” dijo ella. “¿y usted?” (García, 1994: p. 14)
Otro personaje secundario que aporta un aire mágico en la novela es el padre Tomás de Aquino de Narváez, quien es el párroco del barrio de los esclavos, además cuenta con un amplio repertorio de exorcismo y de almas que había logrado rescatar de las garras de satanás, el padre Tomas, era a persona indicada para mediar con los demonios de Sierva María, pues él era hijo de un blanco con una negra, producto de un sincretismo al igual que la niña, el padre Tomas, conocía muy bien las lenguas africanas y consideraba que Sierva María no era víctima de ninguna posición demoniaca, que por el contrario era una niña con costumbres negras a causa del abandono de sus padres, teoría que también compartía el padre Cayetano Delaura.
Pero la visión del padre Tomas de Aquino, causaba en la iglesia cierto incomodidad, hasta el punto que de una manera misteriosa el narrador nos dice que este aparece muerto, hecho que la iglesia no duda en achantar a la joven prisionera. Sin embargo esta muerte casi que inexplicable podría fácilmente atribuírsela al poder eclesiástico, que silenciaba a todos aquellos que pesaran en contra de los parámetros católicos. El padre Aquino era uno de esos tantos estorbos que la iglesia tenía que eliminar si quería permanecer en el poder y así mantener en la sumisión total al pueblo.
Aceptar la teoría del Tomas de Aquino, era reconocer un sincretismo y ceder autoridad, cosa que ellos, la iglesia no estaba dispuesta hacer, así tuvieran que matar y destituir miembros de su misma doctrina como fue el caso del padre Aquino y por supuesto el caso del padre Cayetano.
De regreso a la tierra había pedido la parroquia más humilde, se apasionó por las religiones y las lenguas africanas, y vivió como otro esclavo entre los esclavos. Nadie parecía mejor hecho para entenderse con Sierva María y enfrentarse con más razón a sus demonios.
Sierva María lo reconoció como un arcángel de salvación, y no se equivocó. En presencia de ella desarticuló los argumentos de las actas y le demostró a la abadesa que ninguno de ellos era terminante. Le enseño que los demonios de América eran los mismos de Europa, pero su advocación y su conducta eran distintas. Le explico  las cuatro reglas de uso para reconocer la posesión demoníaca y le hizo ver que fácil resultaba al demonio servirse de ellas para que se creyera lo contrario. Se despidió de Sierva María con un pellizco de cariño en la mejilla.
“duerme tranquila”, le dijo. “con peores enemigos me las he visto” (García, 1994: p. 129)
“a las cuatro de la mañana el sacristán que vivía, a una cuadra de la iglesia dio los rimeros toques para la misa única. Ante de las cinco, en vista de que el padre se demoraba, fue a buscarlo en su cuarto. No estaba. Tampoco lo encontró en el patio. Siguió buscándolo en los alrededores, porque a veces se iba a conversar desde muy temprano en los patios vecinos. No lo encontró. A los pocos feligreses que acudieron les anunció que no había misa porque no encontraba al párroco. A las ocho, ya con el sol caliente, la niña del servicio fue a sacar agua del aljibe, y allí estaba el padre Aquino, flotando bocarriba con las calzas que se, dejaba puesta para dormir. Fue una muerte triste y sentida, y un misterio que nunca se esclareció, y que la abadesa proclamó como la prueba terminante de la inquina del demonio contra su convento”. (García, 1994: p. 131)
Finalmente mencionaremos otro personaje no menos importante que los demás y no más importante que la protagonista de esta historia, el Padre Cayetano Alcino del Espíritu Santo Delaura y Escudero, un personaje central en la vida de Sierva María, es quien inicialmente está encargado de las secciones de exorcismo, un párroco de 36 años, piadoso, amable, ilustrado, amante de la literatura y de la poesía. Su amor por la lectura lo distingue dentro de su campo eclesiástico, como un hombre que comprende que no todo es producto del demonio, y que hay ciertas cosas que la ciencia puede comprobar.
Delaura se enamora profundamente de Sierva María con quien sostiene una prohibida historia de amor, que pone por el suelo sus convicciones católicas, presentándose en este personaje una cualidad de la carnavalización de Bajtín, que consiste en poner en burla o exhibir a  luz pública comportamientos inadecuados de personajes que infunden respeto o autoridad. Delaure representa una lucha interna entre rendirse ante las pasiones carnales o pelear contra los espíritus por mantenerse fiel a sus creencias.
Con él podemos ver la división de una iglesia que seguía oponiéndose antes las explicaciones científicas satanizando aquello que representara un peligro para el poder eclesiástico. El padre Cayetano no solo se enamora perdidamente de Sierva María, sino que también sostiene encuentros intensos con esta, que aunque no llegan al punto de la penetración, va en dirección opuesta a su fe católica. 
Cayetano, entre broma y de veras, se atrevió a zafarle a Sierva María el cordón del corpiño. Ella se protegió el pecho con las dos manos, y hubo un destello de furia en sus ojos y una ráfaga de rubor le encendió la frente. Cayetano le agarró las manos con el pulgar y el índice, como si estuvieran a fuego vivo, y se las apartó del pecho. Ella trató de resistir, y él le opuso una fuerza tierna pero resuelta.
“repite conmigo”, le dijo: “en fin a vuestras manos he venido”
Entonces la besó en los labios por primera vez. El cuerpo de Sierva María se estremeció con un quejido, soltó una tuene brisa de mar y se abandonó a su suerte. En Los días siguientes sólo tuvieron instantes de sosiego mientras estaban juntos. No se saciaron de hablar de los dolores del amor. Se agotaban a besos, declamaban llorando a lágrimas vivas versos de enamorados, se cantaban al oído, se revolcaban en cenagales de deseo hasta el límite de sus fuerzas; exhaustos pero vírgenes. Pues él había decidido mantener su voto de hasta recibir el sacramento, y ella lo compartió”. (García, 1994: p. 123-124)
Cronotopo
El mundo que se recrea en la historia de “Del amor y otros demonios”, corresponde al periodo de un proceso de hibridación étnica y cultural de América, donde se ve una jerarquización social de las etnias integradoras de la sociedad colombiana y el inicio de una vergonzosa historia de discriminación y marginación para la población aborigen y negra en  nuestro continente durante la época de la colonia. Cartagena de Indias principal puerto de comercialización de africanos del continente (tráfico de esclavos), a lo largo de tres siglos y medio y que empezó con la llegada de los colonizadores españoles cuando invadieron estas tierras y trajeron esclavos provenientes del continente africano.
Esta historia se desarrolla en esta ciudad, en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando algunas autoridades de la Contrarreforma se aferraban aún al Santo Oficio para mantener en América el comercio negrero que beneficiaba a los señores feudales dentro de los cuales la iglesia, como aparato ideológico de estado, jugaba un papel protagónico ya que siempre estaba presente en todo y más en asuntos de esta índole.
El periodista expresa que en el año de 1949 escribió una noticia sobre la niña cuya bóveda mostraba, al ser destapada, una cabellera que había crecido un centímetro por mes durante doscientos años, lo que remontaba su sepultura a la segunda mitad del siglo XVIII, durante la época colonial. Además de esto la historia se encuentra situada en la época del Virreinato español, donde ya surgía la esclavitud y la iglesia católica imputaba su autoridad torturando y asesinando a los esclavos o quemándolos vivos y exponiéndolos a la merced de todos, con el fin  de frenar las prácticas de hechicerías, también optaban por aniquilar los enfermos mentales como enloquecidos o que eran culpables de practicar alguna herejía.
En esos momentos todos creían en que el demonio podía poseer a una persona y manejarla a su antojo, también se creía en llevar a cabo unas especies de ritos.
El personaje principal Sierva María, estuvo relacionándose con negros que se encontraban muy cerca de ella y que de alguna u otra forma hacían que cada día tuviera más contacto con ellos y se involucrase en sus tradiciones, cultura y costumbres, inclusive su nana era negra y pasaba mucho tiempo a su lado, el autor nos habla del tráfico de esclavos de una manera muy clara, al explicar cómo se seguía haciendo esta práctica por un buen tiempo, a si lo recrea en este párrafo:
El fragoroso patio de los esclavos, donde se celebraban los cumpleaños de Sierva María, había sido otra ciudad dentro de la ciudad en los tiempos del primer marqués. Siguió siendo así con el heredero mientras duró el tráfico torcido de esclavos y de harina que Bernarda manejaba con la mano izquierda desde el trapiche de Mahates”  (García, 1994: p. 7)
Luego nos muestra como los grandes hacendados que tenían como comprar las manos de obras lo hacían en las Antillas inglesas, ya que para ellos representaba una mejor inversión y nos les era tan costoso, además ahora el más importante puerto esclavista ya no estaba a su merced, por eso mismo quisieron explorar otras opciones trayendo esclavos del Caribe Insular, tal como lo refleja en este fragmento:
Diciembre había empezado mal, pero pronto recuperó sus tardes de amatista y sus noches de brisas locas. La Navidad fue más alegre que en otros años por las buenas noticias de España. Pero la ciudad no era la de antes. El mercado principal de esclavos se había trasladado a La Habana, y los mineros y hacendados de estos reinos de Tierra Firme preferían comprar su mano de obra de contrabando y a menor precio en las Antillas inglesas” (García, 1994: p. 8)
Otros de los lugares que se recrea en la historia es cuando al regresar del novenario el marqués quiso hacerle una donación a la iglesia y le regaló varias de sus propiedades que están en varios municipios cercanos a Cartagena y otro en Córdoba, él le cedió unas haciendas muy bien valoradas y también algunas hectáreas las cuales eran consideradas de gran producción en toda la región, esto lo hacía de lo que poseía por lo que se le conocía, sin embargo también existían unas creencias acerca de que sus propiedades transcendían mucho más de lo que la inicialmente se imaginaba, se aseguraba que era dueño extensos latifundios:
El marqués ordenó funerales de reina, en los cuales se mostró por primera vez con los tafetanes negros y el color macilenta que había de llevar hasta siempre. Al regreso del cementerio lo sorprendió una nevada de palomitas de papel sobre los naranjos del huerto. Atrapó una al azar, la deshizo, y leyó: Ese rayo era mío. Antes de terminar el novenario había hecho donación a la iglesia de los bienes materiales que sustentaron la grandeza del mayorazgo: una hacienda de ganado en Mompox y otra en Ayapel, y dos mil hectáreas en Mahates, a sólo dos leguas de aquí, con varios hatos de caballos de monta y de paso, una hacienda de labranza y el mejor trapiche de la costa Caribe. Sin embargo, la leyenda de su fortuna se fundaba en un latifundio inmenso y ocioso, cuyos linderos imaginarios se perdían en la memoria más allá de los pantanos de La Guaripa y los bajos de La Pureza hasta los manglares de Urabá.” (García, 1994: p. 22)
En cuanto a la presentación del personaje de Abrenuncio, podemos observar como se muestra su país de origen, en este caso Portugal y como llegó a sanar a un político usando las gotas de la población de Turbaco. Aquí nos presenta como llegó este señor:
“En estricta verdad, continuó Delaura, no se sabía si aquel era su verdadero nombre. De acuerdo con los expedientes del Santo Oficio era un judío portugués expulsado de la península y amparado aquí por un gobernador agradecido, al que le curó una potra de dos libras con las aguas depurativas de Turbaco. Habló de sus recetas mágicas, de la soberbia con que vaticinaba la muerte, de su presumible pederastia, de sus lecturas libertinas, de su vida sin Dios. Sin embargo, el único cargo concreto que le habían hecho era el de resucitar a un sastrecillo remendón de Getsemaní.”(García, 1994: p. 31)
Uno de los principales lugares que siempre sobresale a lo largo de toda la historia, es el convento, allí estuvo Sierva María y el narrador nos da detalles de cómo era ese lugar y que reflejaba: “El convento de Santa Clara era un edificio cuadrado frente al mar, con tres pisos de numerosas ventanas iguales, y una galería de arcos de medio punto alrededor de un jardín agreste y sombrío.” (García, 1994: p. 35)
En otro párrafo se vuelven a conocer más detalles acerca de la descendencia de Delaura, allí se conocen pistas de donde estudió, quienes eran sus padres y hasta el rumor de que tenía alguna descendencia con el poeta español Garcilazo de La Vega, y hasta su nombre completo:
Fue así como Cayetano Alcino del Espíritu Santo Delaura y Escudero, a los treinta y seis años cumplidos, entró en la vida de Sierva María y en la historia de la ciudad. Había sido alumno del obispo en su célebre cátedra de teología de Salamanca donde se graduó con los honores más altos de su promoción. Estaba convencido de que su padre era descendiente directo de Garcilaso de la Vega, por quien guardaba un culto casi religioso, y lo hacía saber de inmediato. Su madre era una criolla de San Martín de Loba, en la provincia de Mompox, emigrada a España con sus padres. Delaura no creía tener nada de ella hasta que vino al Nuevo Reino de Granada y reconoció sus nostalgias heredadas” (García, 1994: p. 43).
El autor vuelve a mencionar poblaciones cercanas como Mompox y San Martín de Loba.
En una ocasión, Sierva María pensó en cómo podría ir a parar en una población donde habitaban gran flujo de negros, como lo era Palenque y se le pasó por su mente que sería muy bien recibida y no podría quejarse por como fuese tratada por los pobladores de ese lugar, por eso quizás ella pensó inmediatamente en que ese lugar pudo haberse convertido en su más preciado resguardo por eso le dijo a el cura:
Le había dicho a Cayetano en alguna ocasión que le hubiera gustado refugiarse con él en San Basilio de Palenque, un pueblo de esclavos fugitivos a doce leguas de aquí, donde sería recibida sin duda como una reina.” (García, 1994: p.  74)
En respuesta a la hipótesis de La hibridez americana como incertidumbre moderna frente al ideal de pureza del modelo de civilización colono español podemos decir que el modelo europeo traído por los españoles respondía a conservar su pureza como raza “principalmente y limpia”. En oposición a esto se puede ver como el personaje principal, Sierva María, estuvo rodeada por negros a pesar de ser hija de un marqués tuvo que estar cerca de todos esos esclavos, con los cuales compartía de su tiempo y hasta dominaba una lengua africana, todo esto por el contacto que tuvo con ellos mientras crecía.
Por otra parte el hecho de que los españoles tuvieran una idea de modernidad traída del viejo continente e instaurarla en América no fue completada totalmente, ya que ellos no contaban con todo lo que pasaría después, por ejemplo, los casos de contacto cultural, y fusión racial: negros, blancos, indígenas cada uno dio uno aporto de sí y a partir de allí comenzar a ser parte de lo que hoy somos y de todo lo que fuimos como miembros de una micro comunidad y ahora como parte de una macro comunidad.
Conclusión
De acuerdo con García Márquez, es de lamentar que a lo largo de los siglos Latinoamérica haya sido entendida e interpretada según criterios ajenos. Sin embargo, en su narrativa el autor colombiano, además de criticar el paradigma hegemónico del Occidente, el cual incluye la iglesia Católica de a mediados del s. XVII también se inscribe en él, como ejemplifica la representación de la cultura y la identidad negra en Del amor y otros demonios, idealizadas y, a la vez, marginalizadas en el discurso macondiano de “Gabo”, como se muestra en la obra.
La acción “evangelizadora” y a la vez castradora de la institución a cargo de la educación “espiritual” del pueblo colapsó ética y moralmente ante tantos abusos y excesos del poder, el cual abarcaba incluso la autoridad política y en algunos casos culturales de los creyentes y no creyentes o en este caso domesticados o aculturados de manera forzosa. Ha de esperarse que el sistema autoritario perdiera fuerza tras la sublevación ideológica de los sometidos y por ende el resquebrajamiento del poder de la iglesia católica.






UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


ANÁLISIS CRÍTICO SOCIAL DE LA OBRA DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ


LILY CABARCAS
MELISA CARO
DAVID SOTO


PRESENTADO EN EL SEMINARIO DE:
LITERATURA DEL CARIBE


DOCENTE
Mg. MARENA ORTIZ


LICENCIATURA EN ESPAÑOL Y LITERATURA
GRUPO 26
BARRANQUILLA/ ATLÁNTICO
2014
Referencias Bibliográficas


García, G. (1994). Del amor y otros demonios. Bogotá: Norma.

Realismo Mágico


El realismo mágico. Conceptos, rasgos, principios y métodos
María Achitenei
El término "realismo mágico" apareció en la tercera década del siglo XX. Es un estilo en las bellas artes, que fue empleado por primera vez en 1925 por el crítico alemán Franz Roh, aludiendo a una escuela de pintura, y luego por el escritor Massimo Bontempelli, que se refería a una novela suya, como lo subraya Joseph Bernstein en www.geocities.com.
El realismo mágico es una corriente literaria cuyos rasgos principales son la desgarradura de la realidad por una acción fantástica descrita de un modo realista dentro de la narrativa.
Ángel Flores fue el primero en llamar el rico estilo literario suramericano realismo mágico. A finales de los años sesenta el término empezó a embarcar a escritores de otros continentes. Paulatinamente, el realismo mágico fue ganando lugar en la conciencia literaria del mundo, hasta el punto que será necesario mucho más de una corriente literaria vanguardista para sustituir el realismo mágico y su poder. El realismo mágico apagó las diferencias culturales empleando una interpretación global y estándar; exagerándola algunas veces, y subrayando la tolerancia de que el ser humano es capaz. El realismo mágico empezó por decodificar la herencia del postmodernismo, así que el primer rasgo del estilo fue tratar las diferencias con deferencia.
El realismo mágico también supera la imaginación de cualquier lector, sin desprenderlo de su cultura y tradiciones y todo aquello que se adquirió por educación, memorias heredadas de sus antepasados y de la vida misma.
El realismo mágico persuadió la novela para que saltara por encima del muro de dos mil años que la historia novelística había construido sobre las lecturas y de prejuicios de la gente; el realismo mágico disuadió a la novela para que continuara el mismo rumbo del postmodernismo, monótono y estéril.
Muchos escritores son considerados como pertenecientes a esta corriente literaria: entre ellos, podríamos mencionar a: Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Salmán Rushdie, Lisa St Aubin de Terán, Louis de Berniéres, Gunter Grass, Laura Esquivel. De ellos, Carpentier llama 'real maravilloso' la búsqueda de propiedades mágicas dentro de la realidad misma: "lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una
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inesperada alteración de la realidad" en su obra El reino de este mundo, (Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1967, pág.12).
Las propiedades que surgen de la realidad son: clarividencia, levitación, vidas largas al estilo bíblico, milagros, enfermedades mitad imaginarias que son exageradas hiperbólicamente; pero todo eso supone fe, como Carpentier lo subraya en la obra citada.
Todo esto representa la parte mágica, mientras el realismo se encuentra en el modo de contar la narrativa: como si el hilo principal fuera realista y lo más importante, mientras que lo mágico no representa más que unos detalles ordinarios de poca importancia. El realismo mágico invita al lector a menospreciar lo real, a apreciar lo milagroso y a despreciar lo histórico.
Los detalles resultan narrados en un tono neutro y sin destacar lo mágico, no sea que el lector le preste demasiada atención. El escritor da lo mágico por sentado.
Pudiéramos tratar de enumerar las causas principales que condujeron a la irrupción del realismo mágico en el siglo XX:
• La crisis de la religión: en el siglo de la velocidad y de los grandes descubrimientos técnicos, la humanidad dudaba de sus sentimientos ancestrales, empezando así a buscar algo nuevo, o, por lo menos a llenar los huecos de sus conocimientos sobre la creación del mundo.
• El lector del occidente se había cansado de introspecciones y lucha psicológica de las ánimas de los personajes literarios, así que estaba listo para una historia épica rica, que no podría llegar sino superadornada de metáforas, hipérboles y sabiduría. Los lectores habían agotado la serie de experiencias en la literatura del principio del siglo XX y querían regresar a formas más antiguas: a aquellas historias de miles de an~os, contadas de una forma nueva: la del realismo mágico. Los lectores también querían que la actualidad —la realidad social que conocían— fuera pintada en palabras hipnóticas.
• El postmodernismo había agotado su manantial y ya no podía inventar estructuras nuevas porque sus frases carecían de lo mágico, de lo ritual y la vivacidad de la existencia: había llegado al punto en que, ya no era sino que un revolcón de oraciones non conformistas, un montón de metáforas muertas. El realismo mágico llena el abismo entre la vida y la creación literaria con la premonición de un acontecimiento milagroso e inesperado, un acontecimiento que va a venir contado de un modo cautivador y cuasi primitivo.
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• El realismo mágico es una corriente del tipo afectivo, es una corriente experimental y repetida, que usa las más hondas raíces de la subconciencia humana, asumiéndose de este modo el papel ideológico que la religión había perdido, el papel que apela a las emociones y a las experiencias restrictivas, guardadas hasta entonces solo para los elegidos.
• El aumento paradójico de la alineación y la soledad en el medio de un mundo más y más aglomerado tenía que ser resaltado en literatura. El postmodernismo ha sido una corriente fría, intelectual, que produce alineación; el realismo mágico expone y envuelve en cosas ordinarias todas las inquietudes previamente presentadas por el postmodernismo en sus introspecciones sin dar una solución.
• El realismo mágico hace mover la plaza literaria a formas antiguas, fortaleciendo las estructuras antes de darles vida; el realismo mágico usa el libre albedrío con todo el respeto que emplea en los otros rasgos; da la impresión de que incluso el escritor queda sorprendido del desenlace de su escritura.
• El realismo mágico apareció muy pronto después de que los vanguardistas habían experimentado nuevas formas de escribir, así que tuvo la ventaja de poder fundirlo todo y extraer solo los métodos que consideró como los más apropiados para la novela.
• El realismo mágico apareció paralelamente con la cultura Beat y ambas corrientes descubrieron, por rutas y raíces distintas, la felicidad de las cosas simples.
• El lector mismo pedía algo distinto, dado que el realismo y la realidad resultaban demasiado para soportar; había muerto tanta gente, así que el solo modo de enfrentar a la muerte era burlándose de ella; eso aumentó la necesidad de leer hazañas hiperbólicas emprendidas por personajes ordinarios, o, al revés, sobre personajes hiperbólicos dentro de una vida habitual. El lector necesitaba que lo invisible invadiera su vida para reforzarla, así como todos nosotros necesitamos de los milagros.
• Cíclicamente, la gente recrea historias para recordar a sus héroes. Los pueblos e imperios grandes crearon epopeyas en sus períodos de gloria; ahora es el turno de cualquier país para crear historias épicas como cuentos de hadas, dentro del realismo mágico. El poder persuasivo de esta corriente es tan grande que, si creara unos héroes profetas, jugarían un papel demasiado grande para la literatura y entrarían en la vida real y la conmoverían. Así es como sus héroes fracasan en el esfuerzo de llegar a serlo, según la receta mágico- realista.
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• El realismo mágico es descrito por el lenguaje que usa, que no tiene fronteras; el realismo mágico se lo debe todo a la infinidad del tiempo que describe y a los espacios aislados, delineados solo por metáforas, metamorfosis y reiteración.
"Todos los textos literarios son tejidos de otros textos literarios (...)no hay tal cosa como la dicha originalidad literaria y no hay tales cosas como obras literarias primeras: toda literatura es intertextual" [Alison Lee, Realism and Power, Postmodern British Fiction, (Realismo y poder), Londres: Editorial Routledge,1990, pag.25]
Por consiguiente, si tratamos de seguir el rastro del realismo mágico y a ver en qué textos se basan sus raíces, podríamos mencionar unas influencias, o la estela de otras corrientes: el Barroco, la literatura picaresca, el gótico, la fábula, la tragedia, los mitos, las leyendas, las supersticiones de las tierras nativas, las alegorías, el realismo social, la parábola, el postmodernismo.
Del realismo, el realismo mágico ha tomado la transparencia del lenguaje, la pseudo objetividad de las convenciones del siglo XX; pero el texto tuvo que expresar más que un oráculo de una sola voz.
Una metáfora amarga que denuncia el agotamiento del realismo queda expresada por Salmán Rushdie en Midnight's Children (Los hijos de la medianoche), Avon Books, Nueva York, 1982, pag.541, que nos dice que las camareras, respetando la manera secreta de un club son ciegas, para no atestiguar las citas de los clientes:
"yo vi que sus ojos estaban cerrados; ojos luminosos y extraterrestres habían sido pintados en sus párpados." (en inglés en original)
Si el realismo se refiere a la semejanza de la obra literaria con nuestra realidad familiar, entonces, si, el realismo mágico es realista; objetos ordinarios, sentimientos familiares, datos históricos son presentados en todas las novelas mágico-realistas, pero ellos están súper adornados en causas y efectos metafóricos sobre un fondo hiperbólico.
El realismo está representado fragmentariamente dentro del realismo mágico, como si solo rastros de la más importante estructura de narrar una historia se abriera paso en el enredo de la narrativa. Migajas del realismo pueden ser reconocidas en la narración mágico-realista por un lector atento:
• realismo interior o exterior, basado en detalles;
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• realismo familiar, que resulta distorsionado por el realismo mágico, por una intromisión de diferencias ligeras de lo conocido;
• realismo impresionista, haciendo notas de la percepción mas que encasillando los detalles; también lo opuesto, poniendo los detalles en orden;
• realismo puro, que trata de coger una verdad absoluta e imposible;
• realismo social, de tipo revolucionario;
• realismo espiritual, refiriéndose a las ideas, a los sentimientos, vicios y remordimientos de los personajes;
• realismo cruel, pueril, empleado para destacar los rasgos del personaje positivo;
El realismo no es más democrático en ideas que otras corrientes literarias. Pero el realismo mágico lo es: construye mundos imaginarios que representaran para el lector la dificultad en volver a adaptarse a su vida diaria.
El mito ayuda al realismo mágico a lograr el matiz ritual, que, por ser tan antiguo, parece exótico.
El realismo mágico se ramificó y lo que podemos ver hoy son dos grandes tipos: el hispanoamericano y el asiático. Es su dote genética de mezcla de razas y culturas que doto a los escritores con tal explosiva imaginación. Escritores de otros países pertenecen también a ese estilo literario, pero si lo estudiamos y comparamos más profundamente, veremos que las novelas suramericanas llevan el sello de una influencia, mientras que las novelas escritas en inglés llevan el sello de otra influencia, aunque las dos influencias tienen raíces comunes: el Barroco. Mientras las novelas de Salmán Rushdie son más semejantes al Culteranismo español cuyos rasgos fueron: metáforas, lenguaje poético, antítesis de ideas y conceptos, hipérboles, motivos mitológicos y descripciones de tipo sensorial, en la narrativa de Gabriel García Márquez podemos notar rasgos desarrollados del Conceptismo español: Ingenuidad, humor, tendencia moral, sabiduría, metáforas.
El Barroco fue basado en "teatralidad, metamorfosis, ostentación", "sabiduría metafórica esencial", pero también en "movilidad, fluidez y desintegración interior produciendo antítesis al nivel existencial" (Adrián Marino, Barocul, Bucarest, Pág. 306).
El rasgo principal del Barroco fue la oscilación entre la percepción de la realidad y de la irrealidad. El hilo literario se esfuerza por destacar detalles feos, hiperbólicos, extravagantes, ridículos, estridentes, chocantes o conmovedores que están entretejidos en un orden hipnótico para abrumar al lector. Todo eso puede ser notado en la escritura mágico-realista.
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Distinto de otros estilos, cuya descripción dentro de la narrativa resulta llena de metáforas muertas, el realismo mágico abunda en metáforas en la secuencia de los acontecimientos: cabe decir que las metáforas son afiladas y vivas, ingenuas y vivaces, irónicas e hiperbólicas, destacando la veloz fluidez de la narrativa. El hipérbaton se usa para poner énfasis a una idea, para subrayar su importancia ya que el hipérbaton confiere al texto calidad lírica y musicalidad.
Pero el Barroco no es el solo manantial que inspiró al realismo mágico: unos sus personajes tienen rasgos del pícaro. Un pícaro es "astuto, hábil, malicioso, travieso, descarado"(Oxford Dictionary). El pícaro cambia varias veces su trabajo y su amo, viviendo una vida tramposa y peliaguda; sería capaz de engañar a todos para sobrevivir, como bien nos muestra el Lazarillo. Mas a su vida le falta la aspiración de un héroe verdadero. El héroe del realismo mágico muy a menudo lucha por la vida de la misma manera que el pícaro. Aadam Aziz (Los hijos de la medianoche) es tal héroe. Vasco Miranda (La última mirada del Moro) es un personaje parásito, muy semejante al pícaro. El pícaro tiene la ambivalencia de un héroe y de un antihéroe, un personaje que se vuelve cíclicamente en vagabundo, sirviendo amos distintos, sazonando sus realizaciones con trampas y bromas pesadas, gastadas a cualquiera, con un matiz de desdeño cínico por los que se lo permiten; la historia es siempre contada en primera persona del singular y tiene un dejo satírico. Al leer Los hijos de la medianoche, por Salmán Rushdie, podemos notar que el pícaro es el antihéroe Shiva, que había sido cambiado al nacer con Saleem, y así Shiva había sido entregado a una existencia pobre, creándose de esa manera la premisa para volverse un pícaro.
La burla tiene matices trágicas o ridículas:
"Clarividencia hizo posible que él arrestara a un futuro traidor antes que el traidor cometiera el acto de traición." (Vergüenza, por Salmán Rushdie, Londres: Picador,1984, pág. 184).
En el postmodernismo, las fronteras del género literario se fundieron para dejar lugar a la universal comedia grotesca humana: meta ficciones estafadoras llevaron a la vista personajes promiscuos, presentados sea como extraordinarios, sea como admirados por otros personajes por la voz del narrador. El lector es invitado a analizar las calidades narrativas del autor, y a ser espectador de un soliloquio, que resulto una confesión dirigida al lector: mencionamos aquí la entrevista de Martin
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Amis consigo mismo en su novela Dinero, o Rosa Montero alabando uno de sus libros en la novela La hija del Caníbal. Hubo un tiempo para que la novela se volviera consciente de sí misma.
Cuando esta técnica era nueva —Cervantes y luego Sterne lo habían probado también— los lectores estaban asombrados, pero poco después, ellos necesitaron algo más rico, algo que cubriera más áreas de sus espíritus y sentidos; algo que apelara a los valores morales y que creara otros dado que un individuo puede vivir sin fe, pero un grupo de gente siempre necesitará unos pilares morales para confiar en ellos y guiar las relaciones interhumanas según ellos.
Cuando el postmodernismo dejó de estar de moda, emergió el realismo mágico, cuyos autores redescubrieron los medios del gótico, con monstruos y seres estrafalarios, incesto y violencia, cosas raras e insólitas armas, y lo usaron todo para burlarse de ello, fingiendo tomarlo en serio al mismo tiempo. Los monstruos se volvieron repentinamente en héroes fabulosos que podían fundir los cristales de las tiendas: Oskar Matzerath (El tambor de lata, por Günter Grass), que podían parar el tiempo cuando querían, o podían hacer girar el tiempo: Ursula Iguarán (Cien años de soledad, por García Márquez) o Fevvers (Noches en el circo, por Ángela Carter), imitando de ese modo al legendario monstruo Polifemo del poema épico de Góngora.
El realismo mágico puede ser también descrito, como:
"una narrativa corta que a veces es el comentario sobre una sociedad o sobre la condición humana presentada como una alegoría o parábola, casi siempre con un mensaje escondido, aunque no menos claro. Emplea frases utilizadas en los cuentos de hadas y el folklore" (definición de la fábula, en Enciclopedia de lo fantástico, (Encyclopedia of Fantasy), por John Clute&John Grant, Londres: Orbit, 1999,pág.327).
Como también en la fábula, las historias del realismo mágico tienen una moral, a veces declarada desde el principio, para enfocarla mejor. El realismo mágico usa la fábula para aumentar el valor moral de la escritura; trata de individualizar el fracaso moral de alguna clase social o de una nación, en el país imaginario que construye; por eso, el escritor emplea la sinécdoque, expresando la historia de una familia para la historia de un país entero; otra particularidad es que el escritor duda de los acontecimientos históricos como también de las creencias antiguas presentándolos en el lenguaje del cine —a veces con acentos melodramáticos que se esfuman bajo las metáforas
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pesadas, bajo las referencias frecuentes a las otras culturas, bajo las alusiones a obras olvidadas o, por el contrario, muy nuevas, y a las más nuevas teorías astrofísicas.
Sin embargo, la referencia cultural está mezclada con hechos grotescos en todos los autores del realismo mágico; líneas surrealistas juntan escenas de pesadilla con influencia gótica:
"eran las doce menos cinco pero el general Rodrigo de Aguilar no llegaba, había un calor de caldera de barco perfumado de flores, olía a gladiolos y tulipanes, olía a rosas vivas en la sala cerrada, alguien abrió una ventana, respiramos, miramos los relojes(...) se oyeron los ruidos viscerales de las máquinas de los relojes en el silencio de un abismo final, eran las doce, pero el general Rodrigo de Aguilar no llegaba, alguien trató de levantarse, por favor, dijo, él lo petrificó con la mirada mortal de que nadie se mueva, nadie respire, nadie viva sin mi permiso hasta que terminaron de sonar las doce, y entonces se abrieron las cortinas y entró el egregio general de división Rodrigo de Aguilar en bandeja de plata puesto cuan largo fue sobre una guarnición de coliflores y laureles, macerado al horno, aderezado con el uniforme de cinco almendras de oro de las ocasiones solemnes, y las presillas del valor sin límites en la manga del medio brazo, catorce libras de medallas en el pecho y una ramita de perejil en la boca, listo para ser servido en banquete de compañeros por los destazadores oficiales ante la petrificación de horror de los invitados que presenciamos sin respirar la exquisita ceremonia del descuartizamiento y el reparto, y cuando hubo en cada plato una ración igual del ministro de la defensa con relleno de piñones y hierbas de olor, él dio la orden de empezar, buen provecho señores." El otoño del patriarca, por García Márquez, Mondadori, Pág. 125-126]
El realismo mágico aprovecha de estas cosas grotescas para subrayar la parte socarrona del carácter humano. A ese estilo no pueden faltarle los rasgos oscuros del ser humano, porque, en efecto, el realismo mágico es sátira.
Lo gótico del realismo mágico es trágico: es un intento de burlarse de la muerte y del destino tratando siempre satíricamente de vencerlos. Los elementos de la tragedia son muy poderosos dentro del realismo mágico, porque son semejantes a las estructuras de las tragedias antiguas. Así notamos:
• un crimen está seguido por otros, por venganza;
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• hay un coro para comentar los principales acontecimientos de la obra;
• el escritor usa la ironía para resaltar la importancia de la muerte;
• los héroes son caracterizados por sus hazañas;
• el fin es casi siempre catastrófico;
• la historia es sometida al sino;
• desde el primer momento de su aparición en la obra, los personajes emprenden su viaje a tropezones sea hacia el cielo, sea hacia el infierno y no hay otra alternativa.
Sin embargo, el realismo mágico es eminentemente catártico: ninguno de los incestos o crímenes es despreciable en el realismo mágico, y eso porque todo es presentado como para surgir en el lector una reacción estética a una solución literaria. Parece ser que el lector está menos envuelto sentimentalmente en la historia mágico realista que en otra, pero está más implicado razonadamente en el realismo mágico que en otro estilo.
Por ser tan irónica —ironía blanda en las novelas de García Márquez o Lisa St Aubin de Terán, e ironía aguda de Salmán Rushdie— la narrativa mágico realista resulta un artificio; pero porque maneja tantos planes de la historia que se ramifican en otras historias, como pasa en la matemática con las superficies Riemann, los elementos artificiales se esfuman, determinando al lector que se preguntara, admirando cada plano, si la narrativa fuera posible.
En el realismo mágico, la tragedia resulta más como la imitación del sacrificio divino que como simples desastres sufridos por los mortales que no abren paso entre ellos y el lector para que todo se volviera mito y adquiriera un dejo ritual. La presencia de la muerte ya no es terrible y horripilante, dado que el realismo mágico apareció después de la segunda guerra mundial cuando había muerto tanta gente; en el realismo mágico la muerte es una presencia diaria y es la vida que logra valores metafísicos: la muerte ya no basta, así que al fin, el lector es testigo de la explosión del mundo entero.
Claro que la mixtura es mucho más compleja y enredada, y contiene también una atmósfera que se adquiere por el desgarro de la realidad, por extender o comprimir unas secuencias de la realidad familiar. Los escritores emplean el coro de la tragedia griega para aumentar las creencias tradicionales y para obtener otros efectos especiales que enfoquen lo antiguo y las supersticiones. En Los hijos de la medianoche el coro es representado por el barquero, luego por la gente y finalmente por Padma.
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El lector se da cuenta de que los personajes monstruosos representan solo una alternativa literaria y no los juzgan desde el punto de vista moral, como pasaría en la vida real. Los elementos góticos aumentan en el lector la opinión de que su misma idea sobre los personajes se muestra ser verdadera. Los elementos barrocos, góticos y satíricos salpican el trágico flujo veloz de la narración mágico realista. La velocidad del hilo narrativo hace que la tragedia disminuya y resalta los elementos fantásticos que son contados como si fueran pequeñas realidades sin importancia, lógica y calculadamente.
El realismo y la tragedia no son compatibles dentro de la literatura, así como los son en realidad. El realismo mágico necesita otros argumentos para sostener su compatibilidad dentro de la narrativa y puede adquirirlo volviendo elementos ordinarios, o menospreciados en elementos sagrados. El autor intensifica unos rasgos, multiplica otros y destaca escenas surrealistas (apud Adrián Marino, Dictionar de termeni literari, el capítulo sobre lo fantástico)
En esencia, el realismo mágico trata a lo gótico despreciadamente, lo que significa que el autor emplea las técnicas góticas, pero con desdén. Ese rasgo y la aceleración del hilo narrativo son las dos condiciones sine qua non para que el estilo sea de verdad realismo mágico.
El escritor utiliza también sea una distribución desigual de la atención narrativa, sea un tono monótono describiendo acontecimientos grotescos y escenas conmovedoras, dando la impresión de que todo cuenta lo mismo para la historia. Cuando el narrador nos llama la atención sobre la singularidad de un elemento, él no es fidedigno, lo que en efecto hace es distraernos la atención sobre otro elemento, que es fantástico. Varias veces, el narrador pregunta a sí mismo si la acción a la cual él fue testigo pasó de verdad. Es una duda prestada de la realidad, de los diálogos callejeros.
La metáfora parcial o posesiva del realismo mágico restringe el entero universo a su singular existencia. El narrador hace caso omiso a la realidad, resaltando un acontecimiento reiterado por medio del genitivo, como en los ejemplos:
• "la llaga del insomnio"(Cien años de soledad, por Gabriel García Márquez);
• "La llaga de la vergüenza" (Vergüenza, por Salmán Rushdie);
• "el velo de su solipsismo" (Vergüenza, por Salmán Rushdie);
• "El silex de su vergüenza prendió fuego a la yesca de su orgullo" (Vergüenza, by Rushdie);
Ese tipo de metáfora resulta ordinaria una vez sacada del contexto, pero es muy sugestiva dentro de la narrativa: refuerza la singularidad de este estilo narrativo.
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La técnica del montaje: aunque el nombre y la descripción de un país, como también otros detalles parecen familiares, a una mirada más profunda podemos observar bastantes anomalías, anacronismos e inadvertencias de que el lector no está conciente. El país puede tener rasgos prestados de períodos distintos e incluso de otros países; el país descrito puede ser totalmente imaginado, pero con un nombre de la realidad. Por eso no debemos fiar de ningún nombre reconocible.
No huelga añadir las teorías científicas que el realismo mágico —Rushdie más que otros autores— emplea en medio de la narrativa. Nos enteramos así de los últimos descubrimientos en cuanto a los agujeros negros, a los universos transmutables.
Como las palabras destino o sino son raramente pronunciadas, el lector tarda mucho en comprender el papel poderoso que el destino desempeña en la novela de tipo realismo mágico. Nada más identificar el hilo del destino narrado, el lector empieza a sospechar una segunda, luego tercera solución, una tercera promesa de la que va a suceder; pero nada de eso ocurre, porque el texto hace implosión por la rigidez del sino. La coincidencia está relacionada con el destino también: ocurre tan frecuente, y algo rítmicamente que el lector tiene la impresión de que está descubriendo el texto en el dibujo de un juego de ajedrez.
Los temas son muy importantes en el realismo mágico: enfermedades inauditas e increíbles aparecen repentinamente sin lógica alguna y desaparecen del mismo modo. El Moro, de La última mirada del Moro, por Rushdie, envejece dos veces más rápidamente que otra gente; el padre de Saleem en la novela Los hijos de la medianoche, por Rushdie, sufre de la enfermedad de volverse blanco, y los habitantes de Macondo, en Cien años de soledad, por García Márquez, sufren de la llaga del olvido.
El tema del mundo repleto alude a los hijos de Nicanor Alvarado, de la novela El otoño del patriarca, por García Márquez, que pueden ser comparados con los hijos de Tulvar Ulhaq, cuyo número crece exponencialmente en la novela Vergüenza, por Rushdie. Todos son concebidos bajo la amenaza de la autoridad del hombre.
El tema de la soledad del dictador se entreteje con el tema del rencor y la maldad, que tiene multifacetas semánticas, que confiere a la narrativa una ilusión que resulta sea cómica, o espeluznante. Son temas del Barroco, de los cuales el realismo mágico se adueñó expresándolos en un lenguaje de colores y sabores, como en la novela La última mirada del Moro, por Salmán Rushdie, que alude a la última mirada del rey árabe Boabdil el Chico, antes de dejar Granada.
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Esos temas engendran otros, de venganza, de paternidad desconocida, de los gemelos y muchos otros, pero los temas solos no hacen el estilo. Se necesita el talento del escritor y la intuición del lector para que juntos, crearan el realismo mágico, el más mágico de los estilos literarios.
El realismo mágico es una crónica dentro de la cual son injertados los más fantásticos detalles y milagros hechos por personajes con dones y poderes estrafalarios —que son descritos por sus hazañas— todo en una épica acelerada, llena de cosas grotescas, metáforas, hipérbolae y lenguaje poético.
Fuente: www.babab.com
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