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domingo, 10 de septiembre de 2017
sábado, 19 de julio de 2014
domingo, 18 de agosto de 2013
Información sobre la obra: Lazarillo de Tormes.
http://aulico.files.wordpress.com/2008/10/sobre-el-lazarillo-de-tormes.pdf
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Análisis Tratado I Lazarillo de Tormes.
Lazarillo
de Tormes - Análisis tratado I
Tratado
primero: Presentación de Lázaro
Trabajo
realizado por la Prof. Paola De Nigris
Los
tratados comienzan con un paratexto, en este caso dice “cuenta Lázaro su vida y
cuyo hijo fue” que en realidad no parece adelantar nada importante sobre el
contenido de lo que va tratar. Toda la novela va a hablar de eso. Esto ya
predispone al lector a la burla, ya que éste, acostumbrado a las novelas de
caballerías que solían comenzar con un paratexto que anunciaba el episodio
central, encuentra aquí el mismo mecanismo, pero si bien es cierto que esos
paratextos no decían mucho, nunca eran tan vacíos como éste.
La
narración comienza abruptamente, con una conjunción adverbial, como si hubiera
una conversación previa. Esta conversación está dirigida a la figura del
narratario (aquel a quien está dirigida la historia), figura que no aparece
comúnmente en las narraciones, lo que hace que esta novela tenga un carácter
epistolar (carta). Este narratario es “vuestra merced”, un burgués que le ha
pedido a Lázaro que le explique cómo es posible que su mujer le engañe con el
Abad. Seguramente, el burgués ocioso, deseaba conocer los pormenores del
adulterio, pero Lázaro responde con su vida, demostrando que esta situación no es
más ue una nimiedad ante las desgracias y desventuras que él ha tenido que
pasar. Él es un producto de la sociedad injusta “ante todas las cosas” y si ha
llegado allí ha sido “remando” en la vida, para llegar a buen puerto.
Él
comienza su relato desde algo tan esencial como es el nombre. Lázaro no se
llama así, así le dicen; es su apodo. Por lo tanto, a Lázaro le está vedado
hasta su propio nombre, su identidad. Él es alguien, por la mirada de otros,
otros han determinado su identidad. Esto va en relación con el nombre “Lázaro”.
Éste es un nombre bíblico. Es un personaje de los Evangelios que Cristo
resucita. De la misma manera este niño tiene dos nacimientos, uno es el
biológico y otro el de pícaro. Volverá a la vida, pero no como el Lázaro
bíblico para hacer el bien, sino, irónicamente, para sobrevivir a como de
lugar. Por eso es un anti-héroe, porque encarna todas las cualidades negativas
de una época, de una sociedad.
Ironizando
las novelas de caballería, Lázaro anexa a su nombre, el del río en que nació.
Era una práctica común de los caballeros, anexar el nombre del lugar en que
habían nacido para realzar ese lugar con sus hazañas, una vez que cobraran
nombre y fama de héroes, pero como Lázaro es un anti-héroe, lo que logra con
este efecto es comicidad, burla despectiva a las clases superiores,
aristocráticas, y a los personajes que se destacaban por sus buenas hazañas.
Las hazañas de Lázaro son para sobrevivir él, no para lograr “fama y nombre”, y
no son heroica, sino muchas veces son cosas que a la sociedad desprecia.
En
línea de la ironía, que es un recurso literario por el cual se sugiere lo
contrario a lo que se dice, Lázaro anexa el nombre de sus padres a su
presentación, como si estos fueran de alcurnia, aristócratas importantes. Sin
embargo, el nombre sugiere la vulgaridad de ellos, son Pérez y González. Algo
parecido sucede con el nombre de la aldea, el nombre de un pueblito
desconocido, pero adjuntado al nombre de Salamanca, parecería darle prestigio a
la aldea.
Desde
su nacimiento le está negado lo esencial, su nombre, una descendencia digna, un
lugar al menos conocido, e incluso un nacimiento recibido con agrado. Lázaro no
tiene en el momento del nacimiento el apego emocional que debería tener, la
madre bien puede sustituirse por el río, y el padre es una figura ausente como
veremos más adelante y como Lázaro adelanta cuando dice “que Dios perdone”. La
madre tiene el parto casi sin darse cuenta, no lo espera realmente, la agarra
desprevenida “una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme
allí”. La utilización de los verbos unidos por la conjunción “y” muestran esta
sorpresa del parto. Esto nos muestra el desapego de esta madre.
Lázaro
hasta tiene vedada su voz, y por lo tanto su posibilidad de mostrar emociones,
y estas se muestran en las palabras que utiliza, como una especie de venganza
del mundo que lo margina. Así su madre no estará embaraza, estará “preñada”
como si ella fuera una vaca y él un ternero, siendo ambos puestos a un nivel de
animales. Muchas veces, ante hechos fuertes, Lázaro no se permitirá expresar
emociones, sino sólo las dejará entrever a través de palabras.
Es
interesante ver, antes de seguir adelante, que Lázaro pasa de su nacimiento
directamente a los ocho años. Y el tratamiento del tiempo en toda la novela
será un tema interesante a apreciar, porque el tiempo será el tiempo del
hambre. En el primer tratado el tiempo pasará lentamente, casi no se hará
mención a él. En el segundo tratado el tiempo está medido en días, y será
medido con precisión, mientras que en el tratado tercero, el tiempo se menciona
por horas, porque el hambre apremia.
Volviendo
a las figuras parentales la figura del padre será también otra clave en la vida
de Lázaro para explicar cómo a pesar de las carencias él logra salir adelante.
El padre es un trabajador, hace quince años que trabaja en un molino. No es un
vago, ni un delincuente, sin embargo se ve en la obligación de robar para poder
alimentar a su familia. Ese es el ambiente en que Lázaro crece. Dice Lázaro que
al padre le acusan de unas “sangrías mal hechas” en los costales. Se las
“achacaron” como si no fuera culpable, rodeando la imagen del padre de una
atmósfera de inocencia a pesar de que el padre las confiesa luego. De esta
manera Lázaro comienza a descubrir que la realidad en que se mueve es injusta.
No importa que seas honesto, trabajes y te esfuerces durante años, aún te
tendrás que ver obligado a robar en esta España empobrecida.
Es
interesante reparar en la metáfora “sangrías mal hechas”. Las sangrías eran una
práctica médica que consistía en hacer pequeños tajos en los brazos del
enfermo. De esta manera la sangre salía y se limpiaba. Por lo tanto una sangría
mal hecha podría equivaler a la muerte. En este caso el tajo en los costales
son sangrías mal hechas porque equivalen a la desgracia del padre y de su
familia. Este episodio en la vida de Lázaro es vivido por él de manera
sorpresiva, rápida, e inevitable, y esto se ve en la polisíndeton (la
reiteración de la conjunción “y”) unida a los verbos (“y confesó y no negó y
padeció”), dándole agilidad a la acción e imitando así el lenguaje infantil tal
como lo sintió Lázaro.
El
narrador no pierde ocasión de burlarse de las Escrituras, o por lo menos de la
interpretación que se hace de ella, mostrando que la misma es fácil de torcer.
Dice que su padre “padeció persecución por justicia” y luego agrega “espero en
Dios que está en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados”,
asegurando que según la Biblia su padre debería estar en la gloria porque
padeció persecución por justicia. El narrador hace referencia a las
bienaventuranzas que Cristo hace en el sermón del monte (intertextualidad con
el Evangelio de Mateo), pero en ese caso se habla de aquellos que padecen la
persecución a causa de la justicia divina, es decir por llevar el Evangelio a
los otros. Lejos está el padre de Lázaro de caer preso por hacer el bien.
La
pena del padre es el destierro. Con esto debe ponerse al servicio de un
caballero, y de alguna manera esto se transforma en una profecía del destino de
Lázaro, que también tendrá que servir a amos para sobrevivir. De todas formas
eso no dura mucho, ya que como acemilero (cuidador de las mulas) va a la guerra
y allí muere podría decirse de casualidad. Esta falta del rol paterno nos
muestra la carencia de Lázaro de una persona que le enseñe a manejarse en la
vida, ya que esa es la función de un padre.
Ante
esta pérdida, la madre intenta cambiar de vida. Lázaro, una vez más negando sus
sentimiento dice “mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese”, como
si él estuviera por fuera de esta situación, si no estuviera implicado en ella.
Lázaro asegura que su madre determinó “arrimarse a los buenos” y esta expresión
se vuelve muy oscura dado el tono de toda la novela. Podría tomarse
literalmente, y decir que la madre realmente intenta seguir por un camino
honesto y por eso se pone a trabajar rectamente. Pero también, dado que empieza
a frecuentar las caballerizas y conoce a Zaide, hace pensar que tal vez la
frase fuese irónica, y que la madre hubiera tenido que llegar a prostituirse.
Entre
Antona y Zaide se da una relación afectiva, pero teñida de lo material. Lo
mismo pasa con Lázaro y Zaide. Este hombre negro, tiene un origen moro, por lo
tanto pertenece a una cultura diferente a Antona. Pero aún siendo diferentes,
forman una familia. La forma en que Zaide entra en el hogar es lentamente, y se
presenta con comida en principio, y luego con abrigo. Al principio, Lázaro
tiene miedo, precisamente por la apariencia física de Zaide, pero a medida que
descubre que la condición de ellos mejora, cambia el afecto de él hacia Zaide.
De esta manera, Lázaro asocia el amor a las cosas materiales que puede recibir.
La
segunda figura paterna también está asociada al mundo de la delincuencia, pero
con la impronta de ser un trabajador, cuyo trabajo no alcanza para mantener su
hogar. La historia de su padre se repite y se reafirma. Este hombre roba no
sólo para abrigar y dar de comer a su familia, sino también para vender lo
robado. Esto es diferente al padre, es como si este ambiente de delincuencia se
hubiera agravado, y aún más porque ahora Lázaro está implicado en él. Él debe
vender, a veces, algunas herraduras robadas. La madre ahora es claramente
cómplice de estos robos, pero teniendo en cuenta que todo esto es por una causa
noble, por lo menos así lo presenta Lázaro, incluso lo justifica diciendo
“esclavo del amor le animaba a esto”.
Otra
vez sufre la pérdida de esta figura, otra vez se le niega la posibilidad de un
padre. Esto explicará la importancia de la figura del ciego.
Presentación del ciego y despedida de la madre
Una vez que Lázaro pierde su segunda figura paterna, la madre determina ir a servir a un mesón, tratando de “evitar el peligro”. Así sirve, Lázaro ayuda y conocen un día a un ciego que viene a posar una noche. Este personaje será para Lázaro un padre, aquel que le enseñe el oficio de pícaro, lo inicie en este mundo y le de las herramientas para vivir en él.
La ceguera en la literatura es algo tradicional. Desde la época griega, se consideraba que el ciego era una persona que tenía poderes especiales. Justamente, por ser ciego y tener impedida uno de los sentidos más importantes para el hombre, se creía que los dioses los compensaban con la posibilidad de ver más allá que el resto de los mortales, y por eso se los asociaba a la adivinación. No es casual que este ciego viva de la adivinación, basándose en esa creencia popular, pero en realidad serán mentiras y estafas las que hará a quien requiera de sus servicios. Sin embargo, en la vida de Lázaro, el ciego le profetizará el futuro cuando le diga “que si hombre en el mundo ha de ser bienaventurado con vino, que serás tú” y en otro momento “A lo menos, Lázaro, eres en más cargo al vino que a tu padre, porque él una vez te engendró, mas el vino mil te ha dado la vida”; así Lázaro terminará su vida vendiendo vino, siendo esta profesión la que le permitirá sostenerse dignamente.
El ciego aparece y ve a Lázaro con buenos ojos, así se lo pide a su madre para que le sirva. Este diálogo entre el ciego y Antona se muestra a través de las palabras de Lázaro narrador, en la forma de discurso indirecto libre. No sabemos exactamente las palabras de los personajes, sino por fragmentos. Sin embargo, el Lázaro personaje no habla directamente. No hay lugar para escuchar su voz en algo tan importante como es su futuro. No sabemos cómo se sintió, qué quería, si le dolió. Lázaro personaje parece no poder opinar. Pero Lázaro narrador deja entrever algunas cosas a través del lenguaje. El ciego lo pide para “adestrarle” y no para enseñarle, si bien la palabra está adecuada en su contexto, deja entrever la relación Lázaro/animal. La madre lo “encomienda”, no lo da en adopción, casi como se encomendaría un paquete. Así se siente Lázaro ante esta situación.
A su vez, este diálogo revela otra de las lecciones que empezará a aprender Lázaro y es que el mundo es hipócrita, y que para conseguir algo es necesario disfrazar la realidad. La madre la disfraza cuando le dice al ciego que el padre era “un buen hombre”. No es que no lo fuera, pero tampoco es tan cierto esto. Era un trabajador, pero también era un ladrón, y así la realidad se hace compleja. Le dice que fue muerto “por ensalzar la fe”, eso tampoco es del todo cierto. Si bien estuvo en la guerra, no estuvo peleando, sino cuidando las mulas de un caballero. Y en este contexto, la expresión “confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre”, termina siendo cierta, pero con lo dicho anteriormente, sería interpretada de manera diferente. Termina pidiéndole al ciego algo que resulta paradójico si se toma literalmente, le pide que “mirase por mí”, esto muestra el desapego de la madre, que aún le afirma que “era huérfano”, siendo que Lázaro tiene una madre.
La respuesta del ciego también está cargada de ese disfraz. Él se compromete a cuidarlo y agranda la situación al decirle que “no por mozo, sino por hijo” lo toma. Esto es cierto y no lo es. Lo castigará, lo maltratará, se burlará de él, sin embargo, como un padre terrible, despiadado, le enseñará todo lo que necesita para moverse en este mundo. Le dará las herramientas para subsistir. Le mostrará el camino como no pudo hacerlo ninguno de los padres que tuvo hasta el momento.
Así Lázaro comienza esta nueva vida marcada por esa antítesis “nuevo y viejo amo”, será una nueva vida para él, por lo dicho anteriormente, y a su vez, la expresión “viejo amo” nos muestra la experiencia que este personaje tiene en estos artilugios que en breve saldrán a la luz.
De la despedida con la madre resulta una de las lecciones que Lázaro aprenderá vivencialmente con el ciego en el episodio de iniciación a su nueva vida, que es el episodio del toro. La madre llora al despedirse, sin embargo, las palabras que usa con Lázaro son duras, porque también la situación lo es. Ella sabe que no habrá otra posibilidad de encuentro, así que Lázaro está muriendo a su vida anterior. Ahora deberá enfrentar una vida nueva, sin la presencia materna, aún cuando la madre no es una presencia significativa, hasta ahora ha procurado alimento y cuidados para él, y por lo que hemos visto, Lázaro no ha vivido maltrato físico, como comenzará a vivir en su nueva condición.
Ella le dice tres cosas: “procura ser bueno y Dios te guíe”, “Criado te he y con buen amo te he puesto” y “válete por ti”. La primera depende de su comportamiento para ser ayudado por Dios, la segunda es referida a su responsabilidad como madre, y la tercera es la lección más importante, es como el secreto, la lección que Lázaro necesitará que quede marcada a fuego en su cuerpo, para poder comprender en el mundo en que va a pasar a moverse: válete por mí. A partir de ahora está solo, y eso lo va a aprender cuando el ciego lo inicie. Así que ni Dios, ni la madre, ni el ciego van a poder ayudarlo, él debe aprender a mirar por sí mismo, a buscar lo que necesita, a sobrevivir, sin confiar realmente en nadie.
Episodio del toro
Este episodio es la iniciación a la vida de pícaro, y tendrá una carga simbólica importante. En primer lugar deben cruzar un puente, que es un pasaje que permite salir de un lugar y llegar a otro. Este pasaje será simbólico de ese pasaje que Lázaro va a hacer de una vida a otra, de una condición a otra. Por otra parte, el puente es un pasaje sobre un río. Así la presencia del río recuerda aquel río en el que nació. Lázaro va a tener un nuevo nacimiento después de este episodio.
Al salir de Salamanca y cruzar este puente, hay un toro de piedra. El toro es otro animal simbólico en España. Sabemos que las corridas de toros son una pasión española porque implican enfrentarse con un animal fuerte, que arremete, en donde se pone en juego la valentía y la destreza del torero. Así será la realidad y la vida a la que Lázaro se va a enfrentar, fuerte, despiada, que arremete contra todo, y que no tendrá piedad por él, ni aunque sea un niño, y a esa realidad él tendrá que enfrentarse con valentía, con astucia, con destreza, como lo haría un torero.
El ciego le pide que se acerque al toro para oír lo que hay dentro. Apela al mundo infantil y mágico que todo niño ha de tener. Un mundo idealista, ingenuo, y ese será el mundo que el ciego va a destruir al golpearlo contra la piedra, algo material que debe quedar marcado en el alma, en la vivencia y en el cuerpo de Lázaro. No se puede ser ingenuo y mágico en una realidad en la que te tenés que valer por ti. Y es en la cabeza donde debe darse el golpe, porque es la cabeza la que debe despertar. El golpe retumba en él como una “calabazada”, como si algo dentro de él se hubiera roto en mil pedazos. Nada puede quedar en su lugar después de este episodio.
Una vez dado el golpe, aparece la burla. Así son las lecciones del ciego, siempre terminan con la burla. Lo que en este momento le dice es la lección más importante y la que define a un pícaro: “necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo”. Es necesario ser más rápido, más astuto, más perverso, más vivo que el mismo diablo, saber aprovecharse de las circunstancias, mentir, engañar, sin importar el otro, aprender a sacar ventaja de cualquier situación. Esto es un pícaro, alguien más rápido que el diablo.
Lázaro comprende la lección cuando asegura que en ese instante “desperté de la simpleza en que como niño dormido estaba”, y termina concluyendo lo que su madre le había dicho momentos antes “solo soy y pensar como me sepa valer”. Este es su nuevo nacimiento, uno en el que debe moverse en soledad, desconfiando de todo.
Episodio del poste
Así como el episodio del toro es la iniciación a la vida de pícaro, el episodio del poste, el final, es la graduación, y por esa razón tendrá innegables similitudes.
Luego de pasar por una serie de lecciones, en las que Lázaro va puliendo su técnica de engaño y aprendiendo de esta realidad cruel en la que se encuentra y se encontrará inmerso durante toda su vida, Lázaro llega a determinar dejar a su amo, cuando se siente preparado para hacerlo.
Espera la circunstancia, aprende a valerse de ella, como el ciego aprovechó la circunstancia del toro para hacerle la broma. Las circunstancias en este episodio es que había llovido mucho, y aún seguía lloviendo, y encima venía la noche, por lo tanto había cierta presión para apurarse. Estas circunstancias son repetidas insistentemente por el Lázaro narrador, como si quisiera despertar al Lázaro personaje, que no se da cuenta de estas ventajas hasta que descubre que el ciego tiene cegado el entendimiento. Últimamente, como pequeñas venganzas, Lázaro llevaba al ciego por lugares difíciles de caminar, y el ciego lo sabía. Se quejaba, pero Lázaro aseguraba que no había otra forma, y que buscaba el mejor camino. En este caso hace lo mismo, y era de suponer que el ciego se daría cuenta, pero no lo hace. Cree en la excusa de Lázaro, es decir, ha mejorado su capacidad de engañar. Y así como en el episodio del toro el ciego se vale de su ingenuidad, aquí Lázaro se vale de la ingenuidad del ciego. Le asegura que hay un paso por donde pasar en el que no se van a mojar, y cuando ve que el ciego alaba la bondad y el cuidado de Lázaro, ahí percibe la oportunidad.
Elije para la venganza un “pilar o poste de piedra”, igual que el toro que era de piedra. Y así como el ciego despertó a Lázaro enfrentándolo a la dureza de la piedra, así despertará, o mejor dicho, dormirá al ciego con la dureza de la piedra. La piedra ahora será más dura que la de la primera lección.
Lázaro se pone detrás del toro “como quien espera tope de toro”. Con esta comparación se teje un puente con la primera lección. Ese toro, esa realidad que lo arremete, y que se encarnó en este tiempo en la figura del ciego, ahora será enfrentada por Lázaro cual si fuera un torero, mostrando que sabe cómo ganarle a esa realidad, que de alguna manera, sin quererlo realmente, el ciego le enseñó.
Le dice que salte con “todo lo que podáis”. La ambigüedad de sentimiento se vislumbra en la expresión “pobre ciego como cabrón”. Parece haber en esta una cierta compasión, pero también toda la rabia que esta figura le transmite.
Igual que en la primera lección aparece la palabra “calabazada”, mostrando que aquello que pareció romperse en la cabeza de Lázaro, ahora se rompe en la cabeza del ciego. El aprendiz superó al maestro, y aquello que a Lázaro lo despertó, al ciego lo durmió.
Y al final, como sello de esta graduación aparece la burla, guardada, resentida, que sale cuando menos se espera. La burla a la sagacidad que el ciego ha perdido en este instante, y que le valió este golpe que lo dejó medio muerto.
Trabajo sobre la novela picaresca, Lazarillo y el Renacimiento.
RENACIMIENTO
Y
PICARESCA
INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA
INTRODUCCIÓN
El
siguiente trabajo tiene como fin
introducirnos en una época muy especial para la literatura española : El
Renacimiento.
Esta época de
cambios y crisis refleja en las obras una mentalidad más humana y un nuevo
planteo de la actitud del hombre ante el
mundo.
Se comienza a
destacar el valor del ser humano y su vida en la Tierra, colocándose en una
nueva escala de valores. Surge entonces el género picaresco, en donde los
autores nos dan testimonio de su época, muchas veces en forma de denuncia o
carácter moralizador, con la finalidad de revelar la realidad española, aunque
adquiere un interés universalmente humano.
El principal
protagonista de esta nueva literatura es el pícaro, personaje que cuenta su
vida de forma autobiográfica, transportándonos a un mundo de miserias y
sobrevivencia. Este es el contraste entre el caballero valeroso y honorable
y el hombre desgraciado, descalificado
socialmente.
La literatura
comienza a plasmar de forma más real los sucesos y acontecimientos del momento,
dejando de lado la literatura fantástica e idealista.
1)
Elabora
un cuadro con los rasgos característicos de la novela picaresca.
NOVELA
PICARESCA
·
Siglos XVI
- XVII Siglos de Oro.
·
España
·
Desplaza la novela idealista de caballería, y
se inclina por el realismo.
·
Composición renacentista.
·
Testimonio de una realidad psíquica y social.
·
Forma autobiográfica de narrar los hechos.
·
Ambiente de delincuencia
·
Protagonistas miserables, desdichados,
antihéroes: PICAROS.
·
Narración descarnada de sentimientos
afectivos, expresión antilírica de la áspera existencia humana.
·
Novela de costumbres.
·
Canto de alabanza a la libertad.
·
Aspectos cómicos y satíricos.
·
Ideología moralizante.
·
Creación genuina del alma de raza castellana.
2) Caracteriza al pícaro como tipo social.
El pícaro como
tipo social pertenece a una amplia gama de personajes de la época como lo son delincuentes,
vagabundos, ladrones, etc… que habitan la España Renacentista.
Es en individuo
sin oficio que vive de la suerte y su propia capacidad y astucia para
sobrevivir al hambre y la pobreza. Se vale de su ingenio para procurarse
sustento y salir adelante en situaciones críticas.
Afronta la vida
desprovisto de las armas que la sociedad proporciona al hombre normal. Se halla
en rebelión contra el mundo y la sociedad. No reconoce la ley ni los valores
morales. Generalmente decide escapar de las comodidades que su familia le
proporciona para aventurarse a una vida
peligrosa, inestable, pero libre.
Se desprende de
los bienes terrenales, se conforma con lo mínimo para subsistir, recurriendo a
todo tipo de estrategias y trucos para lograrlo.
El pícaro es un
hombre sin arraigo, sin patria ni hogar. De aspecto desalineado, mal vestido,
vagabundo y holgazán. Pesimista pero de buen humor. Aficionado al vino y otros
vicios. Menosprecia el honor y ama la libertad, afronta la vida con optimismo.
El pícaro
representa un concepto de la vida humana, esencialmente español, ya que el
español tiene una tendencia innata a huir de la vida.
Pertenece a los
bajos fondos sociales, frecuenta romerías, fiestas populares, tabernas,
burdeles. Sus ocupaciones son pedir limosna o realizar ciertos trabajos
manuales. Con su astucia algunas veces logra alcanzar capas sociales
superiores. Otras veces se hunde aún más en el submundo amargo de la
delincuencia.
No quisiera ser otra cosa que lo que es. No
cambiaría su existencia por un sedentarismo honorable. Es un desarrampado de
ínfima condición.
3)
¿El
personaje “Lázaro” se ajusta a la caracterización del pícaro? Fundamenta.
Como se ha señalado anteriormente, el pícaro
es un tipo social peligroso, de características peculiares, con un afán hacia
la libertad y aventura. Teñido por su gran astucia y mañas para sobrevivir.
Muchas veces estafador y delincuente, mentirosos, ladrones, astutos,
pusilánimes.
Lázaro, personaje principal de la novela “La vida de Lazarillo de
Tormes, y de su fortuna y adversidades” comparte varias de estas
características, pero aún así no puede ser catalogado como el típico pícaro de
la época. La condición de Lázaro es distinta, por ejemplo, el alejamiento con
su familia no es voluntario, sino que la madre lo entrega a su primer amo: el
ciego. Lázaro era tan sólo un pequeño niño inocente, él no anhelaba separase
como generalmente ocurre con el pícaro, sino que se ve obligado a aceptar la
realidad y futuro que se le impone.
Es muy dudoso que su autor anónimo haya querido escribir la historia de
un pícaro tal como se entendía en su época, dado que la palabra pícaro no
aparece ni una sola vez en la narración. Además, Lázaro es una víctima. Él no
se siente cómodo con su conducta, ni robando, ni mintiendo, ni engañando.
Es la necesidad de sobrellevar el hambre y las penas que lo agobian, lo
que obliga a Lázaro a actuar de esa forma. Muy por el contrario a los deseos
del pícaro, de vivir errante y vagabundo, Lázaro aspira a trabajar, ganarse el
pan y poder ordenar su vida. Son las circunstancias las que llevan al joven de
un lado al otro, desafiándolo a sobrevivir como pueda.
El pícaro se siente a gusto con su condición, mientras que Lázaro
maldice su suerte. Es un indigente sufrelotodo. En comparación con la obra “El
Guzmán de Alfarache”, el personaje de Lázaro tiene algo infantil y se mantiene
dentro de la ingenuidad, aunque algunas veces se traspasen los límites de la
licitud moral.
La tensión en el Lazarillo es siempre novelesca. En el pícaro y su
acción hay un conflicto entre la inteligencia y la voluntad.
Lázaro no es un pícaro, es un ser humilde que ha pasado del sufrimiento
al bienestar sin desarrollar instintos criminales, sino llegando al summun de la hipocresía.
4) ¿En qué aspectos el Lazarillo de Tormes
puede ser considerada precursora de la novela picaresca?
La primer novela
que tuvo influencia directa, aunque tardía, es la obra del Lazarillo de Tormes
de 1554. Es en general considerada como el prototipo de novela picaresca, pero
en realidad es sólo una precursora. El prototipo es “El Guzmán de Alfarache” de
Mateo Alemán. Los humanistas eramistas españoles produjeron entre 1530 y 1560
una literatura dentro de una estructura social realista, donde se satirizaba la
hipocresía moral y religiosa de aquel tiempo. Es de este clima de sátira
social, provocada por la necesidad de una reforma religiosa, que surge el
Lazarillo de Tormes.
Esta obra
constituyó el modelo de la futura novela
picaresca. Pero tuvieron que pasar cuarenta y cinco años antes de que se
volviera a utilizar esta forma de nuevo. Lazarillo de Tormes no tuvo una
descendencia comparable a la de “El Guzmán de Alfarache”. Permaneció aislado durante muchos años, y
este hecho impide que sea considerada como el primer ejemplo de un nuevo
estilo.
Sin embargo fue
lo que podría considerarse una linea de novelas satíricosociales , muy distinta
de las novelas pastoriles contemporáneas. Lazarillo fue por lo tanto, el
precursor de este estilo, pero tuvo que esperar mucho antes de nacer.
5) ¿Cuál es el valor estético y social de
la novela picaresca?
La novela
picaresca refleja social y moralmente a los españoles del siglo XVI. Es una
comunicadora de la naturaleza y la vida del hombre, ya no vista desde una
perspectiva idealista y fantástica, como las novelas de caballería, sino como
denuncia y realidad de tiempos de crisis.
La novela
retrata un país en decadencia, cuna de mendigos y delincuentes. Historias de
vida que también debían ser contadas. El deseo de retratar a los hombres como
son, con el fin de abrir los ojos a los lectores sobre las miserias de la
naturaleza humana.
Las novelas
picarescas son divertidas e ingeniosas, y a pesar de ello, se interesan por los
problemas sociales. La novela realizó el intento de valorar social y moralmente
al pícaro, señalando sus apetencias y virtudes.
Es escritor se
siente cronista directo de su época y esto es lo que refleja en su obra: vida,
costumbres, ideologías y circunstancias socioeconómicas del momento.
Suministrando un interesante y fiel panorama de la situación social de la época
de los Austrias.
6) Plantea tres de las teorías más
difundidas sobre la posible autoría del Lazarillo. Explicitando los argumentos
a favor y en contra.
Existen
distintas versiones acerca de la autoría del Lazarillo intentando descifrar su
anonimato. A continuación se analizarán tres de ellas:
a) La
paternidad del Lazarillo fue adjudicada a fray
Juan de Ortega en 1605, por un hermano de hábito fray José de Singüenza.
Su creencia nace al haber encontrado el borrado de la obra en su celda, de su
propia mano escrito. El anticlerisismo de Lazarillo no afecta a la posible
autoría de fray Juan, dado el fuerte espítiru crítico de los frailes
reformadores de la época. Pero dado que el indicio decisivo fue hallar el
borrador, no es suficiente pruba, ya que muchas obras literarias ciscularon
manuscritas durante los Siglos de Oro.
b) En
1607 Valerio Andrés Taxandro escribía de
Don Diego Hurtado de Mendoza : “… Compuso también poesías en romance y el libro
de entretenimiento llamado Lazarillo de Tormes.” En 1609 un jesuita Andrés
Schott contaba algo similar. Esta
versión llegó a considerarse cierta y estamparse el nombre de Mendoza como
seguro autor. Pero las bases de esta teoría son débiles, ya que se reduce a
repetir “que nada se opone que no lo sea”. Además, Morel-Fatio explica que el
Lazarillo ha sido aducido a Medonza porque éste tenía un ánimo vivo y ajeno a
toda disciplina, otorgándole la reputación de enfant terrible y cargando con la responsabilidad de otras obras de
las cuales tampoco tuvo que ver.
c) En
1867 al publicar “La reputación de la historia evangélica del capítulo nono de
San Joan”, del licenciado Sebastían de Horozco, José María Asensio notó la
semejanza existente de algunas expresiones utilizadas entre las tretas de un
mozo de ciego llamado Lazarillo y una sonada aventura de nuestro Lázaro de
Tormes.
Julio
Cejador apoyaba esta teoría, basándonse en una serie de semejanzas temáticas y
expresivas entre las obras de Horozco y Lazarillo. Pronto, la tésis de cejador
fue combatida por Emilio Cotarelo, quien inició la publicación del “Libro de
proverbios o refranes glosados de Horozco”. La teoría se abandona
inmediatamente y luego es retomada por Márquez Villanueva. Argumentando las
grandes semejanzas entre ambas obras, pero en realidad nada en las obras de
Horozco se equipara a la lengua del
Lazarillo. El estilo de toda su obra desmiente la hipótesis.
7) Lee con detenimiento el capítulo uno
“Problemas del Lazarillo” de Francisco Rico y sintetiza las ideas más
importantes.
Francisco Rico
plantea algunos de los problemas que giran en torno al Lazarillo de Tormes
realizando sus propias interpretaciones. En primer lugar plantea que el
Lazarillo ha sido catalogado como un libro inconcluso dado que al ser una
ficción autobiográfica, la narración de una vida, ha de permanecer necesariamente
así. Rico fundamenta que es libro concluso y bien rematado porque se ha
propuesto un asunto, un término y se ha desarrollado hasta llegar a éste. En el
prólogo se justifica la razón de ser, diciendo que se relatará “el caso” y se
narra así una autobiografía entendida como dimensión diacrónica “del caso”. El
núcleo del Lazarillo está en su final: a “el caso” (acaecido en último lugar y
motivo de la redacción de la obra) han ido agregándose los restantes elementos,
hasta formar el todo de la novela.
La referencia
inicial a “vuestra Merced” refuerza el vínculo entre prólogo, relato y desenlace.
El desenvolvimiento de la trama gravita por el peso de la paternidad moral del
ciego. En toda la novela hay una segura unidad de tendencia. Lázaro de Tormes
recoge y aplica en “el caso” todas las lecciones recibidas en su aprendizaje de
degradación. Lazarillo, más que un relato puro, es una relación o informe hecho
por un hombre sobre sí mismo. Es el centro de gravedad de la obra. Al corto período con el ciego se le dedican
varias páginas, donde Lázaro, ya despierto, lucha forzadamente por la vida. Los
dos meses con el escudero enseñan al muchacho lo inútil y fugaz de la honra de
uso. El trimestre al servicio del buldero refuerza la lección de callar y quedarse
al márgen cuando conviene. De todos sus amos aprende algo nuevo. Más que una
fluida elaboración de sucesos autónomos, la técnica del Lazarillo recuerda lo
de algunas obras de justificación histórica en que insistencias y silencios
tienen idéntico sentido.
Analizando el
trato del escudero, Rico, alega la conclusión de que el contexto se burla del
texto, la aparente objetividad en la presentación del escudero, resulta ser más
bien un engaño a los ojos, sin saber qué esconde la realidad del personaje y la
intención del autor, que rehúye las respuestas unívocas y eleva a su más sabia
cristalización artística el “si fuera verdad…” del prólogo.
8) ¿En qué se basa la crítica para aseverar
que la novela tiene una composición renacentista?
Estudiando la forma de la obra, y detallando varias de sus
características se puede aseverar el carácter renacentista de la novela. El
Lazarillo de Tormes se divide en siete capítulos, llamados tratados y agrupados
así: 3+1+3. Aquí podemos observar la rigurosa simetría y sencillez de la
estructura. En un equilibrio encantador del Renacimiento en España la simetría
de la obra renacentista demuestra cómo la composición se basa en una adición de
curiosidades. El Lazarillo nos presenta tres historias: el ciego, el clérigo y
el hidalgo.
En la primera parte el autor anónimo
hace que Lazarillo sirva sólo de apoyo, por el contrario en la segunda
parte es él el actor principal. Esta simetría produce el sentimiento de
claridad, de orden. Su índole estática tranquiliza el espíritu. El hombre
abarca el mundo por completo. El sentido del límite le da un sosegado dominio
de sus pasiones y de su medio del cual se sabe y cree centro.
En cuanto al espacio, es un lugar
ideal que dispone de apenas algunos accesorios para acompañar al personaje o
acción. El Lugar en el Lazarillo depende en absoluto de la acción. Lo mismo
acontece con el tiempo, se trata de un
tiempo ideal. Su función es atemporal. Sólo encuadra a la acción. Existe un
ritmo sosegado, humano, un camino sin prisas. La concepción del espacio y
tiempo está en correspondencia con la simetría. Lo que el autor renacentista
propone es aislar y fijar un aspecto esencial del SER. La simetría del Lazarillo se propone dar una
visión de la vida del hombre, éste es un punto donde a través de varias
representaciones converge la misma necesidad de subsistencia, necesidades, que
siente la humanidad de conservarse.
El mundo renacentista aislaba
para presentar con toda claridad una situación humana, un caso sentimental, la
vida del hombre. Esa manera conceptual y abstracta es rechazada por el Barroco.
La comedia renacentista es de una gran sencillez y claridad de línea.
Presentado siempre un caso delimitado y con contorno preciso. El Nihil admirari
horaciano es la norma del Renacimiento.
El poeta en el Renacimiento es de gran economía en su expresión, y trata
que sea lo más natural posible representando la sencillez y claridad mental de
la época.
La obra renacentista dispone de una perspectiva ordenadora, que
partiendo de la razón fija la proporción de las cosas. Estudia los sentimientos
y las pasiones aduciendo la vida del hombre a dos estados, haciéndolo un ser
abstracto, por eso la claridad de su perfil, de su contorno, por eso su
esbeltez.
9) Investiga sobre los sustratos sociológicos
de España en la época picaresca.
La novela
picaresca en España suministra una fiel e interesante panorámica de la
situación social en la época de los Austrias. La picaresca social y la
literaria no eran distintas. España vivía en unas especiales condiciones
triunfalistas, acentuando su acción en las grandes empresas imperiales,
dinásticas y nobiliarias, marginando otras realidades sociológicas. Tales como
los grupos desvalidos, carentes de protección y medios de subsistencia,
bordeando el delito.
El pícaro es un
componente de aquellos siglos, de las estructuras político-económicas del
Renacimiento. La sociedad española en la época de los Austrias se manifestaba a
través de distintas capas sociales.
La noble y el
clero constituyen el eslabón fundamental en el funcionamiento de aquella
sociedad.
El clero forma
capas o estamentos, reflejo de los distintos estratos sociales. Se trata de una
entidad social abierta en un orden jerárquico. Se mezclan sujetos procedentes
de noble cuna, juntamente con artesanos
y plebeyos. Su número ascendía a unos cien mil en el siglo XVI. La gran masa
del clero se caracterizaba por su bajo nivel cultural. La picaresca busca la
seguridad, el medro y el sustento a través del hábito eclesiástico.
La nobleza
constituyó otra clase social privilegiada. El primer escalafón lo constituían
los grandes de España y los Títulos, siendo la élite de la aristocracia y
formaban un estamento social cerrado. El orgullo, altanería, rastrera adulación
de los reyes y menosprecio al trabajo son rasgos característicos de estos
personajes.
También se pueden
distinguir a los caballeros, cuya categoría no se adquiría por nacimiento o
herencia, sino por nombramiento directo o espaldarazo.
Existe una
nobleza de inferior categoría con reducidos recursos económicos y desprovista
de derechos jurisdiccionales: los hidalgos.
Herederos de un pasado de esplendor, pretenden mantenerlo con grandes
penurias y altivez. Tan altivos como pobres que viven el hambre con fingido
honor.
La milicia no
constituyó una clase social propiamente
dicha. Aunque influyera en la evolución de aquella sociedad. En cuanto a
su estructuración funcional, el núcleo lo constituyen el provincial y el
soldado. Después está el mercenario.
Las clases privilegiadas
utilizaban la milicia para conseguir puestos de honor en el reino, y la burguesía para saciar su afán de
aventuras.
Otro importante
estamento social es el de los académicos o
letrados. Una especie de aristocracia de la inteligencia que constituye
el plantel de escritores, poetas y eruditos. Estos nos dan fe del estado de la
sociedad de su época y denuncian también lo
que consideraban caduco o superado, incluso lo peligroso para la sana
vida de las comunidades. El estamento de los letrados incluye a los
universitarios, estudiantes que constituían dos subclases: ricos y pobres.
Estos últimos constituyen una faceta más de la picaresca.
También vale la
pena contemplar campesinos y ganaderos, quienes descienden considerablemente
desde la Edad Media, hasta la época de los Austrias.
El vulgo en España se muestra con
características propias, cualificado por la constante de los vagabundos, que
constituyen la condición fundamental del estado llano. La aventura, la
improvisación y el nomadismo se dan por doquier, mientras la agricultura se
aniquila sin remedio.
Truhanes,
pícaros, holgazanes y vagabundos invaden campos, aldeas y villas, siendo
reflejados literariamente en la picaresca.
El grupo social
más ínfimo en el abigarrado cuadro humano de la España de los Austrias es el de
la llamada Germanía. Eran delincuentes, estafadores, ladrones, etc… con
guaridas en callejones, plazas o barrios. Estos tenían un reglamento con sus
peculiares reglas y distinciones. Aquí, la picaresca se ha convertido en
delincuencia. La Germanía es una especie de mafia organizada. Tenía incluso su
propia jerga y típica poesía: el Romancero de la Germanía.
Es importante
señalar el papel que la mujer desempeñaba. La mujer española de la nobleza y
burguesía era centro del hogar y de la familia. Su educación estaba limitada a
saber escribir, las cuatro reglas aritméticas y el conocimiento de los trabajos
domésticos. En cuando esposa o hija, era el honor del marido, del padre y del
hermano. Se la custodiaba y vengaba en caso de ser mancillada de palabra.
Frente a este
modelo de mujer se opone otro: la mujer mundana. Un tipo de mujer
desconcertante, aguda, e ingeniosa, con un honor aparente. Dedicada al juego
del amor y coquetería. Libertina mientras fuera tapada y honorable,
descubierta.
El honor, la
venganza y la religiosidad eran aspectos muy importantes en la sociedad
española.
Nobleza, eclesiásticos,
hidalgos, estudiantes, pueblo llano, mendigos y vagabundos participan en una
misma cualificada actitud, marcado por un comportamiento anómalo, con sus
objetivos prácticos y egoístas a través de la astucia, la treta y el engaño, a
lo que se ha venido a llamar PICARESCA.
Conclusión
A lo largo de la
presente investigación bibliográfica realizada se ha podido caracterizar
una época, una sociedad y un género
literario propio de la España renacentista. La novela picaresca es el fruto
de la mirada profunda que el autor
traslada al papel. Es el surgimiento de una mentalidad abierta, de valores
nuevos y una literatura más realista,
comprometida con su entorno.
Del caballero
idealista, al pícaro mediocre, de la fantasía y exaltación del honor a la
decadencia y humillación del hombre.
“La picaresca se
hizo visible a través de la literatura,
que funcionó de filtro o catalizador. El escritor la descubre, la presenta y le
da corporeidad, pero el tema está vivo en la misma entraña de la sociedad.”
BIBLIOGRAFÍA
MANUEL MONTOLIU, Manual
de historia de la literatura castellana. Editorial Cervantes, Barcelona1957.
JOAQUÍN CASALDUERO, Estudios
de la literatura española. Editorial Gredos, Madrid.
FRANCISCO RICO, Problemas
del Lazarillo. Editorial Cátedra.
ARANGÓN, Peligrosidad
social y picaresca.
ALEXANDER A.
PARKER, Los pícaros en la literatura.
Editorial gredos, Madrid.
jueves, 25 de julio de 2013
Renacimiento
El Renacimiento
Trabajo realizado por la Prof. De Nigris
Se llama Renacimiento a ese período histórico artístico que se mezcla con la Baja Edad Media. Recordemos que la en la Baja Edad Media las ciudades empiezan a fortalecerse a causa de las debilidades de los feudos. Estos últimos se han visto obligados a vender su excedente de producción y eso ha provocado que comenzaran a desmembrarse. La actividad comercial empieza crecer y en las ciudades empieza a manejarse la moneda.
Florencia es la ciudad precursora de todo este movimiento comercial. Y es allí donde comienzan las tendencias artísticas que marcarán los fundamentos de la época. Pensemos en pintores como Leonardo, Miguel Ángel, Rafael, por mencionar los más conocidos.
El Renacimiento aparece como una época contrapuesta, en algunos aspectos a la Edad Media. En primer lugar, debemos destacar la figura del burgués, que aparece lentamente en escena. El burgués, que es el dueño de los medios de producción, aparece ligado a los artesanos y los comerciantes. Son aquellos que se han ido del feudo y comienzan a producir en las ciudades. Esta clase social insipiente y débil aún en poder político, comienza a ganar plata que le permite disfrutar de los placeres y comodidades que la vida puede brinda. Recordemos que en la Edad Media, esta idea de disfrutar de la vida en la tierra no estaba bien vista. El hombre debía prepararse para vida del más allá, llevando acá una vida de sufrimientos y de santidad. Así que los nuevos intereses del burgués se oponen a las creencias antiguas.
Lentamente, los ideas burguesas van adquiriendo espacio, y van desplazando las creencias planteadas por la religión, así Dios, si bien no pasa a un segundo plano, queda al mismo nivel que los intereses y deseos del Hombre, y por lo tanto la vida en tierra es tan importante o tal vez más, que la del más allá.
Esta nueva mirada del mundo debe ser avalada con algún sistema de valores, que permita evitar las repercusiones de un aparato inquisidor, que aún está fuerte. Ese sistema tiene que ser lo suficientemente admirado por la Iglesia como para que no exista oposición, y que a su vez promueva esa mirada humana que necesita el burgués. El sistema de valores más adecuado es el del mundo clásico, el que tenía la cultura greco-latina. Esta cultura promovía al hombre en su belleza, equilibrio y mesura. La belleza en el mundo griego y latino es aquella que el ojo humano puede captar en toda su dimensión. El culto de al hombre se da precisamente en esta cultura. Y a su vez, si sabemos algo de esta cultura es porque la Iglesia, que era quien preservaba los textos, la admiraba tanto, que los conservó. Así que, en el Renacimiento renace la cultura greco-latina.
Toda esta atmósfera en la que el hombre adquiere importancia, hace pensar en la posibilidad de que las emociones lleven a un desequilibrio, que podría ser nefasto para él. Así que, igual que en la cultura griega, se busca la mesura, y para dominar la emoción es necesaria la razón. Esta es una época donde la razón juega un papel crucial. Debe estar en equilibrio y armonía con la pasión, porque tanto una como la otra son naturales. Este es otro concepto importante: la naturaleza, que siempre ha de estar en relación armónica con el hombre.
Estas ideas que empiezan a imperar mueven al hombre a descubrir, buscar, investigar, a querer conocer. No es casual, que en España surja la conquista de América. Si bien en un principio no sabían exactamente lo que estaban descubriendo, es este afán el que los mueve. Con esto se abre una perspectiva nueva: hay un mundo desconocido para conocer, y hay una vida para hacerlo, que debo aprovechar.
ALGUNAS LÍNEAS EN EL ARTE
Teniendo presente este clima humanista, podremos ver tanto en la pintura, escultura y literatura que la figura humana estará en el centro de la obra. Pensemos en la Gicconda o Mona Lisa, obra de Leonardo tan conocida, o también podemos ver esta impronta en el David de Miguel Ángel. Esta es la época de las Madonas, es decir la época en la que se pintan toda clase de madres con sus niños en brazos, a semejanza de la Virgen María. Podemos ver que el motivo religioso no desaparece, sino que persiste, pero cambia la forma en que se pinta. En la Edad Media las pinturas eran motivos religiosos con un fin didáctico, enseñar sobre pasajes de las Escrituras. Ahora no se busca ese propósito, sino deleitar. Por eso la pintura comienza a preocuparse de otros detalles. Lo mismo pasa en la literatura, donde ya no hay un fin de enseñanza moral tan marcado, y comienza a darse paso a temáticas donde el hombre pueda expresar sus emociones, siempre en perfecta armonía y equilibrio.
Junto con los motivos religiosos, aparecen los motivos paganos. Ahora se pinta, además de las vírgenes, a las diosas griegas y latinas, o a los mitos de esa cultura. De la misma forma, las referencias a esos mitos se hacen patentes en la literatura.
La armonía y el equilibrio pasan a ser elementos fundamentales en la literatura y la pintura. Nada debe ser desproporcionado, nada debe mostrarse excesivamente apasionado, todo debe ser agradable al ojo humano. Por lo tanto, siendo el hombre un ser simétrico, es lógico pensar que todo lo que a sus ojos se presente debe también ser simétrico, porque eso mantiene el equilibrio y la armonía. Y esa armonía debe ser natural. Por eso el arte renacentista hace siempre referencia a la naturaleza. Las pinturas están cargadas de elementos naturales, y en la literatura, la naturaleza acompaña armónicamente el proceso de los hombres.
Esta época cargada de vitalidad, hace que los colores tengan brillo y luminosidad, y por lo tanto sean más vivaces que en la Edad Media que gustaba de la sobriedad en todas las cosas. A pesar de la vivacidad, nunca debe perderse el matiz de lo natural, así que esos colores serán equilibrados, y nunca agresivos al ojo humano.
Por último, nos referiremos a ese deseo de descubrir. Esto se traduce en la pintura en el descubrimiento de la perspectiva. La pintura empieza a preocuparse mucho por el fondo del cuadro, mostrar ese mundo que puede estar más allá. Si miramos la Giocconda, vamos a ver que detrás de la figura humana hay un campo, vital, inmenso, que se pierde en el horizonte. Esto traduce el sentir de una época. En la literatura aparecerá el movimiento tanto sugerido, como plasmado en juegos de palabras o en imágenes metafóricas.
RENACIMIENTO.
Como la palabra lo
indica, es el resurgir del mundo antiguo, reaccionando contra el mundo
medieval. Es un periodo de intensa vida intelectual. Entre los siglos XIV y XVI
Europa vivió una resurrección de todo aquello que había estado en el olvido
durante la Edad Media. Artes, comercio, literatura, música y ciencia volvieron
a florecer. El feudo dejó de ser el centro de la vida social. Pueblos y
ciudades nacieron rápidamente al desarrollarse la industria, el comercio y el
intercambio. El hombre se percató del cambio en su manera de vivir, y comenzó a
dudar de sus propias creencias. Inició el análisis de las instituciones
universalmente aceptadas, tales como la Iglesia. Llegó a tener mayor aprecio
por las cosas de este mundo y a preocuparse menos por las del otro. El
resultado fue una revolución contra las ideas y costumbres de la Iglesia
Católica. La revolución en cuestión , conocida como la Reforma, trajo consigo
el nacimiento de las Iglesias protestantes.Todo gira en esta época en derredor
del hombre, de su figura con fuerza emancipadora y prepotente. Se pasa de la
idea de Teocentrismo del Medioevo a la del Antropocentrismo. La antigüedad
adquiere sentido total de cultura, reduciendo su significación a dos principios
fundamentales: Naturalismo e Individualismo.
El Humanismo es la
tendencia que excita el pensamiento y al hombre como autoridad soberana que
sólo presta atención al genio de la antigüedad.
El Naturalismo es
otra tendencia que aparece y que plantea que el fin del hombre es gozar de
todos los bienes de la naturaleza; es la doctrina “del placer” que exige la
satisfacción de todos los apetitos sin barreras. Pero el Cristianismo logra
adecuar estas nuevas ideas a sus concepciones, y así en la religión, en la
moral, en la estética y en la glorificación del amor puro, encuentran los
artistas de la época la concepción del mundo que necesitan. Asimismo, el
Cristianismo se colma de Racionalismo y la razón, de este modo, se constituye
en norma de todo conocimiento. La exaltación de todas las facultades humanas y
el goce de los sentidos desarrollan el instinto de perfección.
La fecha de inicio
del Renacimiento se vincula, por algunos historiadores, con la Caída del
Imperio de Constantinopla en poder de los turcos en el año 1453. Otros,
prefieren vincularlo con la invención de la imprenta en 1440. En realidad,
dicho movimiento fue fruto de un proceso paulatino de cambios.
Las nuevas ideas y
descubrimientos del Renacimiento tuvieron rápida difusión en virtud de la
invención del tipo movible de imprenta.
“Renacimiento” deriva
de la palabra italiana “rinascita”, usada por el historiador Giorgi Vasari en
el año 1550. Antes, Nicolás Maquiavelo había usado la expresión “Roma rinata =
Roma renacida”. Ambas expresiones recogen la idea de renacer del mundo antiguo,
clásico, grecolatino que despertó el interés primero y luego el apasionado
estudio de los eruditos de la época.
Palacio
del Renacimiento español.
CONCEPTOS
RENACENTISTAS.
El
Universo era para los renacentistas una estructura ordenada formada por escalas
o tramos y todo ser creado, viviente o nó, tenía su punto o espacio fijo. En el
punto más alto estaba Dios (creador y juez), en el más bajo los seres
completamente inanimados. Punto medio de esta estructura era el hombre. En esta
posición, el hombre tenía dos peligros: en cualquier momento su naturaleza
animal podía sumergirlo en la degradación y si lograba librarse de la
tentación, existía en el hombre la posibilidad de caer en el pecado de orgullo,
más mortal aún, que podía incitarle a reclamar un sitio más alto en la escala
del que tenía y a anteponer su juicio al de Dios.
Siempre
que el lazo natural, la “pietas”, es respetado, el Universo es fundamentalmente
feliz; sin estar libre de la desdicha, naturalmente, pero templado por la
bondad e iluminado por el amor. Tan pronto como la “pietas” se rompe, sin
embargo, la contranatura y la crueldad quedan sueltas. La armonía, la
“Jerarquía”, la subordinación natural del inferior al superior debe ser la
clave de toda la vida. Se necesita un equilibrio, una armonía entre la
jerarquías para mantener ese orden universal.
La
mente renacentista veía tres clases de orden entrelazados: Orden del Universo,
Orden en el Sistema Político, Orden en el Sistema Humano. Los tres estaban en
una relación estrechamente analógica. El Universo es una enorme serie de
espejos. Lo que ocurría en una esfera tenía su paralelo en la otras. No en el
sentido de que la causa en una esfera era seguida inmediatamente por el efecto
en la otra, sino en el sentido analógico de que la introducción del desorden en
cualquier punto era una rendición, la aceptación del poder del principio
destructor, que constituía una amenaza general.
Ejemplo
de esta concepción renacentista se aprecia en la obra “Macbeth”, en donde se da
un acto terrible de destrucción política y humana (asesinato del rey Duncan y
gobierno tiránico de Macbeth) que se acompaña de dislocación del orden en la
mente y en el cuerpo humano (locura y suicidio de Lady Macbeth en medio de
tormentas y relámpagos). La dislocación en la mente y cuerpo humano tiene su
paralelo en una dislocación de los elementos naturales (tormentas, relámpagos,
truenos, animales con conductas extraordinarias). Todos los sucesos
contranaturales de la noche en que muere Duncan asesinado por su primo Macbeth
son simbólicos del desorden, del caos en otro orden.
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