El prólogo en la tragedia griega cumple
la función de ubicar al espectador en la parte del mito que será representada.
Al acudir al teatro a ver “Edipo Rey” el griego ya conoce el mito y ya
sabe que verá algún momento de la vida de Edipo mientras es rey; el prólogo lo
ubica en el momento en que se empieza a investigar la muerte de Layo, es
decir, los últimos eventos del reinado de Edipo, pues la resolución de ese
crimen lo llevará al destierro. Esto quiere decir que sabemos que Edipo
hace tiempo que es rey, ya está hace muchos años casado con su madre Yocasta, y
ya ha tenido sus cuatro hijos con ella.
El prólogo de Edipo Rey se abre con
Edipo, el Sacerdote, Creón y el coro de suplicantes en escena.
El primero en hablar es Edipo y ya por
medio de sus primeras palabras vemos cómo es su relación con su pueblo. Se
refiere a ellos como “hijos” por lo que sabemos que es paternal con ellos, no
será un líder tiránico ni indiferente sino bondadoso y tendiente a
responsabilizarse por ellos. Esto se confirmará más adelante con sus acciones.
También les dice “nuevos vástagos del
antiguo Cadmo”. Vástagos significa hijos, Cadmo según la mitología fue el
fundador de Tebas el que dio nacimiento a los pobladores de la misma, y su
primer rey.
Por las palabras de Edipo nos damos
cuenta qué están haciendo sus visitantes, están coronados con ramas de
suplicantes, que son ramas de olivo con tiras de lana, parte del ritual para
pedir algo era tener ese elemento. También vemos a través de sus palabras que
toda la ciudad está suplicando, cantando los peanes, que son los himnos en
honor a Apolo, se entiende que la peste es un castigo divino ocasionado por él.
Edipo muestra nuevamente que es un rey
preocupado al decir que no ha mandado mensajeros a averiguar esto, sino que él
mismo fue a verlo.
“Yo a quien todos llaman el ilustre
Edipo” vemos con esta expresión ya otro rasgo de su personalidad, llamarse a sí
mismo ilustre delata el orgullo que lo caracteriza, es un buen rey, y no
es humilde, es plenamente consciente de ello, y de ello hace alarde. Además
todos lo llaman así, es notorio también que el pueblo lo quiere y lo considera
un buen rey, después que los salvó de la esfinge.
Edipo cierra su discurso diciendo que
sería un insensible si no tuviera compasión de los suplicantes, se reafirma que
es un rey paternal, que quiere hacer todo lo posible para que su pueblo esté
bien.
Le responde el sacerdote, una persona
sabia por su edad y experiencia, vemos en su discurso todas los recursos
persuasivos que usa para convencer a Edipo. En primer lugar lo halaga
llamándole “soberano de mi patria”. En un segundo lugar menciona las distintas
edades de quienes han ido a suplicarle, niños pequeños por un lado, y por otro
algunos “abatidos por la vejez”. El sacerdote sabía que le convenía inspirar compasión,
y por eso lleva específicamente a los más necesitados e indefensos, cosa que
recalca en su discurso. También menciona que el resto de la ciudad está reunida
en el ágora, que era el lugar de reunión y de toda actividad social en las
ciudades de la Antigua Grecia. El sacerdote está diciendo que toda la ciudad
está parada, reunida en la plaza, coronada con ramos, suplicando, lo cual nos
transmite la gravedad del problema.
Pasa a continuación a describir a la
peste en sí, dice que la ciudad “perece en los fecundos retoños de la tierra”
esta expresión es un antítesis o contraste, existe una contradicción en decir
que algo muere en los fecundos retoños, pues fecundo es algo fértil, “que
se reproduce o procrea con facilidad o abundantemente” según la Real Academia
Española; y retoño es algo recién nacido. La peste está atacando las plantas
recién nacidas. “Perece en los rebaños que pacen, y en los partos estériles de
las mujeres” nuevamente hay un antítesis similar al anterior decir que algo
muere en un parto estéril cuando un parto es el surgimiento de la vida, y la
esterilidad es la ausencia de vida. Los hijos de las mujeres están naciendo
muertos, esta es quizás la imagen más dolorosa que presenta el
sacerdote, y lo que hace a esta peste tan terrible. Acusa a Ares, el dios
de la guerra, de matar la casa de Cadmo, es decir, Tebas.
Luego el sacerdote retoma los halagos
diciéndole que nadie lo iguala a un dios, pero lo consideran el primer tebano,
el más importante, pues es el rey, porque los salvó de la “inflexible cantora”
es decir, de la esfinge, y porque lo hizo sin ayuda de ninguna persona, sino
con ayuda de un dios, con lo que dice indirectamente que Edipo es el regalo de
los dioses a Tebas. Vemos que no solamente Edipo tiene una actitud
paternal con su pueblo, sino que su pueblo también tiene una relación de hijo
con él, lo ponen en el lugar de padre, y lo hacen responsable de resolver sus
problemas.
Finalmente termina su súplica pidiéndole
que sea con ayuda de quien sea, que salve la ciudad nuevamente, alternando
halagos “el más poderoso de todos”, “el más distinguido de los hombres” con
argumentos de por qué al propio Edipo también le conviene salvar la ciudad,
pues no quiere ser recordado como el que salvó a la ciudad para luego
finalmente dejarla caer, y porque de nada le sirve ser rey de una ciudad sin
población. Así se cierra el discurso del sacerdote. Comprendemos que la ciudad
fomenta ambos rasgos de su personalidad, tanto el paternalismo como el orgullo,
pues ellos cumplen el rol de hijos, y porque ellos lo consideran un enviado de
los dioses y su salvador.
En su respuesta, Edipo afirma que ya
estaba al tanto de la peste que asolaba la ciudad, y sostiene que de todos los
habitantes de Tebas es el que más sufre, por sí mismo, y por el sufrimiento de todos
los demás, a quienes considera sus hijos. Seguimos viendo sus rasgos de rey
benevolente, preocupado y que incuso sufre al ver sufrir a su pueblo. “No
habeis despertado a un dormido” es una metáfora con la que quiere transmitir
que está al tanto de todo lo que sucede. A continuación dice que no solamente
ya conoce la situación, sino que además ya ha tomado medidas para resolverla,
habiendo mandado a su cuñado al templo de Apolo a encontrar la solución a la
peste.
La primera ironía trágica de la obra se
plantea aquí “cumpliré inmediatamente lo revelado por el dios o seré un
malvado”, justamente cumplir lo revelado por el dios lo pondrá en evidencia
como un malvado, el responsable de la peste de Tebas. La ironía trágica es un
recurso que se da en la tragedia griega, en la que el espectador sabe toda la
verdad, pero el personaje no, y por lo tanto, este dice cosas que son
contradictorias con la verdad que no logra ver.
Luego de estos extensos discursos se
suceden diálogos de respuestas cortas, lo cual cambia el tono dramático.
Después de los largos parlamentos que nos ubicaron en la situación, se utilizan
estos diálogos para agilizar la acción y generar más dinamismo en la obra.
Creon se acerca coronado de laureles, en
símbolo de victoria, se nos anticipa que ya tiene la respuesta. Creon le
pregunta a Edipo si revelar la verdad frente a todo el pueblo, Edipo le dice
que sí, no mantiene secretos de su pueblo, y además esto es un asunto que los
afecta a todos.
Creon revela que para alejar la peste de
debe “expiar una muerte con otra muerte”, es decir, dar muerte a los asesinos
de Layo. En un diálogo rápido se nos pone al tanto de que Edipo cree no saber
nada de Layo ni de su muerte, y que en ese momento el pueblo no hizo nada para
resolver el crimen pues estaba asolado por la esfinge.
Edipo luego hace otro discurso en el que nuevamente se
nos muestra su orgullo diciendo “otra vez seré yo mismo quien aclare todo desde
el principio” se ve que Edipo se siente sumamente cómodo en ese rol de mesías
que la ciudad le ha otorgado. Vemos otra ironía trágica cuando dice “No es en
favor de amigos lejanos sino en el mío propio que alejaré este pecado”, ya que
sabemos que la resolución del crimen será su perdición. También dice
inocentemente que cualquiera que haya matado a Layo, también podría matarlo a
él. El prólogo se cierra con Edipo diciendo que tomará acción, e invitando a
todos a levantarse y hacer lo mismo, y el sacerdote feliz pues ha logrado su
cometido.
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