domingo, 16 de agosto de 2015

CÁNDIDO VOLTAIRE CAP I




                                                                                CÁNDIDO VOLTAIRE CAP I

En el primer capítulo vemos a un Cándido joven, inocente y crédulo, que proviene de una familia adinerada y que actúa en acuerdo con sus impulsos. Vive en el gran castillo del barón de Thunder-ten-tronckh, quién es poderoso y muy rico. La baronesa es una mujer rolliza y respetable. Cunegunda es hija de la baronesa, y es joven y muy bella. Al final del fragmento, cuando Cándido está con Cunegunda se vislumbra lo que caracteriza a toda la obra: la ridiculización del pensamiento de Leibniz (filósofo representado por Pangloss), quién defiende con un gran optimismo que este mundo es el mejor de los mundos posibles. También defiende el principio de causalidad (cuando hay efecto debe haber una causa necesaria) y una concepción finalista del ser humano, ya que dice que estamos determinados a llegar a un mejor fin. Todas las cosas, dice Pangloss, han sido hechas para los humanos, para nuestro propio disfrute y ventaja. Él es el oráculo del castillo y se ocupa de la educación de Cándido y Cunegunda. Es una obra que está plagada de ironía. Dónde más se ve es en la descripción del barón y su castillo (“Era el señor barón uno de los más poderosos señores de Westfalia, pues su castillo tenía puertas y ventanas.”), en la descripción de Pangloss (“enseñaba metafísico-teólogo-cosmolonigología”) y cuando se dice que las cosas están hechas sólo para las personas (“Las narices se han hecho para llevar gafas; por ello tenemos gafas.”). Además, siempre se repite la misma estructura que utiliza Voltaire para ridiculizar todavía más la filosofía de Liebniz (entre otros: "el castillo de monseñor barón era el más bello de los castillos, y la señora baronesa la mejor de las baronesas posibles." y "el mundo quedó consternado en el más bello y más agradable de los castillos posibles.") Cándido es un joven de alma bondadosa e inocente, que recorre gran parte del mundo encontrando incomprensión y desgracia. El protagonista presenta rasgos de Quijote, el cual defiende sus fantasías, pero cuando logra vencerlas ya es demasiado tarde para rehacer su vida. Es acompañado por su preceptor Pangloss, el cual de hace ver la vida de manera más óptima, por lo tanto, se puede decir que es un joven en una etapa de la vida de aprendizaje y un poco influenciable. Tenía un juicio bastante recto y alma muy simple, por eso le llamaban Cándido. El filósofo Pangloss, acompañante y educador de Cándido. Enseñaba metafísico-teólogo-cosmolonigología, adjuntando sus teorías sobre la causa y efecto de las cosas y pensando que el monseñor barón y la señora baronesa eran los mejores posibles. Defendía que todo tiene un fin; la nariz está hecha para llevar gafas, las piernas para ser calzadas, las piedras para ser talladas... Piensa que la gente que dice que todo está bien en el mundo se equivoca, todo está óptimo.

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