TRASCENDENTALISMO
El trascendentalismo fue un movimiento filosófico,
religioso y literario estadounidense que floreció aproximadamente entre 1836 y
1860. Comenzó como un movimiento de reforma dentro de la Iglesia Unitaria que
procuraba extender la aplicación del pensamiento de William Ellery Channing
sobre el Dios interior y la significación del pensamiento intuitivo. Se basó en
"un monismo que sostenía la unidad del mundo y de Dios, y en la inmanencia
del mundo". Para los trascendentalistas el alma de cada individuo es idéntica
al alma del mundo y contiene lo que el mundo contiene. Los trascendentalistas
trabajaron con la sensación de que el advenimiento de una nueva era estaba al
alcance de la mano. Fueron críticos de su sociedad contemporánea por su
conformidad irreflexiva, y urgieron a que cada individuo buscara, en palabras
de Ralph Waldo Emerson, "una relación original con el universo".[2]
Un grupo de jóvenes estudiantes salidos de la Facultad
de Teología de Harvard previeron el peligro que se cernía en torno de su Iglesia.
El 15 de julio de 1838, Ralph Waldo Emerson, pronunció un discurso, conocido
como The Divinity School Address, que resultaría decisivo para la historia del
unitarismo. Influido por la filosofía racionalista y romántica alemana y el
hinduismo, Emerson proponía el trascendentalismo: una vía intuitiva basada en
la capacidad de la conciencia individual, sin necesidad de milagros, jerarquías
religiosas ni mediaciones.
Se asociacian también al trascendentalismo a los
amigos de Emerson y miembros del Trascendental Club, Walt Whitman y Henry David
Thoreau.
El trascendentalismo americano que propone Ralph Waldo
Emerson parte del fundamento trascendental planteado por el filósofo alemán
Immanuel Kant. Este fundamento nos dice que los objetos no son reales y cognoscibles
en sí mismos, sino que por el contrario, existen y son cognoscibles cuando
están sometidos a condiciones a priori del sujeto.
Partiendo de este fundamento Fichte definió como
idealismo trascendental su metafísica del Yo y del No-Yo. Schelling elaboró el
sistema de idealismo trascendental y Schopenhauer denominó trascendental a la
reflexión dirigida no a las cosas sino a la conciencia de ellas en cuanto meras
representaciones.
Ralph Waldo Emerson haciendo uso del fundamento
trascedental en su Ensayo sobre la Naturaleza nos dice que la verdadera
independencia del individuo se consigue con la intuición y la observación
directa de las leyes de la naturaleza.
Para Emerson, el ser humano cuando se encuentra en
contacto con la naturaleza, haciendo uso de la intuición y la observación, es
capaz de entrar en contacto con la energía cósmica; la fuente creadora de la
vida, identificada como Dios -u orden- por los deístas, y como “totalidad” por
los panteístas.
En filosofía y literatura, creer en una realidad superior
que la adquirida mediante la experiencia de los sentidos o una clase superior
de conocimiento que el logrado por la razón. Casi todas las doctrinas
trascendentales derivan de la división de la realidad en un reino del espíritu
y un reino de la materia.
El trascendentalismo supuso también un rechazo de las
estrictas actitudes religiosas puritanas procedentes de Nueva Inglaterra, donde
se originó el movimiento. Además, se opuso al ritualismo estricto y a la
teología dogmática de todas las instituciones religiosas establecidas.
Más importante aún, los trascendentalistas estuvieron
influenciados por el Romanticismo, especialmente en aspectos como el examen de
conciencia, la exaltación del individualismo y el elogio de las bellezas de la
naturaleza y la humanidad. En consecuencia, los escritores trascendentalistas
expresaron sentimientos semi-religiosos hacia la naturaleza, así como el
proceso creativo, y veían una conexión directa, o una correspondencia, entre el
universo (macrocosmos) y el alma individual (microcosmos). Según esta idea, lo
divino impregna todos los objetos, animados o inanimados, y el objetivo de la
vida era la unión con el denominado alma superior. La intuición, más que la
razón, fue considerada como la facultad humana más elevada. La realización del
potencial humano podía ser alcanzada a través del misticismo o gracias a una
conciencia profunda de la belleza y la verdad del mundo natural circundante.
Este proceso fue considerado como inherente al individuo, y toda la tradición
ortodoxa se convirtió en sospechosa.
Entre los líderes del movimiento figuraban el
ensayista Emerson, la feminista y reformadora social Margaret Fullerr, el
predicador Theodore Parkerr, el pedagogo Bronson Alcott, y el autor y
naturalista Henry Thoreau.
El libro más representativo de este movimiento fue
Naturaleza de Emerson. Absorbió fuentes en ideologías tan contrarias y
heterogéneas como el igualitarismo y humanismo propios de la Revolución, la
contemporánea filosofía europea y ciertos aspectos del pensamiento puritano. El
idealismo alemán (Hegel, Schelling, Fichte), el Espiritualismo (Swedenborg), el
neoplatonismo, el misticismo oriental y aun el pensamiento y las concepciones
filosóficas de románticos como Coleridge y Carlyle, no se hallaban ausentes en
la ideología trascendentalista.
Del puritanismo adoptó la tendencia a subordinar todo
valor al aspecto ético.
Este movimiento sostuvo que el Hombre (más
precisamente, su alma) era el centro espiritual del universo, pues solamente en
él podía hallarse la clave de la historia, de la naturaleza, y aun del universo
mismo.
Donde la teoría trascendentalista se volvía más
personal era en la participación asignada al individuo. La virtud y la
felicidad – decían – dependen de la autorrealización y esta, a su vez, emana de
una armónica conciliación entre dos tendencias psicológicas universales: el
impulso expansivo, de trascendencia del yo y el impulso de autoafirmación
personal, el anhelo de constituir una individualidad única e indivisa. Aportes
espiritualistas, místicos y aun cierta anticipación de corrientes filosóficas
posteriores, confluían en distinta medida en la plasmación de esta
ideología.
El trascendentalismo sostenía además una especial
correspondencia que, según Emerson, debía existir entre las leyes naturales y
las espirituales. Como luego lo hará Whitman en sus poemas, Emerson afirma que
“el hombre debe ser su propia iglesia”, idea que éste desarrolla y amplía.
Entre los jóvenes intelectuales se comenzaba a hablar
de una nueva era espiritual, como respuesta a la profunda insatisfacción frente
al viejo patriotismo. La riqueza y el poder de América no les interesaban,
deseaban explorar el mundo clásico, la filosofía y la vida interior. Estudiaban
las corrientes literarias griegas, la filosofía alemana y entraron en contacto
con lecturas de la India.
En el centro de esta actividad cultural e intelectual
se encontraban los trascendentalistas, que fundaron un movimiento más dedicado
a la profundización en el sentimiento y en las creencias que a un sistema filosófico.
Enfrentados frontalmente con el puritanismo conservador y el unitarismo -como
movimiento cristiano que no aceptaba el concepto de Trinidad divina- de sus
antepasados, consideraban estas concepciones religiosas como frías, negativas y
sin vida. Su doctrina se centraba en el descubrimiento de la verdad a través
del sentimiento y de la intuición más que por medio de la lógica: la capacidad
de conocimiento intuitivo de la verdad, trascendiendo los sentidos.
El pensamiento trascendentalista estaba basado en los
siguientes principios: la unidad esencial de toda la Creación, la bondad innata
del ser humano, la supremacía del “insight” (lo intuitivo) sobre la lógica y la
experiencia, y la tendencia a la unión de lo individual y lo universal.
Ecléctico y cosmopolita, el Movimiento
Trascendentalista propugnaba que el alma de cada individuo es idéntica al
espíritu universal. El hombre puede desarrollar sus potencialidades divinas, ya
sea a través de un éxtasis místico o entrando en contacto con la verdad, la
belleza y la bondad encarnadas en la naturaleza: la fuerza vital, incluso Dios,
pueden encontrarse en cualquier sitio, ir a lugares sagrados no es necesario,
no facilita esa búsqueda.
El poeta y ensayista Ralph Waldo Emerson (1803-82) fue
su figura más relevante. El mensaje emersoniano alentaba al individuo a romper
con la tiranía de la tradición y alcanzar la libertad que conduce a la
realización de uno mismo. Su primer ensayo, Nature, encierra todos los
principios de su doctrina.
El movimiento trascendentalista rechazaba los
convencionalismos del siglo XVIII y, tras manifestar su disconformidad con el
unitarismo, acabaron por repudiar todo el orden establecido, defendiendo
reformas que afectaban a la iglesia, al estado y a la sociedad en general. Los trascendentalistas
contribuyeron notablemente en los movimientos de la Free Church y en la
abolición de la esclavitud.
Emerson señalaba la necesidad de defender la
independencia individual despreciando la imitación que dominaba el conformismo,
de olvidar lo que la gente pueda pensar, de confiar en el instinto, vencer la
duda y enarbolar la bandera de la fe y el optimismo (mensaje renovador por
excelencia, por cierto). En su ensayo The Poet condena a los artífices de la
palabra, demanda que la verdad logre su supremacía, y reclama que el relato sea
la sublimación de la propia existencia.
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