El cuento es un relato breve con
características propias que lo diferencian de la novela (relato extenso). Narra
un único acontecimiento, de ahí su brevedad.
Algunos escritores han dado su teoría
del cuento. Edgar Allan Poe dijo que un narrador capacitado busca siempre un efecto unitario y en el cuento,
"no debe haber una sola palabra cuya tendencia no apunte hacia ese diseño
establecido de antemano".
Julio Cortázar señala tres rasgos:
1- Significación: el tema debe tener algo de excepcional.
2- Intensidad: es necesario eliminar todo lo superfluo, las
situaciones intermedias, las frases de transición, etc.
3- Tensión: el cuento debe atrapar al lector creando un clima propio,
que lo obligue a seguir leyendo hasta el final y luego lo vuelva a la realidad
de una manera distinta, enriquecido por esa experiencia de lectura.
DEFINICIÓN DE CUENTO SEGÚN HORACIO QUIROGA
“Luché porque el cuento tuviera una
sola línea, trazada por una mano sin temblor desde el principio al fin. Ningún
obstáculo, ningún adorno o digresión, debía acudir a aflojar la tensión de su
hilo. El cuento era, para el fin que le es intrínseco, una flecha que,
cuidadosamente apuntaba, parte del arco para ir a dar directamente en el
blanco. Cuantas mariposas tratarán de posarse sobre ella para adornar su vuelo,
no conseguirán sino entorpecerlo.”
DEFINICIÓN DE CUENTO SEGÚN ANDERSON IMBERT
Enrique Anderson Imbert fue uno de
los mejores críticos y narradores de Argentina. Gran enamorado de la
literatura, en su libro Teoría y técnica del cuento el viejo profesor nos dejó
una magistral enseñanza acerca de qué es un relato:
“El cuento vendría a ser una
narración breve en prosa que, por mucho que se apoye en un suceder real, revela
siempre la imaginación de un narrador individual. La acción –cuyos agentes son
hombres, animales humanizados o cosas animadas- consta de una serie de
acontecimientos entretejidos en una trama donde las tensiones y distensiones,
graduadas para mantener en suspenso el ánimo del lector, terminan por resolverse
en un desenlace estéticamente satisfactorio”.
Revisemos algunos conceptos clave
que encierra la segunda parte de la definición:
(La acción) “consta de una serie de acontecimientos”, en los cuentos pasan cosas. Se
muestran acciones y personajes que las llevan a cabo. En la descripción en
prosa de un paisaje pesadillesco no hay historia hasta que no sobrevenga la
pesadilla con sus oscuros hechos y los personajes que lo sufren.
“entretejidos en una trama” esas cosas que pasan forman una urdimbre compacta, una trama
de hilos argumentales que, enlazados, van configurando la tela, la textura del
texto.
“donde las tensiones y las distensiones”, esta noción es fundamental, cuando a
un personaje le pasan cosas, su mundo se altera: se produce un juego de tironeos
argumentales que los afectan a él y a su entorno. En medio de esos zarandeos,
vemos agonizar (luchar, en griego) a los protagonistas.
“graduadas para mantener en suspenso el ánimo del lector”, el juego de tensiones e
intensidades va creciendo de manera tal que no podemos dejar de leer el cuento.
Por eso decimos que una buena historia “nos va atrapando”. Parece una metáfora
pero es real: el ánimo del lector queda suspendido –“colgado”-hasta la próxima
página o renglón.
“terminan por resolverse en un desenlace”. Tarde o temprano, toda sucesión de
hechos concluye. Siempre hay una resolución, aun cuando no haya desenlace
argumental o el final del cuento quede “abierto”. Las tensiones terminan por
distenderse, para bien o para mal de los protagonistas.
“estéticamente satisfactorio”, esa resolución es apropiada cuando satisface nuestro apetito
por la belleza. Advertencia: un cuento de espantoso final resulta estéticamente
satisfactorio, si bien no “moralmente satisfactorio”.
Básicamente, toda buena historia es una estructura en la que intervienen
cuatro momentos bien diferenciados:
Situación inicial: es la que cuenta el estado de las cosas, el ámbito en el que se
desarrollará la narración. Es todo lo que sucede previamente al verdadero
comienzo de la historia.
Situación número dos o disparador: algo o alguien interfiere en la situación inicial. Lo nuevo
y lo inesperado se presentan y atacan el imperante estado de cosas.
Conflicto: del
choque de la situación número dos con la situación inicial resulta, siempre, una
contrariedad, una dificultad, una traba. A todos esos fenómenos que amenazan
cambiar la vida de los protagonistas se los llama, técnicamente, conflictos.
Cambian la vida de los personajes tanto para mal como para bien; la situación
inicial no tiene por qué ser siempre sosegada y apacible. Supongamos una novela
que comienza en un campo de concentración y que describe en sus primeras
páginas la horrible miseria de las víctimas y el sadismo de los victimarios
(situación inicial). En los siguientes capítulos, una nueva prisionera entra en
escena y el jefe del campo se enamora de ella (situación número dos o
disparador). ¿Qué debe hacer ese comandante? ¿Ceder al deber y terminar con la
vida de su amada o dejarse ganar por el amor? (conflicto). Es el juego de
tensiones y distensiones del que hablaba Anderson Imbert.
Resolución:
esas tensiones y distensiones tienen que resolverse de algún modo. Las cosas
tomarán determinada dirección y desembocarán en una situación de la que no se
puede regresar: el final. Ubicado ante el conflicto, el jefe del campo tiene
tres posibilidades, como siempre nos sucede a todos en la vida cuando debemos
enfrentarnos a situaciones que nos mueven el piso: a)huir; b) pelear; c)
adaptarse.
Material extraído del libro "Atreverse a escribir" Marcelo di
Marco y Nomi Penzik.
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