CÁNDIDO O EL
OPTIMISMO - VOLTAIRE
1. QUIEN ES FRANCIS-MARIE AROUET – VOLTAIRE
François-Marie
Arouet, se dio así mismo el seudónimo de Voltaire. “Es quizás uno de los
intelectuales franceses más polifacéticos e importantes del Siglo de las Luces.
Nació en París el 21 de noviembre de 1694, estudió en el colegio jesuita
Louis-le-Grand. De su formación religiosa guardará Voltaire un penoso recuerdo
que se plasmará en una actitud irreverente, rebelde y burlona frente a la
Iglesia, sus instituciones y dogmas.”[1]
Su obra. Ha dejado una obra literaria considerada muy
heterogénea, en la que se destaca su polémica ideológica. “Como filósofo,
Voltaire fue un genial divulgador, y su credo laico y anticlerical orientó a
los teóricos de la Revolución Francesa”[2], por lo cual fue preso en diferentes
oportunidades y conducido a la Bastilla; al salir de una de ellas fue
exiliado a Gran Bretaña donde fue acogido por los medios literarios y
comerciales; esta influencia británica influyó en su pensamiento.
De 1718 data su
primer éxito, titulado Edipo. Publicó luego Henriade dedicada al tolerante rey Enrique
IV, en 1728, difunde las progresistas
ideas políticas y el pensamiento del científico Isaac Newton y del filósofo
John Locke; obtuvo un gran éxito teatral con Bruto; en la Historia de Carlos
XII hizo una crítica de la guerra; la sátira El Templo del Gusto le atrajo
grandes problemas con los literarios parisienses.
Pero las “Cartas
filosóficas o Cartas inglesas, en las que convierte un brillante reportaje
sobre Gran Bretaña en una acerba crítica del régimen francés”[3] es su obra más
polémica. El éxito obtenido con la tragedia Zaïre lo incentivó a rejuvenecer el
género literario; escribió además: Adélaïde du Guesclin, La muerte de César,
Alzire o los Americanos y Mahoma o el fanatismo, el Poema de Fontenoy, entre
otros. Su irrespetuoso poema sobre Juana de Arco, La doncella, y su
colaboración en la Enciclopedia chocaron con los católicos de la época.
“Sus crisis de
pesimismo fueron el Poema sobre el desastre de Lisboa en y la novela corta
Candide (1759), una de sus obras maestras”[4].
Las obras más importantes en sus últimos años son: el Tratado de la
tolerancia publicado en 1763 y el tan conocido y consultado Diccionario
Filosófico en 1764.
2. NOVELA: CÁNDIDO
O EL OPTIMISMO
2.1 LA ÉPOCA DE CÁNDIDO O EL OPTIMISMO
Ya a finales del
siglo XVIII, Europa era un continente en proceso de cambio en sus estructuras
debido al aumento de su población. Esta obra, que estudia el progreso humano,
censura el súper naturalismo y denuncia la religión y el poder de la iglesia,
arraigado y devorando la mente y la consciencia del hombre. Si bien afirma su
creencia en Dios. El temperamento independiente del autor, le llevan a abordar
asuntos fundamentales de la época como el absolutismo y la superstición, por no
ser parte de un análisis.
En la Edad
Media, la Iglesia tenía una serie de privilegios, era sostenida por la
sociedad, por ser la única institución que cumplía la labor de enseñar, desde
las primeras letras hasta la universidad, a pesar de la secularización de la
enseñanza dada en el Renacimiento; esto le permitió llegar directamente al
interior del hombre para lavar su cerebro desde la edad temprana, sin
permitirle salir de ella. En su discurso ilustrado critica la fe, entendida
como un sistema de ideas creado para satisfacer los intereses de la clase
dominante.
En la Europa de
1700 había ignorancia por doquier, resultante del fanatismo religioso que
asolaba el tiempo y el espacio de Cándido, particularmente el terremoto que
destruyó Lisboa; donde cientos de personas fueron ejecutadas, según la iglesia
era la forma de parar el terremoto. Aquí se desnuda el mal, dejando descubierto
el sadismo cometido a lo largo de los tiempos a nombre de la Religión, del
gobierno y del poder de la nobleza, estructuras basadas en un sistema
funcional, en el que cada grupo social cumplía una misión determinada y, al
mismo tiempo, se les reconocía jurídicamente unos privilegios.
2.2 PANORAMA
INTELECTUAL
Francis-Marie
Arouet - VOLTAIRE, publicó en 1759 la novela Cándido, o el Optimismo, una
novela picaresca, escrita en un panorama intelectual dominado por dos fuentes
de autoridad, por una parte los autores clásicos grecorromanos y por otra parte
la Biblia; reforzados por el
Renacimiento y la Reforma, en un mundo que no se había liberado de la tradición
medieval. Los adelantos científicos, tecnológicos, la transformación de la
infraestructura económica y social y el descubrimiento de América, cambiaron la
vida de los europeos y las ideas de los intelectuales sobre el mundo en que
vivían. Los intelectuales de la Ilustración provenían de la nobleza, se trataba
de una nueva elite, su trabajo intelectual impactaba el creciente estado
moderno. Voltaire, se incluyó en este grupo que seguía la corriente crítica
racionalista, rechazando los dogmas tradicionales de encontrar la verdad mediante
los métodos experimentales y la religión.
Por lo tanto,
esta obra es una novela que pertenece a la Ilustración, movimiento cultural originado y difundido en
Europa a finales del siglo XVII y en el XVIII, principalmente en Francia, está cimentado en la razón humana y en la noción
de adelanto histórico material y moral. Es considerado un período especial en
el que se dio una transformación cultural que afectó todos los aspectos de la
vida cotidiana. Esta época se conoce como la Edad de la Razón. La nueva
mentalidad dejaba las creencias pesimistas e incluía la confianza en la
capacidad de la naturaleza humana y en sus posibilidades de progreso. Esta
concepción influyó en la educación, donde el sistema restrictivo se cambió por
un sistema basado en la confianza, donde el hombre debía manejar su propio
destino.
La historia se
desenvuelve alrededor de 1755, año del
terremoto de Lisboa, causante de la muerte a gran parte de sus
pobladores y la tragedia de esa ciudad; hecho que llevó a la reflexión de los intelectuales
europeos de la época y se convirtió e uno de los motivos y objetos principales
de la novela. Cándido o el Optimismo, escrita por Voltaire a sus 65 años, en su etapa madura, recoge gran
parte de su experiencia de vida y los razonamientos elaborados que constituyen
su pensamiento.
2.3 IDEA PRINCIPAL
Es una novela
corta, pero grande en la profundidad con que trata diversos temas del devenir
humano; se caracteriza por un estilo literario ágil en la acción, a la vez que
sencillo y claro; la simplicidad del lenguaje, el estilo irónico crudo y
devastador y un negro sentido del humor. Muestra como, históricamente no solo
es importante la vida del personaje y su entorno, sino lo que interesa es la
actividad en su conjunto.
En Cándido o el
Optimismo, Voltaire, irónicamente critica la filosofía del alemán Gottfried
Wilhelm Leibniz, según la cual “nos encontramos en el mejor de los mundos
posibles”, el relato demuestra más bien que todo se rige por el principio de lo
peor. Así mismo satiriza a los miembros de la iglesia, a la nobleza, al
gobierno y a los militares; las
inocentes reflexiones que realiza el protagonista, el joven Cándido, no dejan
títere con cabeza, razón por la cual fue condenada en su época. De ella se
puede extraer las ideas de la ilustración
que defendían la libertad de pensamiento, la tolerancia y la justicia
como elementos con los cuales se logra superar el oscurantismo, el atraso, la
ignorancia, el dogmatismo y las supersticiones.
La idea
principal que transmite la obra, radica básicamente en que este mundo es un
medio hostil, muy lejano al paraíso, repleto de desgracias e infortunios, en el
que la felicidad es fugaz, y en el cual, mantener el optimismo es completamente
absurdo; considerado éste como la terquedad en la defensa que todo está bien cuando todo está mal. Cándido
o el Optimismo, es una narración que
ridiculiza el optimismo llevado al extremo, pues en cada página de la obra, se
encuentra por doquier desengaño, desesperanza y
fatalidad. Esta novela intelectual y divertida es del género del viaje
de aprendizaje: el hombre joven, idealista e inexperto que sale a conocer mundo
real y regresa maduro, equilibrado, sensato y realista. Es un estudio del
progreso humano.
2.4 PERSONAJES
En la historia
de Cándido, todos los personajes juegan un papel importante, pero se distingue
fundamentalmente:
• Pangloss: La novela se desarrolla alrededor
de la filosofía y enseñanzas de este maestro, quien representa irónicamente las
ideas del filósofo Leibniz. Pangloss cree y enseña que: “Las cosas no pueden
suceder de otro modo, porque estando todo hecho para un fin, todo lleva
necesariamente hacia el fin mejor”[5]. Es decir, el mundo en que viven los
personajes, es “el mejor de todos los mundos posibles, todo lo que ocurre ha de
ocurrir, sucede por algún motivo, es un ingrediente necesario”[6], es un mundo
totalmente equilibrado, dotado de armonía universal; donde todo es “perfecto”.
Esta perfección se ajusta al significado referido a la bondad de los hechos que
ocurren. Para él, el mundo es perfecto porque Dios es perfecto, esta es la
creencia en la Teodicea. A pesar de todas las crueldades que ha vivido, éste
siempre sostuvo su opinión, decía “al fin y al cabo soy un filósofo, no estaría
bien el desdecirse, puesto que Leibniz no pudo engañarse, y, además la
armonía preexistente sigue siendo la
cosa más bella del mundo, así como lo pleno y la materia sutil”.[7] En la
conclusión Pangloss confiesa, “toda su
vida había sido un horrible sufrimiento, pero que todo estaba bien, que lo
sostendría siempre, aunque no creyera semejante cosa.”[8]
• La vieja: en su niñez y juventud perteneció
a la nobleza, con título de baronesa, vivió ostentosamente en la abundancia y
disfrutó de los placeres del mundo y de la vida de la nobleza, pero un día cualquiera,
su suerte cambió, según su propio relato, siendo muy joven empieza una vida de
tristeza, desgracias, infortunios y tribulaciones que nunca terminaron; de
baronesa a sirvienta, envejeciendo en la miseria y la ruindad, con todas sus
tristes vivencias y experiencias, termina convirtiéndose en un ser pragmático.
En el acaecer de su vida, siendo una vieja conocedora del mundo, concluye que
“lo normal de este mundo es la desgracia, por lo que no hay que quejarse de ser
desgraciado. No hay en el mundo un hombre que no se haya quejado de ser
desgraciado y maldecido su existencia”[9]. Aprendió que debía cultivar su
instinto de supervivencia. Este pensamiento que ha construido la vieja de su
propia historia va más allá de la fortaleza de carácter ante la adversidad y el
dolor, alcanzando plenamente el fatalismo; contrario por completo a la
filosofía predicada por Pangloss.
• Cándido, el protagonista de la novela,
educado en su niñez por Pangloss, bajo los principios que construyeron su
mentalidad: “este mundo es el mejor de los mundos”, “todo es perfecto”, “todo
está hecho para un fin”. En el castillo donde pasó su infancia y primera
juventud, esos principios funcionaban. Al ser desterrado y caer al mundo real,
Cándido, inicialmente, se aferra a los principios filosóficos de su formación
para ver y entender el mundo, razón por la que sigue creyendo en la perfección
de éste, a pesar, de las duras inclemencias de la realidad que vive. Pero como
es lógico, en el mundo real, paulatina e interiormente entra en una dualidad
cada vez más grande, entre: el idealismo que gobierna su mente y la triste y
cruel realidad que afronta constantemente y que le quita la ilusión. Cándido
termina por aceptar, que el mundo real tiene muy poco de humanidad y que el
futuro en ese mundo, no se puede predecir. Al final, asegura “que las grandezas
son muy peligrosas”[10], por las riquezas y los bienes materiales pierden la
vida los hombres, los matan o se les va la vida atesorándolas. “Lo que se, en
verdad, dijo Cándido, es que es preciso cultivar nuestro jardín”[11], teniendo
en cuenta las palabras mágicas del turco: “el trabajo nos libra de los tres
peores males: el fastidio, el vicio y la indigencia.”[12]
Cándido termina comprendiendo que el
idealismo filosófico de su maestro Pangloss lo aleja de el aquí y el ahora, no
funciona en el mundo real; pero, el fatalismo con que mira el mundo la vieja,
no permite vivir, ni tener esperanza, ni salir de la desgracia. Puede ser por
lo tanto interpretado como un personaje intermedio entre el pensamiento de
Pangloss y el de la vieja, que son dos extremos. El, consigue la tranquilidad
de espíritu en el trabajo.
• Otro personaje que con carácter en la obra,
es el desafortunado Martín, que creía en dos principios creadores, uno para el
bien y otro para el mal, al que Cándido salva de los predicadores, que lo
perseguían por considerarlo hereje. Martín es el encargado de hacerle caer en
cuenta a Cándido, como es la realidad del mundo, sostiene “no dudo que exista
el bien, pero no lo conozco”[13]. Por otra parte le tiene sin cuidado la
nobleza, el clero, el gobierno, para él, todos los hombres deben ser iguales.
• Es conveniente traer al senador
Prococurante. Tenía la fama de ser una persona feliz, tenía un pensamiento
definido y concreto, por el paso del tiempo. Sin embargo, era infeliz, lo
tenido todo y se sentía desdichado por no haber encontrado la felicidad. Una
particularidad del personaje, radica en
la libertad que posee para decir lo que piensa sin importarle la opinión
ni el pensamiento de los demás.
3. REFLEXIONES
• La iglesia católica y su doctrina asfixiante
y anquilosada, frenó el desarrollo del saber y de la ciencia, creando en el
hombre de esa época una mentalidad centrada en una teología errada, en la que
está la fe por encima de la razón, encierra al ser humano en principios sin
fundamentación conceptual, fue intolerante ante otras formas y maneras de ver
el mundo. Cándido muestra la persecución y el fanatismo como una locura
religiosa, oscura y cruel ante las distintas creencias. Sin embargo, la iglesia
católica no ha podido evitar que los hombres se dejen tentar por los placeres
del mundo. El autor aquí aboga por el respeto entre las diferentes religiones.
• La responsabilidad que tiene el hombre es
sobre su propio destino, éste está en sus manos, su labor es mejorar y
optimizar su situación mediante el saber a través de una educación pertinente,
la cual le garantice valorizar su vida y hacerla placentera, buscando y
trabajando por lo que quiere y desea. La razón nos dice que el mundo se rige
por leyes físicas y naturales y que toda causa tiene su efecto. Entonces es
razonable que el hombre pueda decidir sobre su propio destino, este pensamiento
está en contra de los principios de la iglesia, con él, el hombre se libera de
dicha opresión y puede organizar su vida por sí mismo.
• La violencia era en el tiempo de Cándido, y
lo es ahora, un fenómeno con el que el hombre ha convivido a través de la
historia. Por eso, la barbarie de la guerra se presenta con naturalidad. Al
respecto, reconocía Santiago, un
personaje de la obra, “los hombres han corrompido la naturaleza, porque no
habiendo nacido lobos, se han convertido en tales. Dios no les ha dado ni
cañones del veinticuatro ni bayonetas; ellos se encargaron de fabricarlos para
destruirse.”[14]
• La obra es crítica frente al pensamiento y
la actitud de la nobleza, cuando creen y se aseguran de tener el mando, el
poder, la dirección, la propiedad; cuando actúan creyéndose mejores que los
demás por tener “corona”. En Rey de Eldorado dijo: “no tengo ningún derecho
para deteneros, esa sería una tiranía que no existe en nuestras costumbres, ni
en nuestras leyes. Todos los hombres son libres, partid cuando queráis.”[15]
Los rangos no deben impresionar, por el contrario deberían acomplejar al que lo
ostenta. El viejo Martín, en la obra se presta a hacer la crítica, mostrando
desdén por la monarquía se pregunta: “¿qué importancia tiene saber con quien se
cena, si lo que realmente importa es que la cena sea buena?”[16]
• Para poder ejercer bien todas sus facultades
el hombre necesita ser educados con buenas ideas y excelentes principios, pero
también es preciso tener en cuenta que las ideas y principios son inspirados por
las tendencias de la época. El hombre comprenderá el bien y el mal, a través de
la enseñanza y la formación, que le permitirán optar por la mayoría de edad,
siendo capaz de transmitir la verdad a los demás, contribuyendo a la
construcción de la sociedad. Ante la indecisión frente a la dualidad: bien y
mal, los hombres acuden a otros (maestros) para que les ayuden a obtener
respuestas y así poder valerse por sí mismos. La educación debe permitirle al
hombre ser consciente y responsable de sus actos, la decisión de hacer o no
algo, depende de la educación que recibe.
• Por otra parte, Cándido permite reflexionar
sobre la educación en valores, ella puede ser la base de una sociedad, sin
ellos la organización y la paz no se logran; pueden imponerse normas y leyes,
pero, la decisión de actuar de manera correcta descansa en el interior y en la
conciencia de cada hombre. Martín lleva a esta reflexión cuando le dice a
Cándido:
“No he visto ciudad que no desee la ruina
de su vecina, o familia que no quiera exterminar a otra familia. En todas
partes los débiles odian a los poderosos y se arrastran a sus pies; los
poderosos, los tratan como a rebaños, cuya lana y carne venden. Debe haber
aproximadamente un millón de asesinos regimentados, que corretean de un extremo
a otro de Europa, ejerciendo el robo, el asesinato muy ordenadamente, para
ganarse el pan, puesto que no existe profesión más honrada. Y en las villas
donde la paz y las artes florecen, a los hombres los carcome más la envidia.
Las penas secretas son más crueles que las miseria del dominio público”.[17]
• La crítica al dogmatismo como la presunción
de quienes quieren que su doctrina o sus aseveraciones sean tenidas por
verdades inconcusas, firmes, sin duda ni
contradicción. Eldorado podría ser el mundo perfecto del que habla Pangloss,
allí el sabio del reino de la antigua nación de los Incas hablo de su Dios, “no le rogamos, no tenemos
nada que pedirle, todo nos lo ha dado, lo único que hacemos es agradecerle sin
cesar…todos somos sacerdotes”.[18]
• Lo importante es que cada ser humano
trabaje, como dijo Martín “el trabajo es el único medio de hacer la vida
tolerante.”[19] Lo que verdaderamente importa es vivir, disfrutando de los
placeres sencillos. La vida es una lucha que no tiene fin hasta la muerte y
sólo tenemos una vida para vivir, Éste es un consejo de Cándido. “Todo está muy
bien, pero cultivemos nuestro jardín.”[20]
subido por:
isabernández
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