lunes, 2 de junio de 2014

LA PROSA ILUSTRADA

LA PROSA ILUSTRADA

A lo largo del siglo XVIII, un nutrido grupo de escritores establecen en sus obras lo que conocemos como pensamiento ilustrado. En la literatura de la época predomina la exposición de ideas reformistas y la crítica de las viejas costumbres y sistemas políticos. Esta característica provoca que, en muchas ocasiones, se discuta si una obra debe considerarse literaria o ser objeto de estudio de otras disciplinas, como la filosofía, la ciencia o la sociología. Sin embargo, en el tiempo en que se dieron a conocer, se entendieron como claramente literarias, aunque en ellas la creatividad de los autores se subordinase a la utilidad ideológica.
Los escritores ilustrados buscan la polémica, la denuncia, la crítica y la creación de climas de opinión favorables a sus posiciones ideológicas. Para ello se valieron de todos los géneros literarios existentes: la poesía, el teatro y la narrativa, entre los denominados de ficción, y el discurso o el ensayo, entre los de carácter didáctico. En estos moldes literarios vertieron las nuevas ideas que se han estudiado en páginas anteriores y que se agrupan en torno a tres núcleos temáticos de discusión:
 La reflexión sobre las ciencias y tecnologías como medio de conocimiento y dominio del universo.
 La teoría literaria y artística, que es una de las grandes preocupaciones del siglo al intentar establecer un molde literario adecuado a los nuevos intereses humanos. El francés Boileau, el alemán Lessing y el español Luzán establecen la teoría literaria neoclásica, cuyos rasgos principales ya han sido señalados al comienzo de la Unidad.
 Las cuestiones políticas y sociales son, sin lugar a dudas, el centro del pensamiento ilustrado. Montesquieu, Voltaire, Diderot y Rousseau analizan en sus escritos la sociedad de su tiempo y anticipan algunos de los elementos del sistema democrático actual. Por su influencia en tiempos posteriores, dedicamos las siguientes páginas al estudio de la obra de estos cuatro autores franceses.
MONTESQUIEU
Las ideas de Montesquieu (1689-1755) no se concentran en ninguna obra en exclusiva ni son expuestas de manera sistemática y organizada. De hecho, su pensamiento político es contradictorio, pues en ocasiones defiende que las naciones respeten sus tradiciones, mientras que en otras aboga por cambiar los principios del Estado cada veinte años.
La cuestión social es expuesta, fundamentalmente, en Cartas persas. En esta obra manifiesta su visión crítica de la sociedad francesa de su tiempo y denuncia las corrupciones de la corte. También muestra su sarcasmo ante la supuesta civilización europea, pues es ridiculizada por unos persas a quienes se consideraba bárbaros.
Aunque aparecen en Cartas persas, sus ideas políticas se manifiestan sobre todo en El espíritu de las leyes (1748), obra que encontró una acogida muy variada. Para algunos, su pensamiento es reaccionario y conservador, mientras que para otros es claramente progresista; hubo quien pensó que era demasiado científico, frente a quienes lo acusaron de superficialidad. En cualquier caso, lo cierto es que toda su obra es una gran fuente de sugerencias para el pensamiento ilustrado.
Las principales aportaciones de Montesquieu son:
 Intenta dar una explicación racional y científica de la diversidad de sociedades, costumbres y leyes del mundo.
 No se limita a describir diferentes situaciones, sino que intenta agruparlas por sus caracteres comunes con la intención de reducir la variedad social a unos pocos tipos.
 Propone una división del Estado en tres poderes independientes: el legislativo, que hace las leyes; el judicial, que vigila su cumplimiento y la administración de la justicia; y el ejecutivo, encargado de su aplicación.
 Piensa que cada nación posee un «espíritu general» que es resultado de la suma de múltiples factores: clima, historia, religión, costumbres, etc.
VOLTAIRE
La obra de Voltaire representa la aparición de un nuevo estilo de intelectual nacido de la Ilustración que quiere convertirse en la conciencia moral y crítica de la sociedad. A ese objetivo dedicó su larga vida, aunque su personalidad y sus actos contradijeran en ocasiones sus obras críticas. El carácter contradictorio se manifiesta en sus duras denuncias contra el poder político y religioso, pese a que siempre estuvo cercano a los reyes absolutos y llegó a conseguir la protección de Federico II de Prusia. Del mismo modo, al final de sus días se retractó de sus ataques a la Iglesia católica para conseguir ser enterrado en sagrado.
La obra literaria de Voltaire es amplísima. Cultiva casi todos los géneros habituales en su época, pero siente predilección por los textos breves, directos y contundentes en sus afirmaciones. Su aspiración no es la búsqueda de la perfección formal ni ofrecer un análisis profundo de las ideas que expone, sino que pretende dos objetivos básicos:
 Divulgar los conocimientos científicos que van surgiendo a lo largo del siglo para ofrecerlos al público burgués a quien dirige sus textos. Esta faceta se aprecia en sus colaboraciones en la Enciclopedia, en los distintos ensayos en que aborda la figura del científico inglés Isaac Newton o en otras obras de contenido filosófico.
 Agitar las conciencias mediante la denuncia y la crítica de las situaciones injustas o contrarias al ideario ilustrado. La gran mayoría de su obra responde a esta intención polemista que le hizo enfrentarse con los partidarios del Antiguo Régimen, pero también con escritores de pensamiento más progresista, como era el caso de Rousseau. El autor siempre fue consciente de lo conflictivo de sus ideas, lo que le llevó a esconder su pensamiento bajo seudónimos o a difundirlo indirectamente a través de los personajes de sus textos narrativos y teatrales.
En el recorrido literario del autor se advierten tres etapas. La primera de ellas (1694 y 1726) corresponde a su formación y entrada en el mundo literario y cortesano francés. El período culmina con el éxito popular de su tragedia Edipo y con el exilio a Inglaterra.
La segunda etapa (1726-1750) es la de su consagración como figura estelar de la intelectualidad francesa y europea. Se trata de un período marcado por el optimismo de quien se siente seguro de la validez de sus propuestas, aunque ellas le obliguen a enfrentarse con los poderes establecidos: la aristocracia y la Iglesia.
El último tramo de su vida (1750-1778) está marcado por la crisis de sus creencias religiosas y de los planteamientos reformistas de la Ilustración. Pese a dicha situación personal, Voltaire es en estos años el máximo exponente y punto de referencia de la Ilustración y de la modernidad,
Los textos literarios de Voltaire pueden clasificarse en cuatro grupos:
 Teatro. Compone a lo largo de su vida varias tragedias según el modelo clásico de Racine, que ya se estudió en la Unidad anterior. Las tragedias de Voltaire tuvieron un tremendo éxito entre el público burgués; sobre todo Edipo, en la que ya muestra un ataque decidido a la religión, al culpar a los dioses de los pecados humanos.
 Poesía. Sus poemas se alejan de la expresión de la intimidad del autor para convertirse en vehículo para expresar sus denuncias sociales y políticas. Solamente en los últimos
años de su vida, el pesimismo, fruto de su crisis espiritual, aflora en el Poema sobre el terremoto de Lisboa (1756) o en el Poema sobre la ley natural (1756).
 Narrativa. Se caracteriza por la brevedad, el simbolismo y la alegoría, su sentido crítico y moral, así como por una ambientación exótica alejada del realismo. Muchos fueron sus relatos, pero entre ellos tuvo especial influencia la novela Cándido (1759).
 Literatura puramente crítica. Adopta diferentes formas: cartas, ensayos, diccionario, artículos, etc. La más importante de estas obras es Cartas filosóficas, publicada a su vuelta de Inglaterra en 1727. En ella, presenta el modelo inglés (parlamentarismo, tolerancia religiosa, libertades individuales, poder de la burguesía) como la situación social ideal.
La obra de Voltaire toca una gran variedad de temas que giran en torno a los ámbitos religioso, político y social:
 El ataque furioso a los abusos de poder de la Iglesia católica, a la hipocresía y a las supersticiones religiosas es asunto repetido por el autor a lo largo de toda su creación. La fuerte crítica religiosa de sus obras fue la responsable, en buena medida, de que Voltaire se encontrase en el centro de la polémica intelectual de su tiempo y sufriese a menudo la censura y prohibición de sus textos.
 Para Voltaire, Dios es el creador del mundo y sus leyes y ha dado al ser humano la razón para que descubra la ciencia y las exigencias morales. Fue acusado de deísmo, por considerar que la presencia de Dios no era constante en la vida humana, sino solamente causa primera de ella. La idea que Voltaire tiene de Dios provoca también su sufrimiento, pues no comprende cómo un Dios que ha creado el universo, el hombre y la razón puede permitir el sufrimiento en el mundo.
 En materia política, Voltaire es defensor de las libertades individuales y ataca duramente los abusos del poder político. Pese a que el sistema parlamentario inglés le parece el ideal, se manifiesta partidario del despotismo ilustrado, pues confía en que sea el rey quien conduzca al pueblo por el camino del progreso y la modernidad.
 En la cuestión social, defiende los valores y el predominio de la burguesía emergente frente a los privilegios tradicionales de la nobleza y el clero. Frente a la herencia y la tradición, en sus obras se imponen los ideales de trabajo, iniciativa y mérito personal.
 Voltaire considera la tolerancia y el respeto a las opiniones ajenas como la herramienta imprescindible para acabar con el Antiguo Régimen.
 El autor francés entiende que existe una moral universal que permite el buen funcionamiento de las sociedades. Esta creencia motiva su optimismo, ya que piensa que esta puede extenderse a todos los seres humanos y traer su felicidad.
DIDEROT
Diderot (1713-1784) es el autor más completo del siglo XVIII francés, ya que compone obras de todo tipo de géneros que pueden encuadrarse en las tres tendencias literarias de la época: Rococó, en sus comienzos, Neoclasicismo y Prerromanticismo, a partir de su compromiso con la Enciclopedia.
Pertenecía a la burguesía provinciana que solo podía ascender mediante la carrera eclesiástica o artística. Su deseo de progresar socialmente le llevó a París, donde pronto entró en contacto con los círculos literarios más avanzados y logró formar en su entorno el grupo de intelectuales que se hará cargo de la Enciclopedia.
En su obra se advierten tres etapas claramente diferenciadas: hasta 1753, que significa su entrada en el mundo literario francés; desde 1753 hasta 1761, período en el que se centra
en el proyecto de la Enciclopedia y en la producción teatral; y los últimos años de su vida, marcados por un gran pesimismo.
Sus primeros trabajos son ya muy polémicos. En Pensamientos filosóficos (1746) defiende la supremacía de la razón sobre Dios, así como que los intelectuales ocupen el lugar que hasta el momento tenía la Iglesia. La tesis, expuesta en Carta sobre ciegos (1749), de que la inteligencia humana no se debe a Dios, sino que se forma a través de la experiencia y por medio de los sentidos le llevará a la cárcel acusado de ateísmo.
A este primer período pertenece también una obra de ambiente galante y bastante frívola, Las joyas indiscretas (1748). En ella, Diderot denuncia las costumbres cortesanas convirtiendo a los órganos sexuales femeninos en narradores de sucesos que solo ellos conocen.
Pero la gran empresa de esta etapa es la puesta en marcha de la Enciclopedia, que será determinante en su obra literaria. Como sabemos, la publicación de la obra comenzó en 1751 y se encontró con la oposición de la Iglesia y los sectores más conservadores de la sociedad francesa. Para que la publicación de la Enciclopedia pudiese continuar, Diderot hubo de comprometerse a no publicar en el futuro ninguna obra suya personal. Este hecho determinó que fuese un autor prácticamente desconocido en su tiempo.
La segunda etapa de su obra se extiende entre 1753 y 1761. En este período el autor se centra en el proyecto de la Enciclopedia y en la producción teatral (por la que adquiere renombre), ya que es un género que escapa a la prohibición de publicación. El teatro de Diderot se aparta de las modalidades tradicionales y configura un nuevo género conocido como drama burgués y definido por los siguientes rasgos:
 La exhibición de la virtud, mérito y moral laica de la burguesía frente a la corrupción, inutilidad y amoralidad de la aristocracia y el clero.
 Ante la imposibilidad de escenificar la opresión política, sitúa en el seno familiar los problemas provocados por la dominación feudal en la monarquía absoluta.
 El protagonista de las obras es un burgués ilustrado, ateo, científico, moralista, muy trabajador y ahorrador.
 En el argumento de los dramas destaca la explosión sentimental de los personajes, caracterizados por la alternancia entre sus actitudes razonables y el llanto mediante el que manifiestan su sensibilidad.
Junto a sus dramas, Diderot compuso también obras de otros géneros que no fueron publicadas hasta después de su muerte. En la novela La religiosa denuncia la hipocresía de la Iglesia y los intereses económicos que están detrás de las vocaciones religiosas.
El sobrino de Rameau (1761) es una obra que marca la evolución de Diderot hacia el pesimismo. Se trata de un diálogo entre un filósofo (progresista, positivo y moral) y un parásito (bufón y medio loco) sobre el sentido de la existencia. La discusión termina en empate, sin que Diderot deje claro el sentido de la existencia humana y de los esfuerzos reformadores ilustrados.
La tercera etapa de su obra se inicia con el reconocimiento internacional de Diderot en 1761, pues comienza su relación con la monarca absolutista Catalina de Rusia. Pronto se da cuenta de que nadie en Rusia creía realmente en sus ideas reformistas y abandona su puesto de consejero. Esta experiencia es la que motiva el carácter de las obras de este período, dominadas por el desengaño. Diderot defiende, a partir de este momento, que la función de los intelectuales es estar en contra del poder, aunque este sea justo y benéfico.
La obra más destacada de la etapa es Jacques el fatalista, una novela muy innovadora y libre en la que su protagonista se siente perdido en el laberinto del Estado. Con ella, Diderot abre la puerta al Romanticismo y anticipa uno de los temas más relevantes de la novela existencial del siglo XX.
ROUSSEAU
Junto con Diderot, Rousseau protagoniza la evolución política producida en Francia desde el despotismo ilustrado hasta las ideas democráticas. Ambos autores representan también la irrupción en los textos literarios de la sensibilidad y el análisis del yo, elementos básicos del futuro movimiento romántico. El carácter de autor de transición explica, probablemente, que Rousseau se mantuviera al margen de los círculos intelectuales franceses de su tiempo, así como que llegase al enfrentamiento abierto con Voltaire, el máximo exponente del pensamiento ilustrado.
La obra literaria del autor se centra en tres núcleos temáticos que se suceden en el tiempo, aunque confluyan en algunos casos: la música y el análisis de los espectáculos, en sus primeros años; la preocupación moral y política, después; y, en sus años de vejez, el análisis de su propia individualidad a través de una serie de obras de carácter autobiográfico.
Rousseau se da a conocer mediante sus colaboraciones musicales en la Enciclopedia y dos obras en las que analiza el impacto de los espectáculos artísticos en la nueva sociedad surgida a raíz del triunfo de la Ilustración y del ascenso de la burguesía: Discurso sobre las ciencias y las artes (1750) y Carta sobre la música francesa (1753).
Su interés por la música le llevará, años después, al estreno de una obra musical, Pigmalión (1762), y a la elaboración de un Diccionario de Música (1767).
Pero la importancia internacional de Rousseau llega con las obras en que muestra sus ideas filosóficas, morales y políticas. Este asunto lo inicia en 1755 con su Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad. En él apunta ya algunos conceptos que desarrollará con posterioridad:
La situación de la existencia primitiva es ideal y deseable, pero resulta imposible volver a ella. Rousseau expone su idea de la bondad natural del ser humano.
La sociedad contemporánea anula las libertades del individuo.
El ser humano puede preservar su individualidad y desarrollarla en el seno de la sociedad.
El estado de desigualdad y de insatisfacción humana que Rousseau establece en su Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad es completado en dos obras posteriores en las que aporta posibles soluciones:
 En Emilio o La educación (1762) describe la formación de un individuo al margen de cualquier contacto social. Propone un sistema educativo que respete el ritmo de la naturaleza y atraviese distintas fases: desarrollo de la sensibilidad en la niñez, de la inteligencia, descubrimiento del otro y de la sexualidad y, finalmente, de la sociedad y las leyes que la rigen (religión, política y moral). Para Rousseau, la educación debe permitir que el individuo se asegure la felicidad personal y contribuya a la de los otros.
 En El contrato social (1762) propone un sistema que permita la gobernabilidad de la sociedad mediante la cesión de ciertas libertades personales al interés general. Este planteamiento cristaliza en un pacto o contrato, según el cual los ciudadanos se someten al imperio de la ley.
Julia o La nueva Heloisa incluye algunas de estas ideas en forma de novela epistolar, género que favorece la integración de las mismas en una unidad. El principal valor de la novela es la inclusión de una serie de rasgos que son ya propios del Romanticismo: la pasión amorosa que domina a los personajes, el análisis de las tensiones espirituales y el suicidio final de Julie, protagonista de la novela.
Las últimas obras de Rousseau pertenecen al género autobiográfico y en ellas se dedica a la exposición de su intimidad. Comenzó la redacción de sus Confesiones en 1766,
momento en el que se sentía atacado duramente por Voltaire y otros ilustrados. El autor ginebrino siente la necesidad de justificar sus actos e ideas, mostrándolas al lector, a quien quiere convertir en juez de su vida.
A lo largo de la obra narra su vida hasta el año 1765, fecha en la que interrumpe la redacción. Pero no se limita solamente al relato de los acontecimientos, sino que incide a menudo en el análisis de su personalidad. En ella destaca, por encima de todas sus virtudes y defectos, la sensibilidad, motivo de todas sus desgracias.
Su propia personalidad como tema se encuentra también en Diálogos y en Ensoñaciones (publicadas en 1782). La diferencia de estas obras respecto a las Confesiones reside en que el autor ya no se dirige al lector ni tiene voluntad de justificación. Parece que Rousseau quisiera con estos textos bucear en su propio yo, descubrirse, conocerse, juzgarse y encontrarse consigo mismo.

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