miércoles, 1 de octubre de 2014

García Márquez y su obra.

CONTEXTO: Sobre el estilo de GGM:
"Memorias de su infancia, su familia, los amores de sus padres,
sus viajes por el Río Magdalena rumbo al liceo en Zipaquirá
–donde llevará a cabo parte de sus estudios–, y sus inicios como
periodista en Cartagena, son eventos que surgen y se reiteran en
sus novelas escondidos en metáforas. Lee, discute y ‘desarma’
(como él suele decir) obras de quienes más tarde serán reconocidos
como sus maestros: Faulkner, Kafka, Joyce, Woolf, entre
otros. Escribe como periodista de izquierda preocupado por su
entorno, y como creador que descifra la ‘realidad’ en signos que
deleitan al lector con su prosa poética, preludiando triunfos como
creador y hombre público. Recibe numerosos premios, y el reconocimiento
de su excelencia literaria culmina al otorgársele el
máximo y prestigioso galardón del Premio Nobel de literatura
en 1982, convirtiéndose en el cuarto escritor latinoamericano
merecedor del título2. Le precedieron Gabriela Mistral (1945),
Miguel Ángel Asturias (1967) y Pablo Neruda (1973). Cien años
de soledad, obra en la que el genio literario de García Márquez
recrea un mapa humano del Caribe, novela leída y traducida en
todo el mundo, fue clave para concedérsele el galardón del Nobel.
García Márquez además es considerado como el máximo expo-
nente del tono “maravilloso”, uno de los rasgos más novedosos
de la literatura de este siglo en América y en otros lugares del
mundo3.
La escritura de García Márquez es además reconocida por
su tenacidad de artesano en la elaboración de sus ficciones. La
dimensión de la experiencia predominante de García Márquez
que deambula en el vasto cosmos de su ficción, la constituye por
un lado, su relación con la cultura popular, representada con un
humor rabelesiano, y por otro, la reescritura interpretativa de la
‘realidad’ política y social latinoamericana, pincelada con toques
mágicos y autobiográficos. La música vallenata, los mitos populares,
remedios caseros, supersticiones, leyendas y personajes
populares, son signos constantes tejidos en sus narraciones con
dictadores, narcotraficantes, presidentes, alcaldes e intrigas políticas,
iluminan una realidad humana mucho más vasta. <...>
García Márquez se destaca a la vez como un narrador humorista
y un poeta satírico-cultural. Su obra expone desde diversos
ángulos la cultura latinoamericana, que se desarrolla en
un mundo social sin perder contacto con el espacio histórico. La
cultura en los textos de García Márquez comenta sistemas simbólicos,
entre los cuales el lenguaje, las reglas del matrimonio,
las relaciones económicas, el arte, la ciencia y la religión, cuentan
como las principales4. En García Márquez todos estos sistemas
apuntan hacia la expresión de ciertos aspectos de la realidad
física, social y política, permitiendo una lectura unitaria de
los textos, bajo una impecable estructura estética, propia de los
grandes maestros clásicos. <...>
El uso constante de humor,
de múltiples aspectos de la cultura popular, del carnaval,
de la imperativa necesidad de contar “el otro lado” de la histo-
ria subvirtiendo la ‘historia original’ y de narrar la vida ordinaria
del ciudadano en una perspectiva múltiple, concurren a todo
lo largo de la obra del escritor colombiano."

Sobre DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS:
"El discurso de la novela histórica Del amor y otros demonios (1994) 
expone, con matices mágico realistas, la historia de Sierva 
María de todos los Ángeles (hija de una mestiza y de un marqués
español), personaje que interpretaré como metáfora de un
individuo que reúne los conflictos y las contradicciones culturales
de un ser humano colonizado.
En el relato de la breve e intensa historia de amor entre Sierva
María, de doce años de edad, y el sacerdote Cayetano Alcino
del Espíritu Santo Delaura y Escudero, de treinta y seis años de
edad, se debate la complejidad de sistemas simbólicos, durante
el período colonial español. Consciente de la incapacidad de las
culturas de ofrecer a todos la misma forma de entrar en el orden
simbólico, el discurso se centra en una mujer –situada normalmente
en un punto intermedio entre la cultura y la naturaleza, 
en un nivel más bajo que el hombre–, para diseminar su significado
cultural. De aquí la importancia del papel de Sierva María
como transgresora del orden colonial, que exploraré en este
breve análisis42.
Esta novela dramatiza acertadamente el intrincado proceso
de interpretación cultural que se estudia tanto en la antropología
como en la historia y que en última instancia se disipa en los
ficticios signos del lenguaje. La “construcción” de las características
de Sierva María de Todos los Ángeles o María Mandinga,
como sujeto, determina su “cultura”. Un análisis de su nacimiento,
su apariencia física, su infancia, su entorno geográfico y su
lenguaje; sus gustos y sus inclinaciones; la percepción de otros
hacia ella, y su condición de “enferma”, sitúan a este personaje
en la frontera, en bordes indefinidos entre los dos mundos: el negro
americano y el blanco europeo, el mundo de la cordura y el
mundo de la locura. Sin embargo, hay tres “faltas” ante el sistema
colonial español, las que la condenan a la Inquisición: una
social, una moral y una de parentesco. Su falta social, la ausencia
de apellido español, su aparente bastardía que negaría la presencia
del padre y marca su falta de poder ante el colono. A cambio,
ella autónomamente sustituye su identidad blanca por la
africana y adopta el nombre de María Mandinga, elección que
desafía las leyes coloniales de parentesco. La falta moral se plantea
al ser ubicada en la frontera entre la santidad y la prostitución
por Dominga Sarmiento, al declarar que sería santa, y por su padre,
Ignacio de Alfaro Dueñas, segundo Marqués de Casalduero
y Señor del Darién, al afirmar que sería puta (59-60). Por último,
existe una falta física, al estar “enferma” de rabia, ante los
ojos de los blancos. La rabia, la posesión diabólica y la locura
se confunden en una sola, en una época en que la medicina, la
religión y la superstición estaban indiferenciadas, como bien lo
recuerda Michel Foucault en Madness and Civilization. La dolencia
física, marcada por la leve señal en su tobillo izquierdo
de una mordedura causada por un perro supuestamente rabioso,
subraya una funesta “diferencia” que la conducirá a la muerte.
El problema psíquico manifestado en su comportamiento
abierta y malsanamente africano, como hija de un hombre blanco
y una mestiza, amenaza el orden cultural dominante y, por
lo tanto, se debe controlar por los medios legales de la Inquisición
(Vergara, Del amor, 131-132). Es así como Del amor y otros
demonios dramatiza los prejuicios culturales judeo-cristianos durante
la Colonia."

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