RECURSOS FÓNICOS
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ALITERACIÓN
Repetición de uno o varios sonidos similares en el mismo verso o estrofa:
Inmensa turba de nocturnas aves
CALAMBUR
Unión o separación de las sílabas que componen una palabra, para obtener una o varias de distinto significado:
La nueva escena, es cena compartida
ONOMATOPEYA
Aliteración de uno o varios sonidos, en un intento de imitar fónicamente un ruido o movimiento real:
Cric, cric, cric,
el grillo llora
PARONOMASIA
Utilización próxima de voces parónimas (de significante parecido y significado distinto):
Ciego que apuntas y atinas,
caduco dios y rapaz,
vendado que me has vendido
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RECURSOS MORFOSINTÁCTICOS | |
a) repetición: | |
ANÁFORA
Repetición de una o más palabras al comienzo del verso o de enunciados sucesivos:
Quién lo soñara, quién lo sintiera, quien se atreviera, ...
ANADIPLOSIS
Repetición de una palabra al final de un verso o de una frase y al comienzo del siguiente:
No es que muera de amor, muero de ti .
muero de ti, amor
CONCATENACIÓN
Repetición del final de un verso o grupo sintáctico al principio del siguiente.
Todo pasa y todo queda
pero lo nuestro es pasar
pasar haciendo caminos
caminos sobre la mar.
DERIVACIÓN
Uso cercano de palabras derivadas de una misma raíz:
Temprano madrugó la madrugada.
EPANADIPLOSIS
Repetición de una palabra al principio y al final del verso:
perderte fuera así, por no perderte.
EPÍFORA
Repetición de una palabra al final de cada frase o verso:
Sospecho su mentira
y vivo deseando su mentira
POLISÍNDETON
Repetición, muchas veces innecesaria, de conjunciones para unir frases o palabras:
Lo presintió en la arena y en las olas, y en la espuma y la sal y el horizonte...
b) acumulación
ENUMERACIÓN
Sucesión de elementos que pertenecen, generalmente, a la misma clase gramatical, y que cumplen la misma función sintáctica:
Lo definió sincero, noble, altivo...
E. GRADATIVA
Enumeración de elementos que guardan entre sí una cierta relación semántica:
Ascendente: Aspiro siempre a lo bello, lo perfecto, lo sublime...
Descendente:
¿De qué sirve sembrar locos amores,
si viene un desengaño que se lleva
árboles, ramas, hojas, fruto y flores?
E. CAÓTICA
Enumeración de elementos que no guardan entre sí ninguna relación:
Todo lo recordó: el mar, la carta, el beso y las estrellas.
GRADACIÓN
vid. Enumeración
PARALELISMO
Reiteración de la misma estructura sintáctica en oraciones o versos seguidos:
Tu frente serena y firme
tu risa suave y callada
O bien, reiteración de dos o más versos o frases con una leve variación final:
La noche, en sus estrellas, ve
La noche, en sus estrellas, habla
La noche, en sus estrellas, siente
PLEONASMO
Adición de términos innecesarios para la expresión de una idea, con el fin de reforzarla:
Rió con risas estridentes
c) alteración del orden
HIPÉRBATON
Alteración del orden normal de la frase:
De la ausencia teñiste tus poemas
QUIASMO
Ordenación simétrica o cruzada de los elementos de dos grupos de palabras.
Ancho el amor y el dolor largo
RETRUÉCANO
Inversión intencionada de los elementos de una oración o verso:
No se puede olvidar lo presentido
ni presentir el olvido a cada instante
c) omisión
ASÍNDETON
Supresión de conjunciones para dar más rapidez, intensidad o viveza a un periodo o enumeración:
Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios
ELIPSIS
Supresión de algún elemento de la frase:
Qué tristeza esta noche, su sola compañía
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RECURSOS LÉXICO-SEMÁNTICOS | |
ANTÍTESIS
Contraposición de dos palabras o ideas:
Ir y quedarse, y con quedar partirse
APÓSTROFE
Expresión dirigida a una persona o cosa personificada:
Agua. ¿dónde vas?
Riyendo voy por el río
a las orillas del mar.
Mar. ¿adónde vas?
COMPARACIÓN
Comparación de un elemento real con otro imaginario mediante un nexo gramatical explícito: A como B.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
DILOGÍA
Utilización de una palabra con doble significado -uno real y otro imaginario- en el texto:
Las hojas del tiempo (folios del calendario / días ) // ... pecosa en las costumbres y en la cara
EPÍTETO
Utilización de un adjetivo semánticamente innecesario por redundante, ya que describe una cualidad inherente al sustantivo que acompaña:
La noche oscura
EQUÍVOCO
vid. Dilogía
HIPÉRBOLE
Exageración expresiva de una idea:
No hay océano más grande que su llanto
IMAGEN
Identificación entre un término real y uno figurado en virtud de su relación de semejanza:
Nuestra vida es un libro limitado
INTERROGACIÓN RETÓRICA
Pregunta que no espera respuesta alguna pues su objeto no es el de interrogar sino el de intensificar el contenido:
¿Por qué este inquieto abrasador deseo?
IRONÍA
Expresar una idea de forma que se sobreentienda el significado opuesto al formulado:
¡Cuánto dolor! Tus cuantiosas lágrimas lo proclaman.
Sustitución de un término por otro en virtud de su relación de semejanza:
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos
LÍTOTE
Negación de aquello que se quiere afirmar:
... y silla y él vinieron al suelo, no sin vergüenza suya
METONIMIA
Sustitución de un término por otro con el que mantiene relación de dependencia, causalidad, contigüidad o procedencia:
Tiene un Renault ; se comió dos platos
OXÍMORON
Contraposición de dos términos en un mismo sintagma:
Es hielo abrasador
PARADOJA
Unión de dos ideas contrarias y en apariencia irreconciliables:
Quiero amor o la muerte
PERSONIFICACIÓN
Atribución de cualidades humanas a animales o seres inanimados:
El verde llora esmeraldas
SÍMIL
vid. Comparación
SINESTESIA
Aplicación de una sensación propia de un sentido a otro:
Me dirigió una mirada sonora y agria...
SINONIMIA
Acumulación, en un texto, de voces sinónimas que reiteran un concepto o idea:
Le esperaba callado, silencioso,
sin voz y sin palabra...
TAUTOLOGÍA
Reiteración de una palabra al intentar definirla:
El destino es el destino
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Textos, análisis, biografías y material teórico para estudiantes de Literatura.
martes, 18 de noviembre de 2014
Lista de Recursos Literarios.
A un olmo seco.
A UN OLMO SECO
Al olmo viejo, hendido por el rayo 11A
y en su mitad podrido, 7b
con las lluvias de abril y el sol de mayo. 11 A
algunas hojas nuevas le han salido. 11B
¡El olmo centenario en la colina 11 C
que lame el Duero! Un musgo amarillento11 D
le mancha la corteza blanquecina 11C
al tronco carcomido y polvoriento. 11 D
No será, cual los álamos cantores 11 E
que guardan el camino y la ribera. 11F
habitado de pardos ruiseñores. 11E
Ejército de hormigas en hilera 11 F
va trepando por él, y en sus entrañas 11 G
urden sus telas grises las arañas, 11 G
Antes que te derribe, olmo del Duero. 11 H
con su hacha el leñador, y el carpintero 11 H
te convierta en melena de campana. 11 I (i)
lanza de carro o yugo de carreta: 11 J
antes que rojo en el hogar, mañana. 11 I (i)
ardas de alguna mísera caseta, 11J
al borde de un camino; 7K
antes que te descuaje un torbellino. 11 K
y tronche el soplo de las sierras blancas; 11 L
antes que el río hasta la mar te empuje 11-
por valles y barrancas, 7 l (ele)
olmo quiero anotar en mi cartera 11F
la gracia de tu rama verdecida. 11M
Mi corazón espera 7f
también, hacia la luz y hacia la vida, 11 M
otro milagro de la primavera. 11 F
Antonio Machado Campos de Castilla
1. Localización
Antonio Machado nació en Sevilla
en 1875, pasó su juventud en Madrid, y estudió en la Institución Libre de
Enseñanza. Después de una estancia en Parra, estuvo durante cinco años en Soria
como profesor de francés del Instituto. Allí descubrió y se identificó con el
paisaje castellano; allí se casó, y murió, a los dos años, su esposa Leonor.
Pasó después a Baeza, Segovia y, por fin, Madrid. Al ser derrotado el ejército
republicano, se trasladó a Francia y murió en Colliure, un pueblecito cercano a
la frontera española, en 1939.Campos de Castilla (1912) significa el encuentro
con Castilla, con el paisaje de sus tierras altas donde proyectará su estado de
ánimo y encontrará la expresión de la realidad nacional e histórica de España.
Hay también en este libro nostálgicos recuerdos personales, reflexión sobre los
grandes temas de la existencia humana, preocupación patriótica en actitud
crítica, pero todo está visto con una mayor objetividad. Por último, hay que
notar la ampliación al paisaje andaluz y los elogios a diversos escritores
contemporáneos: Rubén Darío, J.R. Jiménez, Unamuno, Azorín, etc.
2.-Métrica
Este poema está formado por
treinta versos de arte mayor y menor, ya que son de once y siete sílabas
(endecasílabos y heptasílabos) pero sin seguir ninguna regla aparentemente. Sin
embargo, al tratarse de una combinación de versos de 7 y de 11 que riman a
gusto del poeta, estamos ante una silva, modelo estrófico clásico que admite
incluso laposibiidad de que algún vero quede suelto, como ocurre en este
poema.La rima es consonante, menos en el verso vigésimo cuarto, que es un verso
suelto, no rima.
Es encadenada menos en los versos
13 y 14, 15 y 16 y 21 y 22, en los que es abrazada.Se producen encabalgamientos
entre los versos 5 y 6, 16 y 17, 24 y 25, 28 y 29.
3.-Argumento
A causa de su amor por la tierra
de Castilla, el autor encuentra en éste un tema para su poesía, y en el caso
concreto de este poema, se centra en la descripción de un olmo, que es una
especie de árbol que abunda en el país, el cual se halla en la ribera del río
Duero, de manera que consigue crear la imagen de un paisaje en la mente del
lector, además de transmitir la pena que da el árbol agonizante, que ya es
viejo y será destruido, ya por causas climáticas como por el hombre, pero
también trayendo una brizna de esperanza por el hecho de la aparición de unas
hojas nuevas.
4.-Tema.
Descripción sensible y patética
de un viejo olmo, del cual resurge la vida gracias a la primavera.
5. Estructura
Este poema se divide en tres
partes:La primera llega hasta el verso decimocuarto, en la que hace una
descripción general del estado del árbol, y de su situación y entorno, citando
también la aparición de las hojas nuevas con la llegada de la primavera, y
también lo compara con otra especie, los álamos.
En la segunda parte, que ocupa
casi todo el resto del poema exceptuando los tres últimos versos, el poeta
expresa su deseo de dejar constancia escrita de la aparición maravillosa de
esas hojas entre tanta muerte y podredumbre, después de haber citado todo lo
que puede ocurrirle al árbol en tal estado.
Los tres últimos versos formarían
la tercera y última parte, ya que en ellos no se habla ya del olmo, sino que se
expresa un deseo una esperanza.
6. Análisis de la forma partiendo
del fondo.
Antonio Machado, un hombre serio,
introvertido y solitario, cuyas principales preocupaciones fueron meditar,
pasear, leer, asistir a tertulias y escribir, compuso este poema posiblemente
durante alguno de sus paseos por el paisaje castellano, uno de los principales
temas de su poesía. En este caso, sus escritos van dirigidos a un árbol, en
concreto a un olmo,[especie abundante en España} del que consigue extraer,
con sencillez, detalles y
reflexiones que se asemejan a la realidad del ser humano, porque en la obra a
la que pertenece este poema, el autor reflexiona sobre los grandes temas de la
existencia humana, angustiándose por el paso del tiempo y la muerte, tal vez a
causa del fallecimiento de su esposa Leonor.
Así que, en este poema a comentar
se puede hallar, bajo la simple apariencia de una poética descripción de un
árbol de su amada Castilla, un segundo sentido, pudiéndose comparar con una
vida humana, o mejor dicho, con cualquier vida de un ser humano, con su primera
exuberancia de juventud, la madurez y el posterior deterioro con el paso de los
años.Pero no todo el poema gira solamente en tomo a la idea del envejecimiento
de las cosas o personas, sino que el poeta precisamente se centra, entre la
ruina del olmo, en una pequeña esperanza de resurgimiento de la vida, en forma de
hojas verdes nuevas con la llegada de la primavera, del mismo modo que cuando
nosotros muramos otros ocuparan nuestro lugar en la humanidad.
Al principio del poema, se hace
una descripción del protagonista, el olmo, el cual es ya viejo y las
vicisitudes de su existencia, en este caso climáticas lo han. dejado malparado,
ya que está:
“…hendido por el rayo y en su
mitad podrido,”
es decir, le cayó un rayo encima
que lo dejó casi destruido y además está podrido por dentro hasta la mitad. En
estos dos primeros versos hay una gran utilización de los fonemas /o/, /i/,
/e/, /d/ y con esta aliteración se produce una sensación de patetismo y
desolación.
Pero tras esta primera triste
imagen, se da paso a un hecho que es importante para el yo poético:
“con las lluvias de abril y el
sol de mayo,
algunas hojas verdes le han
salido.”
Utiliza un hipérbaton para
cambiar el orden normal de la frase y damos al final un elemento alegre o
esperanzador en contraposición con la anterior desolación. Y da un rodeo
(perífrasis) para situarse en el tiempo en el que ha ocurrido la salida de esas
hojas verdes, que es, aunque se sobreentiende, la primavera.
Él lo expresa mediante dos hechos
característicos de esta estación: las frecuentes lluvias del mes de abril y la
posterior llegada del buen tiempo en mayo.
Como ya se ha dicho, el poeta
siente gran estima por las tierras altas de Castilla y en el poema nos situa al
olmo, del cual hace otra vez referencia a su edad, calificándolo ahora de
“centenario”:
“…en la colina
que lame el Duero!…”
Los signos de admiración dan más
énfasis la frase, auydándonos a comprender lo que para el autor significa
aquella tierra, Se produce un paréntesis en la parte descriptiva para damos una
rápida visión del paisaje que está contemplando o que ha contemplado muchas
veces y tiene grabado ya en la memoria, de manera que en nuestra mente se
coloca ya al olmo en un ambiente, y no como se nos presenta al principio, en un
entorno sombrío y solitario. Además, la colina en la que se encuentra el olmo
está junto a un río, el Duero.
El yo poético lo expresa con el
verbo “lamer’, es una prosopopeya ya que la colina no tiene lengua, pero esta
expresión acerca más la colina al ríoío que si por ejemplo utilizara la
expresión “al lado” o “junto”. Y este hecho, que la colina y el olmo estén tan
cerca del río, embellece y da más vida al paisaje que se ha creado en nuestra
mente, por estar el río siempre en constante movimiento y ser el agua símbolo
de vida.La descripción que sigue del olmo parece que tenga diversas partes diferenciadas,
ya que primeramente utiliza gran cantidad de adjetivos que nos ayuden a ver en
qué estado tan lamentable se encuentra éste:
“…Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y
polvoriento.
“Por la forma en que está construida
esta frase, ésta toma velocidad, es decir, sepronuncia rápidamente, y jugando
con los fonemas de los adjetivos (aliteración) /a/, /e/, /i/, /o/ nos produce
una sensación desagradable, de podredumbre, de manera que queda relacionada con
la descripción inicial, en la que ya se nombra este hecho. Posteriormente, el
yo poético compara al pobre olmo con otros árboles, los álamos.
Estos árboles son de altura
considerable y también se encuentran a los lados de los ríos y los caminos,
como el yo poético indica, de manera que parece que los- guarden, que los
protejan, aunque claro, eso no es posible ya que se trata de seres inanimados
(prosopopeya). Además, él califica a estos ‘árboles de “cantores”, pero en
realidad no se está refiriendo a los árboles en sí, sino a los pájaros que
habitan en ellos, que no se ven escondidos entre las ramas y las hojas, pero
que en cambio sí puede oírse su música, como si saliera de los árboles en los
que habitan. Pero el yo poético los cita solamente para poder compararlos con su
destartalado olmo y pasándose al tiempo futuro, lo ve completamente solo, sin
ningún pájaro, en este caso ruiseñores, famosos por su alegre canto, que quiera
habitar en él para darle vida y alegrarlo con su música. Después vuelve con su
olmo para describir como un:
“Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él,…”
Naturalmente, no se trata de un
ejército de tales insectos, pero los compara metafóricamente con uno porque
sempre se encuentran juntas en gran número y porque su organización, como la de
las abejas, es perfecta, sabiendo cada una lo que debe hacer.
Además, estos versos sirven para
indicar, como los anteriores, que los únicos seres vivos que quieren vivir en
él son las hormigas silvestres, que se alimentan de inmundicias, y las arañas,
las cuales “urden”, es decir, tejen sus telas en las “entrañas”, en el interior
podrido del árbol.
Aunque el yo poético habla del
olmo en tercera persona hasta la mitad del poema, convirtiéndose estos versos
en una descripción del estado del árbol, posteriormente se dirige al árbol como
si éste pudiera contestarle, apostróficamente. De este modo, con este recurso,
parece que le esté diendo alma al ser vegetal, de manera que al referirse al
árbol, éste pierde un poco su situación de ser irracional, pareciéndose más a
una persona y siendo más capaz de transmitir sensaciones al lector, como si se
tratara, en su imaginación, de un anciano a punto de morir.
En todo el resto del poema hasta
el final, excluyendo los tres últimos versos, el yo poético cambia el orden normal
de la escritura (hipérbaton), en la que el sujeto y el verbo van primeros,
seguidos de los complementos correspondientes. Este recurso lo utiliza para
exponer, antes de la conclusión, todo lo que puede ocurrirle al olmo en su
estado. El modo verbal cambia a subjuntivo, expresando la posibilidad, ya que
el yo poético no sabe realmente lo que ocurrirá.
Al principio de cada uno de esos
hechos que expone, utiliza el adverbio “antes” como anáfora, de manera que ya
se supone que el yo’ poético quiere expresar un deseo o voluntad antes de que
ocurra alguna de esas cosas, pero este deseo no se nos es revelado hasta cash
el final del poema, finalizando ya toda la narración aunque después haya una
pequeña reflexión personal .El primer caso que expone es:
“Antes que te derribe, olmo del
Duero,
con su hacha el leñador, y el
carpintero
te convierta en melena de
campana,
lanza de carro o yugo de
carreta;”
Cambiando el orden normal de la
frase, lo que primero se le aparece al lector es el verbo, en este caso
“derribar”, de manera que éste ya se da cuenta enseguida de las cosas horribles
que pueden ocurrirle al pobre árbol, después de haber sentido el patetismo de
la descripción anterior. En este caso el que derriba al olmo es el leñador,
para que después el carpintero lo transforme en algo útil. No puede utilizarlo
para hacer cosas hermosas, ya que su madera no está en buen estado, así que el
yo poético nos enumera algunos instrumentos de madera sencillos, que sean de
utilidad y no para decorar y ser vistos, como por ejemplo los muebles, sino la
melena de una campana, es decir, el armazón de madera que va unido a ella y que
sirve para voltearla, o instrumentos que se utilizan en el campo, como una
lanza de carro (la vara de madera que va unida por uno de sus extremos al juego
delantero de un carruaje y sirve para dirigirlo) o un yugo de carreta
(instrumento al cual, en forma de yuntas, se unen los animales de labor). Otra
de las cosas que podría pasarle es que acabara ardiendo en un fuego tierra. Con
el adverbio “mañana”, utiliza una metonimia, ya que no se refiere en realidad
al día siguiente sino a cualquier día futuro.
El yo poético se vale de una
metáfora, “rojo”, para describir el hecho que se estaría quemando. Pero en
realidad, para el yo poético lo triste no es que acabara quemado, sino que
ardiera en “alguna mísera caseta” seguramente de algún labrador que vive en el
campo como indica el verso:
“al borde de un camino;”
y no en la ciudad, en la casa de
alguien bien acomodado. Ese sería el verdadero deshonor.
Seguidamente da paso a otra
posibilidad, al hecho que fuera arrancado por un torbellino. El término
“torbellino” puede tener dos significados, ya que el árbol se encuentra en la
ribera del Duero y el movimiento de las aguas de un curso fluvial
recibe el nombre de torbellino,
al igual que el movimiento de rotación del aire. El verso:
” y tronche el soplo de las
sierras blancas;”
podría explicarse si el poeta o
el paisaje que describe se encontrara en el paso del Duero por Soria, ya que
ese “soplo” podría traducirse por el aire frío que llega de las montañas
nevadas del Sistema Ibérico, o si o puede ser que el yo poético se refiera a la
futura llegada del invierno.
Y el último caso que expone es
que el olmo pueda ser arrastrado por la fuerte comente del río, que se
encuentra en su curso alto y tiene abundante caudal, hasta que éste lo dejara
en el mar tras su larga travesía, pasando
“por valles y barrancas,”
Finalmente, el yo poético nos
hace conocedores de su deseo. El lo expresa en los dos versos siguientes:
“olmo, quiero anotar en mi
cartera
la gracia de tu rama verdecida.”
Después de haber visto el estado
lamentable del olmo y la pequeña chispa de vi que de él brotaba, el yo poético
desea guardar un recuerdo escrito del maravilloso hecho.
Pero en realidad, aunque parezca
una contradicción, ya lo ha hecho en el mismo poema, de manera que ha dejado
esta frase para el final, cuando ya ha hablado extensamente del árbol, y parece
que el poema no haya sido compuesto intencionadamente, sino simplemente en la
mente del autor. Este recurso expresivo da sinceridad y veracidad al poema. El
yo poético, aunque ha descrito todo el árbol en general, en la idea principal
en la que quiere centrarse y con la que quiere terminar el poema es en la
aparición de esas nuevas hojas verdes, con la gracia de tu rama ‘Verdecida.” es
decir, la hermosura de una rama a la que califica de “verdecida”, o sea,
coloreada por el vivo color verde de las hojas nuevas. En los tres últimos
versos parece que el yo poético se aparta ya un poco del tema concreto del olmo
:
“Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la
vida,
otro milagro de la primavera.”
Estos tres versos parecen
reflejar algún deseo o esperanza del yo poético, como todo el poema anterior
hubiera sido un ejemplo para él mismo que le ayudara animarse y a mantener la
esperanza.Cuando dice “mi corazón” se está refiriendo a su alma, a sus
sentimientos, a él mis El yo poético utiliza el recurso de la metonimia, de
tipo la parte por el todo. Y “espera”, dice,”otro milagro de la
primavera.”,siendo el primero la aparición de las hojas verdes en el árbol
muerto, pero en reali no se llega a descubrir que es lo que está esperando,
aunque, eso sí, debe ir”…hacia la luz y hacia la vida,”
Tal vez se refiere a la aparición
de una nueva vida, mientras otra se va al final de vejez. Y el término
primavera podría tener un doble significado, refiriéndose metafóricamente a la
juventud, fresca y vital.
Quién sabe si el poeta Machado
recordaba su infancia y su juventud mientras paseaba por la orilla del Duero.
Campos de castilla
NOTA: Adviértase que no se capta
el sentido real de este texto por falta de conocimiento acerca de las
circunstancias de su creacion. Antonio Machado compuso esta poesía cuando su
mujer, Leonor, estaba enferma de tuberculosis en una fase irreversible. El
milagro que espera es su ya imposible recuperación.
sábado, 8 de noviembre de 2014
Romanticismo
El
Romanticismo - Circunstancias históricas
Los
orígenes del romanticismo hay que buscarlos ya en el siglo XVIII,
fundamentalmente en la filosofía y cultura alemanas, país, en el que se produce
un movimiento llamado "Sturm und Drang" (tempestad y pasión) que
propugna la creación literaria al margen de las reglas clásicas y revaloriza la
expresión artística de vivencias y sentimientos. Es ésta la sensibilidad
prerromántica, que también se manifiesta muy pronto en Inglaterra y
posteriormente se extiende por el resto de Europa.
El
Romanticismo, fenómeno cultural correspondiente a la primera mitad del siglo
XIX, se halla vinculado con una serie de circunstancias históricas a las que es
necesario aludir.
Se
debe por una parte a las reacciones en toda Europa contra el poder napoleónico
que finalmente cristalizan en el Congreso de Viena (1815), lo cual explica el
matiz conservador del Romanticismo.
No
es de olvidar que los gobiernos de la Restauración absolutista procuraron
arrancar de cuajo el espíritu liberal que Napoleón difundió, volviendo a las
ideas de tradición y religiosidad. Sin embargo, junto a este Romanticismo
arcaizante, tradicionalista y cristiano, toma incremento años más tarde otro de
tipo revolucionario y liberal, que pretendía la destrucción de todos los dogmas
morales, políticos y estéticos hasta entonces vigentes. Su auge coincide con la
revolución francesa de 1830 y el triunfo del liberalismo en la mayor parte de
los países europeos. En España el comienzo del Romanticismo revolucionario se debe
sobre todo a la vuelta de los emigrados liberales con motivo de la muerte de
Fernando VII.
La
psicología del hombre romántico
El
Romanticismo - como el Renacimiento o el Barroco - no se reduce a un fenómeno
literario, sino que abarca todos los aspectos de la cultura de la época - desde
la política hasta el arte, desde la literatura hasta las modas -, porque en el
fondo viene a consistir en una especial actitud frente a la vida. De ahí que
deba hablarse de la psicología del hombre romántico antes de entrar en el
estilo de su producción estética.
Estos
son sus rasgos principales:
Uno
de los rasgos capitales del Romanticismo reside en su espíritu individualista .
El Romanticismo equivale a la rebelión del individuo, a la violenta exaltación
de la propia personalidad. El "yo", al que ahora se le tributa un
culto frenético, constituye el máximo objetivo de toda la vida espiritual. El
mundo externo apenas conserva otro valor que el de mera proyección subjetiva.
Agudo egocentrismo que tiene sus raíces en la doctrina enciclopedista
(defensora de la postura crítica intelectual) y en el mundo prerromántico
(rehabilitador del mundo de las emociones personales).
El
hombre romántico se caracteriza también por su aislamiento y soledad , temas
básicos del Romanticismo. Su individualismo está marcado sobre todo por su
conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de ser distinto de los
demás, que en ciertos casos incluso deriva en un sentimiento de superioridad -
su genio, su desgracia o infelicidad mayor que las de nadie -. Esta es la razón
por la cual el yo del artista pasa a ocupar el primer plano de la creación. Los
sentimientos expresados en las obras románticas son los de sus creadores,
quienes expresan su insatisfacción con el mundo, su ansia de infinito, su
búsqueda del absoluto, su amor apasionado, su deseo vehemente de libertad, sus
estados de ánimo, . Por este motivo la poesía lírica o la música son a lo largo
de todo el siglo XIX las artes supremas.
El
ansia de libertad : El ya mencionado individualismo del hombre romántico
produce en él una protesta contra las trabas que hasta entonces tenían cohibido
su espíritu, lo cual deriva consiguientemente en un ansia de libertad que se
refleja en todas las manifestaciones de la época: el arte, la literatura, la
música, la industria, el comercio, la conciencia,...
Irracionalismo:
Los románticos rechazan la razón y todo lo racional. Sus temas preferidos están
relacionados con lo sobrenatural, la magia y el misterio. A estos románticos
les falta un pensamiento sistemático y coherente; no comprenden ni interpretan
el mundo de una forma global.
Subjetivismo:
En el romanticismo se le concede una gran importancia a las emociones, los
sueños o las fantasías. Como formas de conocimientos principales se aceptan la
intuición, la imaginación y el instinto; es decir impulsos no racionales,
marcados por los sentimientos. La pasión se considera una fuerza superior a la
razón.
El
espíritu idealista : Los románticos sienten una gran predilección por lo
absoluto, lo ideal, en conexión con la filosofía idealista, esencialmente
alemana, que se impone con fuerza en toda Europa durante la primera mitad del
siglo. Por este motivo buscan desesperadamente la perfección, lo absoluto, lo
cual explica, por una parte su necesidad de acción, su vitalismo, pero por
otra, los anhelos insatisfechos que derivan en su frustración e infelicidad.
Ese vago aspirar hacia un mundo superior al de las realidades sensibles y que
la razón no acierta a definir, cristaliza a menudo en unos ideales concretos,
que el romántico se impone como norte de su vida: la Humanidad, la Patria, la
Mujer. Hacia estos objetivos concretos el hombre romántico dirige sus ardorosos
afanes: el sentimiento filantrópico, el ideal patriótico y el amor, al que a
menudo se le une un vago misticismo.
Angustia
metafísica : Al haber perdido la confianza en la razón, el ser romántico es por
naturaleza alguien inseguro e insatisfecho, lo cual da lugar a la desazón vital
romántica. El romántico siente la vida como un problema insoluble. Su instinto
le denuncia la existencia de fuerzas sobrenaturales que escapan a todo
conocimiento racional y una invencible angustia sobrecoge su ánimo. Se sabe
víctima de un ciego Destino sin justificación lógica e increpa a la Naturaleza,
que contempla impasible su dolor. La idea de infinito preside su vida; de ahí
su inquietud febril y su terrible desequilibrio. Este aspecto es, sin embargo,
también motor de la creación artística en la búsqueda constante del romántico
de respuestas y soluciones a las dudas y problemas que se plantean.
Choque
con la realidad : Otro tema importante en el Romanticismo es el del desengaño
que deriva del choque entre el yo hipertrofiado romántico y la realidad
prosaica y gris que no da satisfacción a sus anhelos e ideales. El romántico -
arrastrado por las imágenes que él mismo ha creado en su interior - se
encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones. Este hecho lleva al
hombre romántico, falto de serenidad para aceptar su ambiente, a un violento
enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas morales,
sociales, políticas o religiosas.
Evasión:
Otro tema importante en el Romanticismo es el del desengaño que deriva del
choque entre el yo hipertrofiado romántico y la realidad prosaica y gris que no
da satisfacción a sus anhelos e ideales. El romántico - arrastrado por las
imágenes que él mismo ha creado en su interior - se encuentra con que la
realidad no responde a sus ilusiones. Este hecho lleva al hombre romántico,
falto de serenidad para aceptar su ambiente, a un violento enfrentamiento con
el mundo y a rebelarse contra todas las normas morales, sociales, políticas o
religiosas.
Nacionalismo:
En el Romanticismo aparece una cierta obsesión por buscar las raíces de cada
pueblo en su historia, en su literatura, en su cultura, . Es ahora cuando se
inventa el concepto de pueblo como entidad espiritual supraindividual a la que
pertenecen individuos concretos que comparten una serie de características
comunes: lengua, costumbres, folclore. Así se comprende la revitalización de
los antiguos poemas épicos y de las leyendas y tradiciones locales. Es evidente
que estas ideas románicas se oponen frontalmente al espíritu universalista de
la Ilustración.
Técnica
Literaria
Al
tipo psicológico que acabamos de esbozar había de corresponder necesariamente
una visión del arte distinta de la que había originado la producción del siglo
XVIII. Veamos sus puntos esenciales:
El
genio creador: En el Romanticismo el arte se convierte en la forma de expresión
del genio que el creador lleva dentro. El artista pues, nace, no se hace, por
lo que cobra capital importancia lo espontáneo, lo intuitivo, lo original,
aquello que es característico del genio creador. Desde este momento la obra de
arte es el resultado de un momento de inspiración que refleja la valía de su
autor. La posibilidad de desarrollo de su capacidad creativa hace del romántico
un individuo vitalista, eufórico y apasionado. El agudo individualismo del
hombre romántico da lugar en el escritor a un deseo de prescindir de las
férreas normas del clasicismo, para llegar a la creación de una obra
absolutamente personal. Las viejas reglas son consideradas como trabas sin
sentido que convierten el arte en un puro mecanismo, y se proclama la libertad
literaria con juvenil entusiasmo. El poeta se dejará llevar ahora por su
instinto, su intuición.
En
el terreno de la poesía surgen junto a la métrica tradicional nuevos tipos de
versificación , nuevos ritmos, nuevas estrofas. Una variada polimetría es el
resultado de querer dar a cada situación su expresión musical adecuada. Además,
en España, se produce una revalorización de un metro tradicional: el romance,
que adquiere ahora el máximo prestigio como forma más indicada para la
narración poética.
En
el teatro se olvidan las famosas tres unidades de lugar, tiempo y acción,
volviéndose en cierto modo a la técnica de nuestro siglo XVII: la acción puede
recorrer los más apartados lugares, durar varios años y desdoblarse en dos
acciones paralelas. Desaparece la unidad de estilo y se confunden los géneros,
mezclándose - con el objeto de dar mayor vivacidad a la obra - lo trágico y lo
cómico, lo sublime y lo grotesco, la prosa y el verso. Un trepidante dinamismo
invade así el teatro, que alcanza el mayor éxito de público.
Todo
el arte se enfoca ahora hacia la expresión de lo particular, del matiz
individual, de lo irregular, de lo que escapa a la norma racional. La época
románica prefiere destacar lo específico, la nota pintoresca y única.
Con
las reglas desaparece también la noción del arte moralizador. El tema primordial
será la expresión del "Yo", y el objeto de la obra excitar
fuertemente la sensibilidad del lector con las más variadas emociones: la
tristeza, el entusiasmo, la conmiseración, el terror, la sorpresa.
En
el romanticismo se quiebra la línea clasicista, ya que se rechaza a los
clásicos como modelos insustituibles. Se rechaza todo lo clásico, sobre todo el
clasicismo francés más que la antigüedad grecolatina. La literatura preferida
en el Romanticismo es aquella que por hallarse más apartada de lo clásico,
responde mejor al gusto de la época: la bíblica, la medieval, la del siglo XVII
no francés, y la contemporánea extranjera. De la Edad Media interesan el falso
Ossian, Dante, la poesía popular - el romancero español, las baladas
germánicas, .-. Del teatro se destacan los nombres de Shakespeare, Lope y
Calderón. Entre los modernos privan Goethe, Heine y Byron en la poesía, Vïctor
Hugo y Dumas en el teatro, Walter Scott en la novela.
Los
Temas
Soledad:
Es
propio del Romanticismo además el gusto por la soledad. Los románticos huyen de
la realidad mediante el refugio en sí mismos, lo cual justifica la preferencia
por lugares solitarios como castillos, cementerios, jardines, espacios
apartados o recónditos, oscuros, ... Esta soledad del romántico nace también de
la afirmación de su yo, de su individualismo.
Nueva
Sensibilidad:
Durante
el Romanticismo se prolonga y amplía el sentimentalismo manifiesto ya en muchos
autores ilustrados y que sitúa en primer plano la intimidad. Resultan
características la introspección, la nostalgia, la melancolía, la tristeza y la
soledad, a la vez que se extiende el sentimiento de fugacidad e infelicidad de
la vida humana, lo cual provoca la típica angustia romántica. El gusto por lo
sombrío y crepuscular son reveladores de tal sensibilidad.
Naturaleza
dinámica:
El
artista romántico representa la naturaleza en forma dramática, en movimiento y
con preferencia por la ambientación nocturna frente a la naturaleza artificiosa
y bucólica propia del Neoclasicismo. Se oponen pues a la mesura y armonía
neoclásicos el desorden y la falta de proporción. La naturaleza se identifica
en el Romanticismo con los estados de ánimo del creador, y, según sean éstos,
es turbulenta, melancólica o tétrica; es pues, una proyección de sus
sentimientos. La naturaleza está, a su vez, por encima de todo, algo que se
puede apreciar claramente en el tópico romántico de las ruinas, símbolo del
predominio de la naturaleza sobre el hombre y sus obras.
Todos
los rasgos románticos anteriores permiten comprender bien que en su rechazo del
mundo que les ha tocado vivir los artistas románticos hayan podido tomar dos
direcciones opuestas: la nostalgia por los antiguos valores tradicionales
(monarquía absoluta, religión, ideales caballerescos), o la rebelión no sólo
frente a su mundo sino frente al antiguo (republicanismo, anticlericalismo,
ideales democráticos). Por eso podemos hacer la distinción entre un
Romanticismo tradicional o conservador y un Romanticismo liberal o progresista
.
Análisis "La hora"
ANÁLISIS
DE “LA HORA” DE JUANA DE IBARBOUROU
Tema y Título:
El tema del poema es el tópico tan conocido como
“Carpe diem”, que significa “Aprovecha el día”. Este tema viene desde la época
de la antigüedad, del poeta Horacio. Es por esta razón que el poema está
marcado por las anáforas: “ahora”, “hoy”. Son palabras que se repiten y
reafirman la idea de no dejar pasar el momento cuando éste es propicio, cuando
aún hay tiempo de disfrutarlo, de gozarlo con todos los sentidos, con todo el
ser; porque el tiempo pasa, y destruye lo bello del presente, y el único fin
posible es la muerte, terminante, real, e inapelable. El presente es de lo
único que uno puede hacerse, ya que el pasado no puede cambiarse, y el futuro
es incierto. Pero el “Carpe diem” no significa el suicidio, ni el descontrol
que lleva a la muerte lenta, que hoy en día podemos vivir, sino el disfrute, el
placer de aprovechar ese momento, de vivir plenamente, de tomar lo que el
presente me da.
Por todo esto es que el poema se llama “La hora”,
porque la hora es ahora. Porque ha llegado el momento y la amante se lo muestra
al tú lírico, en forma de ruego, casi como una orden, pero la desesperación de
quien sabe cuál es su fin, el único que tenemos todos los humanos, la muerte y
la vejez. ¿Qué importa, después, lo que quería, sino tuve el valor de tomarlo
en el momento más pleno?
La conciencia del tiempo que corre angustia al yo
lírico, que vive en una sociedad que desprecia o juzga el placer, o la belleza
del momento íntimo. Una época que no le permite disfrutar sin culpa, de esa
sociedad el yo lírico prefiere pasar, rebelarse, y atreverse a decirle a su
amante que es tiempo de disfrutar, animarlo a hacerlo, algo subversivo, más aún
si viene de una mujer.
Estructura externa
Lo interesante de esta estructura es que está
formada en dísticos (estrofas de dos versos). Esta forma, relacionada con las
incesantes anáforas le dan al poema un ritmo ágil, vertiginoso que se relaciona
con la desesperación y la angustia para que el tú lírico comprenda la
importancia del pedido.
Los versos son difíciles de contar, pero podemos ver
que tiene una rima consonante, y las estrofas son diez. Pero el poema se divide
en dos partes, y esto se relaciona con la estructura interna.
Estructura interna
Las primeras cinco estrofas están marcadas por las
anáforas “tómame” y “ahora”, resaltando las cualidades de juventud y belleza
que el yo posee en este momento.
Las otras cinco refieren a la muerte, al futuro, a
lo que sucederá si se desperdicia esa “primavera” de la vida. Y comienza con un
verso con una métrica menor (cinco sílabas) y un “después”. Para terminar
reafirmando la importancia del presente.
Primera parte
El yo lírico utiliza permanentemente, además de la
anáfora, el paralelismo (igual estructura gramatical) “Tómame ahora que aún…”,
“Ahora que tengo…”, “ahora que calza…”, “ahora que en mis labios…”. El
paralelismo va intensificando la pasión del decir, del imaginar, siempre unido
a la angustia de saber que eso que está ahora, no será después.
Tómame ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.
El verbo con el que empieza el poema está presentado
en un modo imperativo, y el presente, porque es urgente y necesario que el tú
lírico comprenda que debe tomarla. No importa lo que otros digan, no importa
para ella guardar su “honradez” si esta termina envejeciendo o muriendo sin
haber descubierto el goce de vivir. Por eso “aún es temprano”, aún es el
momento, aún se puede, aunque el mundo no lo considere decente, no importa, es
algo físico, personal, es el momento de ella, biológico y no social.
Luego el yo lírico se va describiendo a sí misma a
través de metáforas relacionadas con la naturaleza. Ella es naturalmente joven
y bella; ¿qué tiene que ver eso con las normas sociales? Es natural ser bella y
es natural ser joven, por lo tanto es natural disfrutar de esos dones. Por eso
ella utiliza la metáfora “dalias nuevas en la mano”. Sus manos, símbolo de
entrega, de lo que tiene para dar al otro está llena de nuevas flores, de
nuevos perfumes, de nuevas sensaciones táctiles, suaves y dispuestas para él. Todo
su ser está renovado porque es joven, y ya ha pasado su estado de niñez, ahora
está física y naturalmente preparada para conocer ese mundo que se le brinda.
Tómame ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía.
El segundo dístico habla de su cabellera, que “es
sombría” por lo tanto es negra, no tiene en ella indicio de canas, símbolo de
la vejez, por lo tanto es nueva, es hermosa. La palabra “taciturna” abre dos
posibles interpretaciones, ya que taciturno significa triste, melancólico o
apesadumbrado. De esta manera podemos pensar que el yo lírico siente su
cabellera taciturna porque nadie disfruta con su tacto, así la cabellera parece
tener la condición del mismo yo, como si su tristeza por no disfrutar el ahora
haya pasado a su cabello. Pero también si pensamos en la melancolía o la
pesadumbre, pensamos en algo que se prolonga en el tiempo, y por lo tanto es
largo, lo que podría sugerir que su cabellera es larga y más bella aún, por su
condición de oscuridad y vitalidad.
Ahora, que tengo la carne olorosa,
y los ojos limpios y la piel de rosa.
En el tercer dístico cambia la imagen, que deja de
ser puramente visual para ser ahora también olfativa “carne olorosa”, “piel de
rosa”. Su carne, dicho de forma básica, está recubierto de un olor agradable,
nuevo, renovador. No pesan en ella los años, ni las angustias y decepciones de
la vejez, por eso sus ojos son “limpios”. Los ojos, ventanas del alma, muestran
ese interior inocente aún, que no conoce las tristezas de la vida. Es por eso
que este es el mejor momento, está nueva para empezar a vivir. Lo mismo sugiere
la metáfora “piel de rosa”, con el agregado del tacto, una piel así es suave y
agradable, delicada y plena.
Ahora que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera
El siguiente dístico pasa a mencionar los pies. La
descripción que el yo hace de sí misma tiene un orden caótico: las manos, la
cabellera, la carne, los ojos, la piel, los pies y luego los labios. Como si
ella fuera recordando, de forma emocional sus atributos. Así como recuerda en
desorden, también cambia la anáfora, ya no es “tómame”, sino “ahora”, ya, no es
bueno seguir esperando porque sólo provocará más desesperación ver lo que se
empieza a perder. Sus pasos son ligeros, camina casi como bailando, no le pesa
el andar, por eso la metáfora “mi planta ligera/ la sandalia viva de la
primavera”. Sus pies están cargados de vida, la vida que le da la juventud de
la primavera, la estación del amor, la estación del nuevo nacimiento. Ahora
ella puede seguirlo, correr, vivir, bailar, todas expresiones de una vida plena
de felicidad.
Ahora que en mis labios repica la risa
como una campana sacudida a prisa.
El último dístico de esta parte recurre a una nueva
imagen sensorial, ya usó la visual “la taciturna cabellera”, “los ojos
limpios”, entre otras; la táctil “la piel de rosa”, como un ejemplo; la
olfativa “carne olorosa”, y ahora utilizará la auditiva “en mis labios repica
la risa/ como una campana sacudida a prisa”. La vida se capta con todos los
sentidos, se aprehende con ellos, se disfruta pleno si ningún sentido queda
afuera. Así quiere el yo lírico ser tomada por el tú lírico, con todo su ser.
Primero utiliza la metáfora “repica la risa”, su entusiasmo, su alegría es
sincera, estruendosa, espontánea y explosiva y la comparación con la campana
reafirma esta idea: es “sacudida a prisa”, no hay prejuicios en su alegría, no
hay represión, es naturalmente desinhibida y fresca.
Segunda parte
Después...¡oh, yo sé
que nada de eso más tarde tendré!
Aquí comienza la segunda parte del poema en la que
el yo deja ver su angustia por el tiempo que pasa, y el amante no termina de
decidirse, tal vez movido más por el “decoro” y las “buenas costumbres”. Tomar
a una mujer sin casarse en ese tiempo está mal visto. Pero ella trata de
mostrar que nada tiene que ver las presiones sociales, con lo que naturalmente
ella está experimentando en su ser biológico. Por eso el “después” seguido de
los puntos suspensivos, el futuro es incierto, y el tiempo corre, lo que se
traduce en la angustia marcada por los signos de exclamación y la imprecación
“¡oh, yo sé/ que nada de eso más tarde tendré!”. El encabalgamiento (cuando un
verso continúa en el siguiente) marca la certeza “yo sé”, es inevitable, es
indiscutible, la vejez vendrá para todos, aunque intentemos luchar contra ella:
“nada de esto más tarde tendré”, cómo no disfrutarlo ahora, si es seguro que no
va existir más esa juventud, esa alegría, esa belleza de la que hoy reboza.
Que entonces inútil será tu deseo
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
Se apela directamente al tú lírico: “inútil será tu
deseo”, de que sirve haber deseado algo tanto, si cuando estaba en el mejor
momento no se aprovechó. Una vez más, la comparación del deseo ahora se
relaciona directamente con la muerte, “ofrenda puesta sobre un mausoleo”. La
ofrenda, las flores que se llevan a los muertos, y que también están muertas
por ser arrancadas, no sirven de nada a la hora de la muerte, ¿es que el muerto
las disfruta? La hora de disfrutar es cuando se está vivo. Después es sólo el
llanto que no cambia nada, y que no satisfizo ningún deseo.
¡Tómame ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!
Este dístico retoma el casi de forma forma idéntica
el primer dístico del poema, con la única diferencia que ahora las flores están
definidas: “nardos”. Esta elección no es inocente. Los nardos son flores que
abren de noche y tienen un olor penetrante, lo que simbolizan la unión sexual
que ella le está invitando a vivir al tú lírico.
Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.
La antítesis “hoy, y no más tarde” es terminante, el
tiempo corre, y no se puede esperar al futuro, la hora es ahora, y la metáfora
“anochezca” refiere a la cercanía de vejez. Si la noche es símbolo de la
muerte, el anochecer del hombre no es otra cosa que su vejez. Lo mismo sucede
con la metáfora “se vuelva mustia la corola fresca”, siendo que la corola es lo
que sostiene a la flor, y ponerse mustia implica arrugarse, tal como le pasa a
los seres humanos. Ahora está “fresca” pero más tarde estará “mustia”, esto es
un proceso natural, es también una antítesis natural.
Hoy, y no mañana. Oh amante, ¿no ves
que la enredadera crecerá ciprés?
Utiliza el paralelismo: “hoy, y no más tarde”, “hoy,
y no mañana”, porque la pasión y la desesperación van creciendo en intensidad,
necesita convencer al amante que salte por encima de todas las convenciones
sociales.
Termina con una pregunta retórica, es decir una
pregunta que encierra dentro de sí mismo la respuesta. Las dos plantas que se
mencionan tienen también una relación antitética, la enredadera refiere a la
vida, plena, que abraza cualquier cosa que esté en su centro y que crece
frenéticamente hacia el sol, hacia las alturas; sin embargo el ciprés es la
planta que los griegos usaban para honrar a sus muertos. Así que la pregunta es
clara: lo que hoy es enredadera, mañana será ciprés, planta muerta.
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