SINFONIA
EN GRIS MAYOR
1. En este poema aparece la unión del arte literario con el musical y
el plástico. En primer lugar, esta unión está presente ya desde el título: se
trata del título de un poema (arte literario), que incluye un vocablo del campo
semántico "música" (sinfonía), otro del campo semántico visual
(gris), y junto con ésta, otro término referente a la música: "gris
mayor" es una expresión sinestesia, que une aspectos percibidos por dos
sentidos distintos, la vista y el oído.
En
cuanto a lo pictórico, lo más evidente es el trabajo constante del poeta para
teñir de gris el poema, color asociado convencionalmente a la melancolía: vemos
cómo tanto el paisaje como el personaje participan de este mismo color/estado
de ánimo. El mar se compara con un "cristal azogado", el cielo se
metaforiza en una "lámina de zinc", tiene un "pálido gris";
las olas se personifican con un "vientre de plomo", lo que alude
tanto al color como a la pesadez; y en este paisaje, el personaje del marinero
está fumando, lo que trae la imagen visual del gris del humo; está recordando
un "brumoso" país, que puede ser brumoso tanto por su ubicación
geográfica (algún país escandinavo, por ejemplo), como por el modo de
recordarlo del marinero, vagamente. En la vida del personaje, lo cálido y lo
vital pertenecen al tiempo anterior: los rayos de fuego del sol de Brasil, la
tarde en que partió su bergantín; el ahora se identifica con lo gris y lo
soñoliento.
2. Las imágenes visuales:
• Cielo de zinc
• Pálido gris
• Vidrio redondo y opaco
• La espuma impregnada de yodo y
salitre
• Todo lo envuelve la gama de gris
Las
sensaciones se nos han transmitido a través de imágenes visuales que funcionan
como las pinceladas que el pintor impresionista hace en el lienzo y que luego
son difuminadas. Todas estas imágenes visuales reflejan el dolor, la tristeza, la soledad, el
abandono, el acabamiento, la muerte, con lo que el sueño del marinero puede
simbolizar la muerte del marinero. Esta idea se refuerza con la abundancia de
sensaciones cromáticas, sobre todo la tonalidad del gris a la que hemos aludido
anteriormente
3. En cuanto a las rimas, podríamos
decir que abusa de las rimas agudas, también muy criticadas por los tratadistas
clásicos ya que para ellos son muy vulgares y fáciles de hacer.
En
lo referente al ritmo, destaca por un ritmo externo muy marcado, basado en
elementos morfosintácticos, y cuya finalidad es principalmente musical.
El
ritmo se basa en la medida exacta de todos los versos, 12 sílabas, y
simétricamente dividido en dos hemistiquios de seis versos cada uno. También
viene dado por la repetición simétrica de la rima (- A - A...)
Otro
elemento que condiciona el ritmo del poema es la abundancia de palabras agudas
al final de todos los versos pares, al igual que la abundancia de palabras
esdrújulas en número superior al que se utiliza en el lenguaje ordinario. Así,
por ejemplo, nos encontramos en la primera estrofa con palabras como “Lámina”,
“pájaros”, “pálido”... Este uso profuso de palabras esdrújulas es signo
inequívoco del modernismo. Rubén Darío consideraba que las palabras esdrújulas
aportaban una mayor musicalidad al poema, al llevar dos sílabas átonas después
de la tónica, y conceden un tono más cadencioso. De esto se deduce que el
modernismo toma las esdrújulas como elementos para marcar el ritmo.
SEGUNDO ANÁLISIS
El
Modernismo es un movimiento literario que surge a fines del siglo XIX,
aproximadamente hacia 1880, y finaliza luego de tres décadas en 1910. El
panorama histórico que enmarca este movimiento está caracterizado por la
estructura interna y el desarrollo económico que los países hispanoamericanos
(con excepción de Cuba, Puerto Rico y Filipinas) alcanzaron a fines del siglo
XIX, debido al aporte inmigratorio proveniente de Europa y al resurgimiento de
la agricultura. La intervención de EE.UU. en la guerra por la independencia de
Cuba provoca la derrota de España y su colonialismo, así el modernismo surge
como la necesidad de una renovación estética que muestre la independencia
cultural de los países latinoamericanos.
Basado en el sentimiento de libertad y en
la exaltación de lo subjetivo, el
Modernismo busca la perfección de la forma, la innovación, la perfección, la
simbiosis de distintas artes (música-pintura-literatura) como exaltación de una
misma y única belleza puesta de manifiesto en la esencia y el matiz de efectos
y símbolos. Además, el Modernismo se basa en ciertos principios del
Parnasianismo y el Simbolismo. Del primero toma los temas de la Grecia clásica,
mientras que del segundo toma la musicalidad como primera condición de la
poesía y el gran uso de imágenes sensoriales y símbolos de elegancia plástica.
El Modernismo, asimismo, renueva la expresión mediante el uso de de sinestesias
y la creación de nuevos metros y estrofas, y se remonta en el tiempo hacia la
Grecia apolínea o la Francia dieciochesca. Finalmente, el Modernismo exalta la
libertad creadora y manifiesta una visión cosmopolita. Se tratan temas el amor
y el erotismo, el escapismo, lo hispano, etc.
Rubén Darío es el iniciador y máximo
representante del Modernismo. Nació en Metapa, Nicaragua el 18 de enero de
1867, bajo el nombre de Félix Rubén García Sarmiento. Durante sus primeros años
estudió con los jesuitas y a los 14 años publicó poesías en los periódicos
nicaragüenses con el seudónimo de Rubén Darío. Durante 1882-1886 su vida
transcurre en El Salvador. Su poesía, en esta etapa, se ajusta a los cánones
románticos. En 1886 llegó a Chile, donde trabaja como periodista y se une a la
juventud intelectual chilena, quienes le permiten conocer la poesía parnasiana
y simbolista. En 1887 publica Abrojos y en 1888 Rimas. Estas obras presentan
todavía un corte romántico pero se vislumbran tonos parnasianos. En 1888
también publica Azul..., la primera obra que cambia el rumbo de las letras
hispánicas y lo convierte en un poeta reconocido en España. En 1890 Rubén
contrajo matrimonio con Rafaela Contreras, quien muere en 1893, lo que hace que
luego se case con Rosario Emelina Murillo. De 1893-1898 Darío permanece en
Buenos Aires, donde publica varios artículos sobre la poesía francesa en La
Nación. En Bs. As desarrolla una “nueva forma” de expresión basada en
procedimientos parnasianos y simbolistas: con musicalidad, sinestesias,
cromatismos, símbolos de elegancia plástica y transposiciones de otras artes.
En 1896 publica Los Raros y Prosas Profanas. De 1898 a 1916 Darío es recibido
en América y Europa constantemente y publica varias obras: Cantos de vida y
esperanza (1905), El canto errante (1907), Poema de Otoño (1910) y El oro de
Mallorca (1913). Finalmente muere en Nicaragua el 6 de febrero de 1916.
En el poema “Sinfonía en gris mayor”,
Rubén Darío presenta desde el título una idea de depresión en todo el conjunto
al adjudicarle al sustantivo ‘sinfonía’ el adjetivo cromático ‘gris’, el cual
usualmente representa tristeza y aflicción. La palabra ‘mayor’, a su vez, al
acompañar a dicho adjetivo le confiere una calidad de nota musical a la palabra
‘gris’, que junto a ‘sinfonía’ carga al título con un gran tinte musical. Por
otra parte, al hacer uso del adjetivo ‘mayor’, Darío confiere una fuerza
imponente al título, que no hubiera sido lograda con el uso de la palabra
‘menor’ por ejemplo. Sin embargo, el
título podría ser interpretado de una manera completamente distinta, haciendo
referencia a la experiencia positiva de una persona (referida como sinfonía)
que se encuentra ya en la vejez (interpretada por la utilización del color
‘gris’, el cual hace referencia a la pérdida de coloración del cabello en el
transcurso de la vida). Así el título anticiparía un poema que relata las
experiencias alegres o ‘mayores’ de un anciano, presentadas con gran
musicalidad. En cada caso la interpretación del título tendrá relación con
quién lo lea. La sinestesia encerrada en el título (sinfonía es una imagen
auditiva mientras que gris es cromática) permite traducir un sinfín de
impresiones creadas por las imágenes sensoriales.
En cuanto a los aspectos formales, es
decir versificación y musicalidad, la poesía cuenta con treinta-y-tres versos
divididos en ocho estrofas de cuatro versos cada una, con excepción de la
tercera estrofa que cuenta con cinco versos. Cada verso posee doce sílabas, con
excepción del verso 2 que posee trece, y la uniformidad métrica se mantiene
gracias al uso de licencias como el hiato y la sinalefa, vista en versos 1, 5 y
18 (‘como un’, ‘la espuma’). Las palabras finales del verso son graves en su
mayoría, manteniendo estático el número de sílabas, aunque se encuentran
algunas agudas (‘cenit’ en verso 6 o ‘clarín’ en verso 8) que suman una sílaba
al recuento silábico final del verso permitiendo mantener la uniformidad.
La rima del poema es asonante y está dada
entre versos pares desde el comienzo hasta la tercera estrofa, a partir de la
cual la rima pasa a encontrarse entre versos impares debido a la adición de un
quinto verso. La composición poética adquiere ritmo mediante la puntuación
utilizada tanto en las primeras estrofas como en las últimas. Además, los
recursos de hipérbaton (versos 11-13, 22-23) y encabalgamiento (versos 3-4,
29-29, 30-31), así como también la enumeración (versos 13, 20-21, 23), la
anáfora (versos 5-7, 15-16), y la asonancia (versos 1, 2), otorgan al poema un
ritmo, una continuidad y una musicalidad característicos de la poesía
modernista, que facilitan e incentivan la lectura y el disfrute por parte del
lector, mientras que exponen la versatilidad del poeta a la hora de utilizar el
vocabulario y la sintaxis.
A lo largo del poema se presenta la
imagen de un viejo marinero sentado cerca del mar, quien observa el tranquilo
entorno y se hunde en pensamientos acerca de “un vago, lejano, brumosos país”.
La utilización de metáforas, tanto puras como impuras, desde el primer verso,
permite a Rubén Darío describir este entorno, confiriéndole un sentimiento de
desánimo al poema, y mostrar la simbiosis de distintas artes que se pueden
distinguir en la naturaleza. En la metáfora pura usada en el verso 1 junto a
una comparación, se caracteriza al mar
como un espejo (“vasto cristal azogado”) que, como es notado en las metáforas
de los versos 2, 4 y 9, posee un “vientre de plomo” y refleja el cielo, el cual
está representado como una “lámina… de cinc” o “fondo bruñido de pálido gris”.
Estas alegorías incluyen imágenes visuales cromáticas vívidas que hacen alusión
al sentimiento depresivo del poema, ya que utilizan palabras como ‘azogado’,
‘cinc’, ‘gris’, ‘plomo’ que confieren nociones oscuras al lector e incentivan
una idea de tristeza en éste. Además, en el poema se incluyen otras metáforas
(versos 8, 31, 33) con referencia al viento y a la cigarra que acompañan al
marinero y que aluden a otro tipo de arte, la música, mediante la utilización
de imágenes sonoras como ‘ronca guitarra’, ‘cuerda’, ‘violín’, ‘clarín’. Esta referencia a otras
artes es característica del modernismo. Las metáforas, junto a las
comparaciones de verso 1 y 5, confieren características de objeto a elementos naturales
a la vez que otorgan melancolía al poema, exteriorizando el sentimiento del
personaje.
Los diversos elementos naturales que
aparecen en el texto, se encuentran modificados por la utilización de
prosopopeyas (verso 3, 6, 10, 17, 19, 31, 32). Se puede observar que, en las
primeras prosopopeyas, se le confiere vida a objetos abióticos, lo que
posibilita a Rubén Darío una descripción más profunda del ambiente que rodea al
personaje al mismo tiempo que lo ayuda en la creación del sentimiento general
del poema mediante la utilización de verbos cargados de una connotación
negativa y de tristeza (descansa, gemir). A su vez, las prosopopeyas son
utilizadas para indicar características del marinero, como es el caso de ‘los
tifones…le han visto bebiendo su frasco de gin’ (verso 17) o ‘la espuma…conoce
su roja nariz, sus crespos cabellos, sus bíceps de atleta, su gorra de lona, su
blusa de dril’ (versos 20-21). El uso, en el último caso, de una prosopopeya
seguida de una enumeración en donde los sustantivos aparecen adjetivados, de
manera directa o indirecta, e incluidos en estructuras simétricas, confiere
musicalidad y ritmo al contenido a la vez que otorga verosimilitud a la
descripción del marinero, ya que sugiere una relación larga existente entre el
personaje y los elementos que lo rodean. La soledad del hombre es sugerida
sutilmente al mencionar a la naturaleza como la única conocedora de las
características y comportamientos del marinero. Sin embargo, la característica
solitaria de éste es denotada también mediante la animalización realizada
(versos 14, 26), en donde se refiere al marinero con el sustantivo ‘lobo’. Este
animal, usualmente asociado con connotaciones negativas y la soledad,
contribuye al entorno ‘gris’ del poema.
La utilización de imágenes sensoriales en
la composición poética muestra la riqueza sensorial que Rubén Darío, como poeta
modernista, adoptó de simbolistas e impresionistas. Estas imágenes, algunas de
las cuales fueron mencionadas anteriormente, son en su mayoría cromáticas
(versos 4, 5, 19, 27) o visuales (versos 9, 15, 18), aunque también se pueden
ver auditivas (versos 31, 33). En versos 8, 24 y 28 la combinación de dos tipos
de imágenes conforma sinestesias que ahondan la continua descripción presente
en el poema y son solidarias con la carga semántica, tal como las antítesis de
los versos 5 y 6 (sol/opaco, enfermo/cenit). La característica moderna de Rubén
Darío se aprecia también en el exotismo de los versos 15-16, mientras que la
complejidad de la lengua que Darío es capaz de utilizar se muestra a través del
uso de epítetos (versos 15,16) y de verbos participios (sentado) y gerundios
(fumando, pensando) que señalan perpetuidad y continuidad. Se realiza en el
poema, mediante el uso del vocabulario amplio, una contraposición entre el
pasado dinámico del marinero y la tranquilidad del presente, en donde todo es
monótono y continuo.
La repetición de estructuras (‘lejano,
brumoso país’ y ‘la siesta del trópico’) crean, en la última parte del poema,
una noción de ‘sueño’ en el momento en que “el lobo se aduerme”. El hecho de
que ambas frases se repitan resalta su importancia en el texto y alude a un
recuerdo del viejo marinero en horas de la tarde. Sin embargo, la idea de
‘siesta’ puede relacionarse también con una connotación negativa si es
considerada como ‘muerte’. Así en las últimas dos estrofas se podría ver la
muerte del viejo marinero que mientras este se “aduerme” un “enorme
esfumino…borra el confín”.
El tema y sentido del poema es claro.
Rubén Darío se aleja de lo objetivo para realizar una composición subjetiva en
donde el tema principal sea la nostalgia del tiempo perdido y la melancolía.
Esta carga de significado se hace presente a través de los campos semánticos
presentados: cinc/gris/opaco/enfermo/plomo; vago/lejano/ esfumino/viejo. El
campo semántico de la naturaleza (mar/cielo/pájaros/sol/viento/
playas/tifones/espuma) es esencial para la descripción que Darío realiza del
entorno. El vocabulario utilizado, junto con los diversos recursos, muestra
además la tristeza del personaje en contraste con elementos que son
relacionados con vida y alegría.
El título “Sinfonía en gris mayor” está,
entonces, profundamente ligado al tema
y concepto que domina la poesía. Se puede decir, así, que el título opera como
un indicio de lo que se encontrará en el texto.
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