Mito
En
lugar de tratar al mito en la acepción
usual del término, es decir, en cuanto fábula, invención, ficción, se establece
hace más de medio siglo una nueva
perspectiva en donde, por el contrario, es considerado una historia verdadera
porque es sagrada, ejemplar y significativa.
Este
término se utiliza en la actualidad tanto en el sentido de ficción o ilusión
como en el sentido de tradición sagrada, revelación primordial o modelo
ejemplar.
Definición: El mito cuenta una historia
sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial,
el tiempo fabuloso de los comienzos. Este cuenta cómo, gracias a las hazañas de
seres sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, se ésta la
realidad total, el Cosmos, o solamente un fragmento (una isla, un vegetal, un
animal, un comportamiento humano, institución, etc.)
Es
pues, el relato de una CREACIÓN. Se
narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha sucedido
realmente. Sus personajes son sobrenaturales. Se les conoce por lo que han hecho en el tiempo prestigioso de los
comienzos. Los mitos revelan la actividad creadora y desvelan la sacralidad de
sus obras. Describen las diversas, y a
veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado en el mundo.
Es
esta irrupción de lo sagrado la que fundamenta realmente el mundo y la que le
hace tal como es hoy día. El mito se
considera como una historia sagrada, y por lo tanto verdadera, puesto que se
refiere siempre a realidades. El mito cosmogónico es verdadero porque la
existencia del mundo está allí para probarlo; el mito del origen de la muerte
es igualmente verdadero, puesto que la mortalidad del hombre lo prueba, y así
sucesivamente. La función principal del
mito es revelar los modelos ejemplares de todos los ritos y actividades humanas
significativas: alimentación, matrimonio, trabajo, educación, arte, sabiduría,
etc.
El mito
no es una explicación destinada a satisfacer una curiosidad científica, sino un
relato que hace revivir una realidad original y que responde a una profunda
necesidad religiosa, a aspiraciones morales, a coacciones e imperativos de
orden social, e incluso a exigencias prácticas. En las civilizaciones
primitivas, el mito desempeña una función indispensable: expresa, realza y
codifica las creencias; salvaguarda los principios morales y los impone,
garantiza la eficacia de las ceremonias rituales y ofrece reglas prácticas para
el uso del hombre.
El
mito es, pues, un elemento esencial de la civilización humana; lejos de ser una
vana fábula, es por el contrario, una realidad viviente a la que no se deja de
recurrir.
Fuente: Mircea Eliade, Mito y Realidad.
Fuente: Mircea Eliade, Mito y Realidad.
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