Ciencia ficción
La ciencia ficción es uno de los géneros
pertenecientes al ámbito ficticio. Se diferencia de la fantasía en que, dentro
del contexto de la obra, los elementos imaginarios son posibles para las leyes
de la naturaleza establecidas científicamente (aunque algunos elementos son
totalmente imaginarios o provienen de la especulación). La exploración de
las consecuencias de estas diferencias es el objetivo tradicional de la ciencia
ficción, lo cual la convierte en una ‘literatura de ideas’. La ciencia
ficción está basada en gran parte en la escritura entretenida y racional sobre
posibilidades que ocurren en escenarios desconocidos. Entre estos lugares se
pueden incluir:
-Un escenario en el futuro,
en líneas temporales alternativas o en un pasad histórico que contradice los
hechos conocidos de la historia o de los registros arqueológicos.
-Un escenario en el
espacio exterior o en otros mundos que involucran la presencia de
extraterrestres.
-Historias que incluyen
principios científicos o tecnológicos que contradicen las leyes de la
naturaleza conocidas.
-Historias que involucran el
descubrimiento o la aplicación de nuevos principios científicos, como el
viaje en el tiempo, el estudio de los poderes psíquicos, nuevas tecnologías,
robots o sistemas sociales y políticos distintos (por ejemplo, una ‘distopía’ o
un escenario en el que la sociedad organizada colapsó).
Definiciones
Es difícil definir a la
ciencia ficción, ya que incluye un amplio rango de subgéneros y temas. El
escritor y editor Damon Knight resumió la causa en la que estriba la dificultad
al decir que ‘la ciencia ficción aparece cuando la vemos, definición compartida
por el autor Mark C. Glassy, quien afirma que la definición de la ciencia
ficción es como la de la pornografía: no se sabe lo que es, pero se la reconoce
al verla. Vladimir Nabokov dijo que si uno era riguroso con la definición, la
obra de Shakespeare ‘La tempestad’ tendría que ser ciencia ficción.
Según el escritor Robert A.
Heilein, ‘una definición corta y práctica de ciencia ficción sería la
siguiente: especulación realista sobre eventos futuros posibles, basados en
un conocimiento sólido del mundo real, de su pasado y presente, y sobre un
entendimiento completo de la naturaleza y del significado del método
científico’. La definición de Rod Serling postula que ‘la fantasía es lo
imposible tomado como algo probable. La ciencia ficción es lo improbable
hecho posible'. Lester del Rey escribió 'Incluso los aficionados devotos
tienen dificultades al tratar de explicar lo que es la ciencia ficción, y esa
es la razón por la que no existe una definición satisfactoria ya que no hay
límites fácilmente distinguibles en esta disciplina'.
Forrest J. Ackerman usó la
expresión ‘sci-fi’ en UCLA en 1954. A medida que la ciencia ficción fue
entrando a la cultura popular, los escritores y seguidores activos comenzaron a
asociar al término con las películas ‘clase B’ de bajo presupuesto y con la
ciencia ficción de baja calidad estilo pulp. Hacia 1970 los críticos del campo
como Terry Carr y Damon Knight usaban ‘sci-fi’ para distinguir las obras ‘de
baja calidad’ de la ciencia ficción seria. Alrededor de 1978, Susan Word y
otros introdujeron el término ‘skiffy’. Meter Nicholls afirmó que ‘SF’
(‘science fiction) es la ‘abreviación preferida dentro de la comunidad de
escritores y lectores de ciencia ficción’. La revista ‘Ansible’ de David
Langford incluye una sección regular llamada ‘Como los demás nos ven’ (‘As
others see us’) que ofrece numerosos ejemplos del uso peyorativo de la ciencia
ficción por personas fuera del género.
Historia de la ciencia ficción
La ciencia ficción como género
literario es un campo diverso ya que hay poco consenso sobre su
definición entre los estudiosos y seguidores, y su origen es una pregunta
abierta. Algunos postulan a la Epopeya de Gilgamesh como texto primigenio del
género. Otros afirman que la ciencia ficción comenzó a fines de la Edad Media,
o que la ciencia ficción se hizo posible gracias a la Revolución Científica,
sobre todo por los descubrimientos de Galileo y Newton en astronomía, física y
matemática. Algunos ubican el origen con la novela gótica, sobre todo con
‘Frankestein’ de Mary Shelley.
La ciencia ficción se desarrolló
y cobró impulso en el siglo XX,
y la penetración profunda de la ciencia y los inventos dentro de la sociedad
creó un interés por la literatura que exploraba la influencia de la tecnología
sobre la sociedad. Actualmente, la ciencia ficción posee una
influencia significativa sobre el mundo de la cultura y el pensamiento, y
está representada en todas las variedades de los medios.
Los precursores de la ciencia
ficción
Varios historiadores proclamaron
un origen antiguo para el género de la ciencia ficción. Esta es la opinión de una minoría en la
actualidad, ya que la mayor parte de los estudiosos ubican a estas obras
como ejemplos de proto-ciencia ficción a lo sumo. Lester del Rey
afirmó que el primer trabajo de ciencia ficción fue la primera obra literaria
que se conoce hasta el momento, la Epopeya de Gilgamesh. En esta obra
hay una escena en que se parece en ciertos puntos a los lugares apocalípticos
de la ciencia ficción. Entre las obras griegas que incluyen elementos de este
estilo se cuentan ‘Las nubes’ y ‘Los pájaros’ de Aristófanes, la
descripción de la Atlántida de Platón y la ‘Historia verídica’ de Luciano. Los
primeros elementos de ciencia ficción también aparecen en las antiguas obras
hindúes como el ‘Ramayana’, en la que había máquinas voladoras que
podían llegar a la atmósfera de la Tierra.
Obras de la literatura fantástica
como las ‘Metamorfosis’ de Ovidio, ‘Beowulf’, El anillo del Nibelungo’, ‘La
divina Comedia’ de Dante y ‘La tempestad’ de Shakespeare también se les
atribuyeron la presencia de elementos de ciencia ficción. ‘La tempestad’
incluye al prototipo renacentista de científico loco, y fue adaptada en la
película de ciencia ficción ‘Forbidden planet’.
L. Sprague de Camp y varios
autores citan a la 'Historia verídica' de Luciano como uno de los primeros
ejemplos de ciencia ficción. La postura del crítico inglés Kinglsley Amis
es ambivalente a este respecto. Aunque escribió que 'difícilmente sea ciencia
ficción, ya que acumula una extravagancia tras otra para lograr un efecto
cómico', reconoce implícitamente su carácter de ciencia ficción al comparar el
argumento de la obra con las óperas espaciales del siglo XX: 'Tan sólo
remarcaría que la viveza y sofisticación de la Historia Verídica es un chiste
al lado de la ciencia ficción escrita entre 1910 y 1940'. Los temas y
lugares típicos de la ciencia ficción incluidos en ‘Historia verídica’ son: el
viaje hacia el espacio exterior, los encuentros con formas alienígenas, la
guerra interplanetaria, la colonización de planetas, el gigantismo, las
criaturas como productos de la tecnología humana, mundos que funcionan mediante
un conjunto de leyes ‘físicas’ alternativas y un deseo explícito del
protagonista por la exploración y la aventura.
Varias historias dentro de ‘Las
mil y una noches’ también incluyen elementos de ciencia ficción. Un ejemplo
es ‘Las aventuras de Bulukiya’, donde el protagonista se embarca en una misión
para conseguir una hierba que le otorgaría inmortalidad y entonces sale a
explorar los mares y viaja a través del cosmos hasta llegar a mundos distintos,
lo cual anticipa los viajes intergalácticos. En el camino se encuentra con
sociedades de jinns, sirenas, serpientes parlantes, árboles que hablan y otras
formas de vida. En ‘Abdulah el pescador’ el protagonista gana la habilidad de
respirar bajo el agua y descubre una sociedad submarina que es retratada como
un reflejo invertido de la sociedad terrícola, ya que la sociedad acuática
sigue un conjunto de reglas comunitarias y no existen conceptos como dinero o
vestimenta. Otros cuentos de esta obra tratan sobre tecnologías antiguas
perdidas, civilizaciones avanzadas que desaparecieron y catástrofes
apocalípticas. En 'La ciudad de Brass' hay un grupo de viajeros que se
encuentran en una expedición arqueológica en el Sahara y buscan encontrar un
velero de latón que Salomón usó antiguamente para atrapar a un jinn. En el
viaje se encuentran con una reina momificada, habitantes petrificados, robots
parecidos a los humanos, marionetas que danzaban si hilos y un caballo-robot de
latón que lidera al grupo hacia la ciudad perdida. El ‘Caballo de Ébano’
incluye un robot en la forma de un caballo mecánico volador controlado por
medio de unas llaves que podían volar hacia el espacio y el Sol. En ‘El cuento
del tercer Qalandar’ también incluye un robot en la forma de un marinero. Estos
dos últimos cuentos pueden considerarse ejemplos de proto-ciencia ficción.
Otros modelos de ficción proto-científica pueden ser ‘Opiniones de los
residentes de una ciudad espléndida’ de Al-Farabi, que trata sobre una sociedad
utópica, o el cuento futurista de Al-Qazwini, ‘Awaj bin Anfaq’, que trata sobre
un hombre que viaja a la Tierra desde un planeta distante.
En la narrativa japonesa del
siglo X, podría considerarse al 'Cuento del cortador de bambú' como ejemplo de
proto- ciencia ficción. La protagonista de la historia, Kaguya-hime, es una
princesa de la Luna que es enviada a la Tierra por su seguridad durante una
guerra, y es criada por un cortador de bambú en Japón. Luego la llevan de
regreso a la Luna, donde se encuentra con su familia extraterrestre. La
ilustración del manuscrito muestra una máquina voladora similar a un platillo
volador.
Según Roubi, los dos capítulos
finales de la novela ‘Fadil ibn Natiq’ (conocida como ‘Yheologus Autodidactus’
en Occidente) del escritor Ibn-al-Nafis (1213-1288) puede ser considerados como
ciencia ficción. La novela trata sobre varios elementos relacionados con la
ciencia ficción, como la generación espontánea, la futurología, los temas
apocalípticos, la escatología, la resurrección y la vida en el Más Allá, etc.
Sin embargo, en lugar de dar explicaciones mitológicas o sobrenaturales a estos
temas, Ibn-al-Nafis intenta explicarlos usando su extenso conocimiento sobre
anatomía, biología, fisiología, astronomía, cosmología y geología. Por ejemplo,
es a través de la novela que el autor introdujo su teoría científica sobre el
metabolismo, y se refirió a sus descubrimientos científicos sobre la
circulación pulmonar para explicar la resurrección del cuerpo. La novela fue
traducida al inglés como ‘Theologus Autodidactus’ a principios del siglo XX.
Verne y Wells: los iniciadores
La rama europea de la ciencia
ficción comenzó a fines del siglo XIX con las novelas científicas de Julio
Verne y las obras de crítica social de H. G. Wells.
Las historias aventureras de
Verne, entre las que se destacan ‘Viaje al centro de la tierra’ (1864),
‘De la Tierra a la Luna’ (1865) y ‘Veinte leguas submarinas’ (1869), mezclaban
aventuras románticas con tecnología de avanzada o extrapolada del futuro.
Fueron éxitos comerciales tremendos, y establecieron la
posibilidad de que un escritor viviera de su oficio. L. Sprague de Camp cita a
Verne como ‘el primer escritor de tiempo completo sobre ciencia ficción’.
Las historias de Wells,
por otra parte, incluían tramas de ciencia ficción para establecer puntos
didácticos sobre la sociedad de su tiempo. En 'La máquina del tiempo'
(1895), por ejemplo, los detalles técnicos de la máquina son descritos
rápidamente para que el viajero en el tiempo pueda centrarse en hacer su
crítica a la estratificación de la sociedad inglesa. Sin embargo, Wells
demuestra la importancia de la relación espacio-tiempo que luego se convertiría
en el centro de la teoría de Einstein. la historia también usa elementos de las
teorías evolutivas darvinianas, y muestra su preocupación por el Marxismo. En ‘La
guerra de los mundos’ (1898), la tecnología marciana no se explica como se
describiría en una historia de Verne, y la historia se resuelve por un ‘deus ex
machina’.
La diferencia entre Verne y Wells
resalta la tensión que existe dentro de la ciencia ficción a lo largo de su
historia. La elección entre la
presentación de una tecnología realista o la concentración en los personajes e
ideas, siempre estuvo presente, y tiene como consecuencia la cuestión de si
vale más contar una historia apasionante o marcar un punto didáctico.
Wells y Verne tenían unos cuantos
rivales dentro de este género. Algunos cuentos cortos y novelas de esta
temática aparecieron a lo largo del siglo XIX, y muchos de ellos emplearon
ideas científicas como base para sus mundos imaginarios. Samuel Butler publico
‘Erewhon’ en 1872, que trataba sobre el concepto de la aparición de
sentimientos en las máquinas y el reemplazo de la raza humana por ellas. Aunque
más conocido por Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle también escribió
ciencia ficción, así como Rudyard Kipling, Jagadananda Roy y Begur Roquia
Sakhawat Hussain. La ciencia ficción feminista también comenzó por estos años,
con obras como ‘El sueño de la sultana’ de Begur Roquia Sakhawat Hussain y
‘Herland’ de Charlotte Perkins Gilman.
Wells y Verne tenían lectores
internacionales, por lo que lograron influir sobre los escritores de América.
Al poco tiempo la ciencia ficción americana comenzó a crecer a un ritmo
vertiginoso. Los escritores europeos encontraron más lectores en el mercado
norteamericano, y por eso comenzaron a escribir sus obras al estilo americano.
La proto-ciencia ficción norteamericana
En las últimas décadas del siglo
XIX, las obras de ciencia ficción para niños y adultos eran numerosas en
América, aunque todavía no habían recibido el nombre de ‘ciencia ficción’.
Había elementos de ciencia
ficción en las historias de Nathaniel Hawthorne y Fitz-James O’Brien.
Edgar Allan Poe suele ser mencionado al lado de Verne y Wells como uno de
los fundadores de la ciencia ficción. Varios de sus cuentos, además de la
novela ‘The narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket’ pertenecen a este
género. Una novela satírica de 1872 del filósofo George Tucker, ‘A voyage to
the moon, suele ser citada como la primera novela norteamericana de ciencia
ficción.
Una de las obras de ciencia
ficción americana más exitosas fue la segunda novela más vendida en los Estados
Unidos en el siglo XIX: ‘Looking backward’, de Edgard Bellamy (1888). La novela
trata sobre una sociedad del futuro basada en la observación de la gente de ese
momento.
Mark Twain exploró algunos temas de
ciencia en su novela ‘A connectituc yankee in King Arthur’s court’ (‘Un
americano de Connecticut en la corte del rey Arturo’). Por medio de la
‘trasmigración de las almas’ o ‘transposición de épocas y cuerpos’, el
protagonista de la novela regresa en el tiempo con sus conocimientos
decimonónicos. Escrita en 1889, ‘A Connecticut yankee’ predice indirectamente
los eventos de la 1º Guerra Mundial, cuando las viejas ideas europeas sobre la
caballería son reemplazadas por las nuevas armas y tácticas.
La serie de 14 novelas del
escritor Frank Baum (1900-1920), basadas en la Tierra de Oz, contenían
descripciones sobre extrañas armas, hombres mecánicos y una serie de inenciones
tecnológicas todavía no realizadas, además de aparatos que representan la
primera aparición literaria de comunicadores inalámbricos manuales.
Jack London escribió varias
historias de ciencia ficción, entre
las que se incluían ‘The red one’ (una historia que involucraba
extraterrestres), ‘The iron heel’ (ubicada en el futuro desde el punto de
vista del autor) y ‘The unparalleled invasion’ (una historia que
involucraba una guerra bacteriológica y de limpieza racial). También escribió
una historia sobre invisibilidad y otra sobre un arma de gran energía. Estas
historias comenzaron a cambiar las características de la ciencia ficción.
Edgard Everett Hale escribió ‘The
brock moon’, una novela inspirada en los relatos de Verne que se destaca por
ser la primera en describir un satélite artificial. Escrita en el estilo de sus
demás obras, emplea un realismo pseudos-periodístico para contar una historia
de aventuras ligeramente basada en la realidad.
Edgar Rice Burroughs (1875-1950)
comenzó a escribir ciencia ficción para revistas pulp justo antes de la 1º Guerra Mundial, y consiguió
publicar su primera historia, ‘Under the Moons of Mars’, en 1912. Continuó
publicando historias de aventura, muchas de ellas de ciencia ficción, a lo
largo de su vida. Los pulps publicaban historias aventureras de todo tipo; la
ciencia ficción tenía que encajar con los asesinatos miseriosos, el horror, la
fantasía, etc.
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Tema: Comienzos del siglo XX de la ci
Comienzos del siglo XX de la ciencia ficción
La siguiente generación de
grandes escritores estaba conformada por Olaf Stapledon (1886-1950) y J.
H. Rosny Ainé, nacido en Bélgica. El primero escribió obras como ‘Last
and first men’ (1930), ‘Odd John’ (1935), ‘Star maker’ (1937) y ‘Sirius’
(1940), que introdujeron miles de ideas adoptadas posteriormente por los
escritores de ciencia ficción. Por su parte, Rosny fue el ‘padre’ de la
ciencia ficción francesa moderna, y escribió clásicos como ‘Les Xipehuz’
(1887) y ‘La mort de la Terre’ (1910). Sin embargo, los años ’20 y ’30
vieron la transformación del género en un nuevo formato.
El nacimiento de los pulps (o
folletines)
El desarrollo de la ciencia
ficción americana como género consciente comienza en parte en 1926, cuando Hugo Gernsback funda la revista
‘Amazing stories’, dedicada exclusivamente a las historias de
ciencia ficción. Aunque se habían publicado revistas de ciencia ficción en
Suecia y Alemania antes, ‘Amazing Sotires’ fue la primera revista
norteamericana en dedicarse a la publicación exclusiva de este subgénero.
Aunque Gernsback alentaba la escritura de historias que incluyeran realismo
científico para educar a sus lectores sobre los principios científicos, los
relatos solían ser historias apasionantes con poca base en la realidad.
Las historias publicadas en esta
y otras revistas ‘pulp’ tuvieron gran éxito, pero fueron vistas como
‘literatura barata’ en lugar
de obras serias. Sin embargo, las revistas dedicadas enteramente a la ciencia
ficción impulsaron de gran manera la conciencia pública sobre la especulación
científica. ‘Amazins sotories’ competía con varias otras revistas pulp, como
‘Weird Tales’, ‘Astounding Stories’ y ‘Wonder Stories’, durante la década del
’30. Fue en la era de Gernsback que los seguidores de la ciencia ficción
aparecieron por medio de las ‘Cartas al Editor’ de cada publicación.
La película de Fritz Lang,
‘Metrópolis’ (1927), en la que se ve por primera vez un robot humanoide, y el
amor de los futuristas italianos por las máquinas fueron indicadores de las
esperanzas y los miedos del mundo entre las grandes guerras europeas.
‘Metrópolis’ fue un film muy exitoso, y su estética art-deco se convirtió en la
guía de los folletines de ciencia ficción por un tiempo.
Escritura modernista de la ciencia ficción
Los escritores querían responder
al nuevo mundo posterior a la 1º Guerra Mundial. En los '20 y los '30,
escritores totalmente desconectados de la ciencia ficción comenzaron a explorar
nuevas maneras de contar historias y de tratar al tiempo, el espacio y la
experiencia en formas narrativas novedosas. Las obras publicadas
póstumamente de Franz Kafka y las de escritores modernos como James
Joyce, T. S. Eliot, Virginia Wolf y otros, incluían historias en las que el
tiempo y la identidad individual podían expandirse, contraerse y
distorsionarse. Aunque sus obras estaban desconectadas de la ciencia ficción
como género, trataban sobre el impacto de la modernidad (tecnología,
ciencia y cambios) en la vida de las personas. Décadas después, durante el
movimiento de la Nueva Ola, algunas técnicas literarias modernistas entraron en
el campo de la ciencia ficción.
Las obras del dramaturgo checo
Karen Capek –The Makropulos affair’, ‘R.U.R.’, ‘The life of the insects’- y
la novela ‘War with the Newts’, formaron motivos importantes de la ciencia
ficción. ‘R.U.R.’ se destaca por la introducción de la palabra ‘robot’ en
el vocabulario mundial.
Un tema fuerte en la escritura
moderna es la alienación, es decir, la conversión de escenarios
familiares a extraños, de manera que el comportamiento considerado como
‘normal’ pasa a ser visto como un conjunto de prácticas bizarras de una cultura
alienígena. La audiencia de las obras modernas suele enfrentarse con el
cuestionamiento de todo lo existente.
Al mismo tiempo, la tradición de
las novelas literarias de ciencia ficción que trataban sobre la disonancia
entre las condiciones utópicas y la expresión total de los deseos humanos,
comenzaron a desarrollar lo que fue llamado ‘la novela distópica’ (en
oposición a la utópica). Por un tiempo los elementos de ciencia ficción de
estas novelas fueron ignorados por los críticos literarios, a pesar de que su
deuda con el género de la ciencia ficción es bastante grande. Las obras
utópicas, como muchas de Wells, también influyeron sobre la ciencia ficción,
comenzando por ‘Ralph 124C41’ de Hugo Gernsback. La novela de Yevgeny Zamyatin
de 1920, ‘We’, describe un intento totalitario por crear una utopía cuyo
resultado sería un estado diatópico en el que el libre albedrío sería
eliminado. Aldous Huxley quebró la barrera entre las instituciones
literarias jerárquicas y la ciencia ficción con 'Brave new world' (1932,
'Un mundo feliz'), un irónico retrato de una sociedad estable y ostentosa
construida por la manipulación genética.
A fines de los ’30, John W.
Campbell pasó a ser el editor de Astounding Science Fiction, tras lo cual surgió
en Nueva York un grupo de nuevos escritores llamados ‘los Futurianos’ (‘the
Futurians’), entre los que se contaban Isaac Asimov, Damon Knoght,
Donald A. Wollheim, Frederik Pohl, James Blish, Judith Cerril, etc. Otros autores
importantes de este período fueron Robert A. Heinleim, Arthur C. Clarke
y A. E. van Vogt. La asunción de Campbell como editor de Astounding se
considera el comienzo de la Edad de Oro de la ciencia ficción, caracterizada
por historias que celebraban los logros y progresos científicos. Esta
época duró hasta los avances tecnológicos de la posguerra, luego de lo cual
surgió una nueva generación de escritores con historias que se distanciaban de
la modalidad de Campbell, y con revistas nuevas como ‘Galaxy’, editada por
Pohl.
George Orwell fue quien escribió una de las mejores
‘distopías’ literarias con ‘1984’, escrito en 1948. En la novela
Orwell muestra un régimen totalitario que domina a la sociedad a través del
control de la información. ‘We’ de Zamyatin es reconocida como una influencia
tanto en Huxley como en Orwell. Este último publicó una reseña sobre ‘We’ al
poco tiempo de ser publicada en inglés, muchos años antes de escribir ‘1984’.
‘Fahrenheit 451’ de Ray Bradbury,
‘The dispossessed’ de Ursula LeGuin, gran parte de las obras de Kart Vonnegut,
entre otros, continuaron en la ciencia ficción posterior este diálogo entre
utopía y distopía.
Mitología pública
Orson Welles produjo desde el
Teatro Mercury una versión radial de ‘La guerra de los mundos’ que pasó a la
fama por provocar pánico en un gran número de personas que creyeron que el
programa era un noticiero real. La idea de los invasores del espacio exterior
se convirtió en una parte indispensable de la mitología pública.
Durante la 2º Guerra Mundial, los pilotos especularon
sobre la posibles orígenes de los ‘Foo fighters’ (nombre dado a los
avistamientos de luces extrañas durante los vuelos). Las bombas alemanas V1 y
V2 se sumaron a la creciente pregunta sobre el futuro de los viajes espaciales.
Para el momento en que nació la historia sobre un platillo volador estrellado
en Roswell en 1947, la ciencia ficción se había convertido en folclore.
La edad de oro de la ciencia ficción
El período de los ’40 y los ’50
suele ser recordados como ‘la edad de oro de la ciencia ficción’.
La revista Astounding
Con la asunción en 1937 de un
editor exigente, John W. Campbell, a la revista ‘Astounding’, y con la publicación de historias y novelas de
escritores tales como Isaac Asimos, Arthur Clarke y Robert A. Heinlein, la
ciencia ficción comenzó a ganar estatus dentro del mundo de la 'ficción seria'.
Campbell ejerció una
extraordinaria influencia sobre el trabajo de estos escritores, moldeando la dirección de la ciencia ficción.
Asimov escribió ‘éramos extensiones de él. Eramos sus clones literarios’. Bajo
la dirección de Campbell, los años que van desde 1938 hasta 1950 se hicieron
conocidos como ‘la edad de oro de la ciencia ficción’, aunque el mismo
Asimov aclaró que se utilizó el mismo rótulo para referirse a otros períodos de
la ciencia ficción.
Entre los consejos que Campbell
daba a sus escritores se encuentra un famoso dicho, que decía 'Escriban
sobre una criatura que piense tan bien como un humano, o mejor que un humano,
pero no como un humano'. Puso énfasis sobre una calidad de escritura
superior a la de los editores anteriores a él, dándole atención especial al
desarrollo de grupos de jóvenes escritores que se reunieran a su alrededor.
Las incursiones en el género por
parte de escritores que no se dedicaban con exclusividad a la ciencia ficción
sirvieron para añadirle respetabilidad. Sin embargo, las tapas de las revistas
con monstruos e imágenes tremendistas, preservaron la imagen de sensacionalismo
que apelaba a los adolescentes. Había un deseo público por el sensacionalismo,
deseo que provenía de la necesidad de la gente de salir del aburrimiento de sus
vidas para viajar a otros mundos y tiempos.
Un efecto colateral
interesante del régimen de Campbell fue su contribución al surgimiento de la
Cienciología, religión creada por Ron Hubbard. Hubbard era un prometedor
escritor de ciencia ficción, y uno de los protegidos de Campbell, quien publicó
los primeros artículos de Hubbard sobre Diabética y los principios de la nueva
religión. A medida que el ‘reinado’ de Campbell como editor de Astounding
crecía, éste le comenzó a dar mayor atención alas ideas de Hubbard,
llegando a escribir editoriales sobre la Diabética incluso. Aunque Astounding
siguió teniendo una base de seguidores leal, los lectores comenzaron a buscar
otras revistas de ciencia ficción.
La edad de oro en otros medios
Con la fuente material provista
por los escritores de la edad de oro, los avances en los efectos especiales y
el deseo del público de encontrar material relacionado con los avances de la
tecnología, todo se conjugó para la creación de importantes obras de ciencia
ficción en el cine.
La industria fílmica de la
ciencia ficción comenzó en los ’50 con la producción de películas como ‘Destination
Moon’ (Destino: la Luna), ‘Them!’ (¡Ellos!), ‘Invasion of the body
snatchers’, ‘Forbidden planet’ (El planeta prohibido), y muchas otras.
Varias de estas películas estaban basadas en las historias de los escritores
de Campbell. ‘The thing’ (‘La cosa’) era una adaptación de ‘Them’, de
Campbell, y ‘Invasion of the body snatchers’ estaba basada en las novelas de
Jack Finney. Por otro lado, ‘Destination moon’ tenía como base una novela de
Heinleim, y ‘The beast of the 20,000 fathoms’ se basaba en un cuento de Ray
Bradbury. Las historias catastróficas de John Wyndham –‘The day of the
Triffids’ o ‘The kraken wakes’- también fueron fuentes de material.
Al mismo tiempo, la ciencia
ficción comenzó a aparecer en un nuevo medio, la televisión. En
1953, ‘The quatermass experiment’ fue transmitido por la TV británica, y fue el
primer programa importante de ciencia ficción. En los Estados Unidos, héroes de
ciencia ficción como el Capitán Video, Flash Gordon y Back Rogers hicieron sus
primeras apariciones en programas que se parecían más a las historias de
ciencia ficción pre-campbellianas.
Fin de la edad de oro
Al buscar mayor libertad de
expresión, muchos escritores comenzaron a publicar sus artículos en otras
revistas, entre las que se incluían ‘The magazine of fantasy and science
fiction’, ‘If’, una versión resucitada de ‘Amazing Stories’ y ‘Galaxy’.
Bajo el liderazgo de los editores
H. L. Gold y luego Frederick Pohl, ‘Galaxy’ inauguró una línea literaria dentro
de la ciencia ficción que tomaba elementos de la literatura ‘principal’. Era
menos insistente en la plausibilidad científica que las historias de
‘Astounding’. El surgimiento de ‘Galaxy’ señaló el fin de la edad de oro de la
ciencia ficción, aunque la mayoría de los escritores de dicha época fueron
capaces de adaptarse a los cambios del género y siguieron escribiendo. Algunos,
sin embargo, se movieron a otros campos. Isaac Asimov, por ejemplo, comenzó a
escribir únicamente sobre hechos científicos, así como otros autores.
Ciencia ficción: La Nueva Ola y sus consecuencias
La Generación ‘Beat’
Las obras modernas de Samuel
Beckett –‘Esperando a Godot’ y ‘El innombrable’- influyeron sobre los
escritores de los ’50. En Beckett todo el sentido de tiempo y espacio
desaparecen para dejar el centro a una voz que se divide en la necesidad de
seguir existiendo y el deseo de encontrar silencio y caer en el olvido. En
cambio, en los escritores de los ’50, el tiempo y el significado de la causa y
el efecto son tratados para llegar a grandes efectos. La influencia de Beckett
se sintió desde el punto de vista de que los escritores comenzaron a
preocuparse por reflexiones más serias sobre el ser.
William S. Burroughs (1914-1997)
fue el autor que unió finalmente a la ciencia ficción con la tendencia modernista
en la literatura. Con la ayuda de Jack Kerouac,
Burroughs publicó ‘Naked lunch’, la primera de una serie de novelas que
empleaban una técnica semi-dadaísta llamada ‘the Cut-up’ (el recorte) además de
deconstrucciones sobre la sociedad convencional, sacando la máscara de la
normalidad para revelar el horror detrás.
Burroughs ideó sus visiones de la sociedad como un conjunto de conspiraciones alienígenas, monstruos, estados policiales, traficantes de drogas y niveles alternativos de realidad. La lingüística de la ciencia ficción se fundió con los experimentos del modernismo en la pesadilla de la generación beat.
Burroughs ideó sus visiones de la sociedad como un conjunto de conspiraciones alienígenas, monstruos, estados policiales, traficantes de drogas y niveles alternativos de realidad. La lingüística de la ciencia ficción se fundió con los experimentos del modernismo en la pesadilla de la generación beat.
La Nueva Ola
En 1960, el novelista británico Kingsley
Amis publicó ‘New maps of hell’ (nuevos mapas del infierno), una historia
literaria sobre el campo de la ciencia ficción. Este grado de atención por
parte de un escritor tan importante y aceptado generó un gran bien para la
reputación de la ciencia ficción.
Otro de los hitos fue la publicación en 1965 de ‘Dune’, de Frank Herbet, una obra ficcional densa y compleja que involucraba intrigas policiales en una galaxia futura, creencias místicas y religiosas extrañas y un ecosistema del planeta Arrakis. Otro de los grandes acontecimientos de esta época fue el surgimiento de la obra de Roger Zelazny, cuyas novelas como ‘Lord of light’ y ‘The chronicles of Amer’ mostraron que las líneas entre la ciencia ficción, la fantasía, la religión y el comentario social pueden ser muy finas.
Otro de los hitos fue la publicación en 1965 de ‘Dune’, de Frank Herbet, una obra ficcional densa y compleja que involucraba intrigas policiales en una galaxia futura, creencias místicas y religiosas extrañas y un ecosistema del planeta Arrakis. Otro de los grandes acontecimientos de esta época fue el surgimiento de la obra de Roger Zelazny, cuyas novelas como ‘Lord of light’ y ‘The chronicles of Amer’ mostraron que las líneas entre la ciencia ficción, la fantasía, la religión y el comentario social pueden ser muy finas.
También en 1965 el director
francés Jean-Luc Godard usó en su película ‘Alphaville’ el tema de la distopía
y la ciencia ficción apocalíptica para explorar a la sociedad y la lengua.
En Inglaterra, la generación de
escritores de los ’60 (llamados ‘La nueva Ola’) experimentó con distintas
formas de ciencia ficción, abriendo el género hacia el surrealismo, el drama
psicológico y las corrientes de pensamiento actuales. La Nueva Ola de los ’60 se centraba alrededor
de la revista ‘New worlds’ luego de la asunción de Michael Moorcock como
editor en 1963. William Burroughs fue una gran influencia sobre ellos. Los
escritores de la Nueva Ola creían que estaban construyendo un legado para el
movimiento artístico francés de la Nueva Ola. Aunque la Nueva Ola (New Wave)
fue mayormente un movimiento inglés, hubo paralelos en la ciencia ficción
americana de ese momento. La relación de la Nueva Ola británica con los
americanos quedó en claro con la antología de Harlan Ellison, ‘Dangerous
visions’, donde se presentaban autores de ciencia ficción norteamericanos e
ingleses cuyas historias empujaron los límites de lo que era aceptable en las
revistas del género. Isaac Asimov la describió como una ‘Segunda revolución’,
cuyo precedente fue la edad de oro.
La Nueva Ola y sus contemporáneos
pusieron un gran énfasis sobre el estilo y la forma intelectual de una
narración. También generaron controversia en temas que los antiguos
escritores de ciencia ficción habían evitado. Por primera vez, la sexualidad
–que según Amis había sido prácticamente obviada del género- recibió atención
de escritores como Samuel Delany, Norman Spinrad y Theodore Sturgeon. Los
temas de política contemporánea también se hicieron escuchar, con escritores
como John Brunner y J. G. Ballard que contaban historias sobre un medio
ambiente arruinado.
Asimov recalcó que la Segunda
Revolución fue mucho menos clara que la primera, y lo atribuyó al desarrollo de
la antología, que dio lugar a que las viejas historias ganaran prominencia. Sin
embargo, varios escritores de la edad de oro cambiaron su estilo cuando llegó
la Nueva Ola. Robert A. Heinlein cambió sus relatos campbellianos sobre el
futuro a historias ficcionales más estilizadas y sexualmente abiertas, entre
las que se destacan ‘Stranger in a strange’ y ‘The moon is a harsh mistress’.
Muchos otros continuaron teniendo éxito a medida que los estilos cambiaban.
Las películas de ciencia ficción
también se inspiraron en los cambios del género. Las obras de Stanley Kubrick '2001: odisea del espacio', 'Dr.
Strangelove' y 'La naranja mecánica', aportaron forma visual a la nueva
dependencia del género en el estilo.
Ursula LeGuin extrapoló visiones
que eran más antropológicas que técnicas, y trabajó con pequeñas modificaciones en sociedades imaginarias. Philip
K. Dick exploró la metafísica de la mente en una serie de novelas e
historias que apenas dependían de su contenido de ciencia ficción. LeGuin, Dick
y otroos como ellos se vieron asociados al concepto de ciencia ficción blanda más
que con los ideales de la Nueva Ola.
La ciencia ficción blanda se
contrastó con la noción de ciencia ficción dura. Aunque la plausibilidad
científica fue un tema centro en el género desde Gernsback, escritores como
Larry Niven y Poul Anderson aportaron a la ciencia ficción dura historias con
estilos más sofisticados y héroes caracterizados con mayor profundidad, a la
vez que preservaron un nivel alto de sofisticación científica.
La ciencia ficción en los ‘80
Ciberpunk
A comienzos de los ’80, la Nueva Ola
había reducido su presencia en el terreno de la ciencia ficción, hasta
desaparecer por completo. A medida que las tecnologías de la computación
comenzaron a volverse una parte integral de la sociedad, los escritores de
ciencia ficción sintieron la necesidad de dar sus puntos de vista sobre su
influencia en el escenario cultura y político. El movimiento Ciberpunk se
desarrolló a principios de los ’80, y tiene sus raíces en la escuela de la
Nueva Ola. Aunque partieron de estos escritores, los ‘ciberpunks’ desarrollaron
su propio estilo, concentrándose sobre todo en los punks de sus ‘inframundos’
del futuro. Autores como William Gibson dieron la espalda al
optimismo tradicional y apoyo a la ciencia ficción tradicional. La novela ‘Neuromancer’
de este autor, publicada en 1984, anunció el movimiento ciberpunk al
resto del mundo literario y fue un tremendo éxito comercial. Otros escritores
importantes del movimiento fueron Bruce Sterling, John Shirley y Neal
Stephenson. Aunque el Ciberpunk luego se mezclaría con otros estilos de
ciencia ficción, en sus comienzos parecía haber una noción ideológica pura.
John Shirley comparó el movimiento Ciberpunk con una tribu.
Durante los ’80, un gran número
de obras ciberpunk de manga y anime se produjeron en Japón. La
que más se destaca fue el manga de 1982, ‘Akira’ y su adaptación anime
de 1988 homónima junto con el anime ‘Megazone 23’ de 1985 y el manga ‘Ghost in
the shell’ de 1989, que también fue adaptado al manga en 1995.
Óperas espaciales
La tendencia hacia las historias
sobre un futuro cercano representado por el ciberpunk fue contrarrestada por el
resurgimiento de la tradición de la ópera espacial. Esta tendencia mostraba historias
ubicadas en un futuro lejano con civilizaciones interestelares, tecnologías
exóticas, conflictos a gran escala y eventos naturales. Aunque estas
historias nunca desaparecieron de la escena –Paul Anderson y Gordon R. Dickson
por ejemplo escribieron aventuras espaciales desde los ’50, así como Larry
Niven desde los ’60.
‘Star Wars’ (La guerra de las galaxias) ayudó a avivar el interés en la ópera espacial. En los ’80, la vieja tradición fue impulsada por series como ‘Uplift saga’ de David Brin, el universo de la Alianza Unida de C. J. Cherryh y las novelas ‘Ender’ de Orson Scott Card.
‘Star Wars’ (La guerra de las galaxias) ayudó a avivar el interés en la ópera espacial. En los ’80, la vieja tradición fue impulsada por series como ‘Uplift saga’ de David Brin, el universo de la Alianza Unida de C. J. Cherryh y las novelas ‘Ender’ de Orson Scott Card.
A lo largo de la década, los
escritores establecidos continuaron explorando este territorio: Greg Benford y
Poul Anderson volvieron a sus prácticas de antaño, Arthur C. Clarke
sumó historias a la serie ‘Rama’ e Isaac Asimov produjo más novelas
‘Foundation’. Escritores emergentes también dieron a luz a historias de
aventuras interestelares de gran escala, como por ejemplo ‘Eon’ de Greg Bear
(1985), ‘Consider Phlebas’ (1987) de Iain M. Banks, ‘400 Billion Stars’ (1988)
de Paul J. McAuley, ‘Schismatrix’ (1985) de Bruce Sterling y ‘Vacuum flowers’
de Michael Swanwick.
Aunque el ciberpunk mantuvo un
perfil alto a lo largo de los ’80, la nueva generación de las óperas espaciales
recibió más elogios de la principal comunidad de ciencia ficción. Por más que
Gibson ganara el premio Nebula y el Hugo por su novela ‘Neuromancer’, la
mayoría de los ganadores de estos premios de los ’80 en adelante trabajaban con
el subgénero de la ópera espacial.
La expresión ‘Ópera del Nuevo
Espacio’ surgió para describir al cuerpo de trabajo que había aparecido en los
’90 y estaba conformado por escritores ingleses y australianos como Neal Asher,
Stephen Baxter, Peter F. Hamilton, Ken MacLeod, Richard K. Morgan, Alastair
Reynolds, Charles Stross y el equipo de Sean Williams y Shane Dix. Estos
escritores abrieron todavía más los límites de la ópera espacial, integrando
los últimos motivos e ideas de la ciencia ficción (nanotecnología, inteligencia
artificial, transformaciones corporales radicales, física y cosmología de
avanzada, etc.). Entre los escritores americanos que siguieron este camino se
incluyen Will McCarthy, Linda Nagata, Robert Reed, Dan Simmons, Vernor Vinge,
Scott Westerfeld, Walter Jon Williams y George Zebrowski.
La tendencia de la ópera espacial
se hizo muy popular en Japón, donde un gran número de óperas espaciales para
manga y anime se produjeron en los’80. Entre ellas se destacan ‘Gundam’ y
‘Macross’, así como la versión teatral de ‘Space Battleship Yamato’ (1973).
La revista ‘Locus’ dedicó parte
de su número de Agosto de 2003 a la vieja y nueva ópera espacial. David G.
Hartwell y Kathryn Cramer delinearon la historia de la ópera espacial en un
artículo titulado ‘How shit became shinola: definition and redefinition of
Space Opera’.
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