domingo, 27 de abril de 2014

Abraxas, el Dios de los gnósticos

Abraxas, el Dios de los gnósticos

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Conozca los poderes del Dios de la clarividencia y los 7 planetas.

Su imagen fue usada en varios papitos y gemas especiales a modo de talismán protector, mientras que su nombre encierra el gran misterio del poder divino y de los astros. Conozca quién es este Dios adorado por la secta cristiana de los gnósticos, síntesis de las fuerzas opuestas del universo.
Abraxas es una divinidad gnóstica vinculada con un simbolismo astrológico, desde que Basilides de Alejandría, un célebre gnóstico, defendió el poder esotérico de su nombre, cuyo valor numérico da 365 (cifra de los días del año).
La “aritmosofía” (el sistema esotérico que trata del simbolismo matemático de las palabras) indica constantes numéricas que relacionan a Abraxas con las fuerzas cósmicas que regulan el ciclo solar y la posición de los siete planetas conocidos en ese momento. Su imagen, que aparece como amuleto en papiros y gemas de la Antigüedad, representa la unión sagrada y la ambigüedad de nuestra existencia, siendo su poder comparable al principio activo que moviliza a la naturaleza.
Como dios demiurgo o creador del mundo, Abraxas -sin ser el creador universal- es quien impulsa y ordena fuerzas contradictorias: lo divino y lo demoníaco, el bien y el mal, la luz y la oscuridad.
El escritor alemán Hermann Hesse dice de él en su novela Demian:“El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. Quien quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El Dios es Abraxas”.
LA IMAGEN DE ABRAXAS EN LOS AMULETOS BASILIDIANOS
La creencia de que determinados objetos eran portadores de fuerzas mágicas, capaces de proteger a quien los llevase consigo, estuvo fuertemente arraigada desde el Antiguo Egipto. A estos objetos, se les atribuía el poder mágico de repeler influencias malignas  y atraer a las fuerzas benignas. Estos artículos eran muy populares y todo el mundo los usaba, no sólo la secta de los gnósticos basilidianos. Las funciones protectoras de cada amuleto dependían de su material, forma y color, así como de sus inscripciones y dibujos. De hecho, eran tan comunes, que se les ponían a todos los bebés recién nacidos.
En estas gemas y papiros, Abraxas aparece como un ser híbrido, mezcla de varios símbolos, una imagen del conocimiento absoluto o Gnosis.
Su figura es la de un anguípedo, es decir, un personaje con cabeza de gallo (imagen de la clarividencia y la vigilancia), vestido con una armadura, de la que salen, en lugar de las piernas, dos serpientes curvadas hacia arriba, cada una con su cabeza.
Las dos serpientes enroscadas en el caduceo de Mercurio parecen aludir a un simbolismo persa que se refiere a la lucha interior de todo ser humano entre la sabiduría y los instintos. La figura refiere asimismo al hombre primigenio o primero, antes de que éste hubiera salido del Edén, y cada serpiente representa, también, los dos principios sexuales básicos: el masculino y el femenino.
Según estas corrientes de conocimiento místico, actualmente, los seres humanos tienen su energía sexual dividida: mientras la corriente solar masculina positiva asciende, la energía negativa femenina lunar desciende.
ARITMOSOFÍA PITAGÓRICA, EL CONOCIMIENTO  CON NÚMEROS Y LETRAS
La aritmosofía es la parte de la filosofía oculta que trata del simbolismo de los números, sus funciones metafísicas y las operaciones mágicas que se pueden realizar con ellos.
Está basado en el pitagorismo, los “números ideales” de
Platón, la Gnosis y la Cábala, así como en la numeración del Apocalipsis, y la exégesis de los “números misteriosos” practicada, entre otros, por
San Agustín. Este método de conocimiento utilizaba el alfabeto hebreo de 22 letras, en que cada carácter servía igualmente como una cifra; por ejemplo, las diez primeras de 1 a 10; la undécima (Caf) 20; la duodécima (Lamed) 30, etc. La Cábala asoció cada una de estas letras a un nombre divino y a un símbolo, desde Alef hasta Tau, encarnando el ciclo humano de premiación de la voluntad con la recompensa.
Como las sefirot del Árbol cabalístico de la vida, estas letras eran ideas mediante las que Dios creó al universo. Talmudistas (estudiosos del libro hebreo Talmud) y cabalistas (estudiosos de la Kabbala) calculaban las letras de un nombre para comprender el cosmos o para expresar los nombres divinos, cuya pronunciación y grafía debían permanecer secretos.
Con respecto a la imagen de Abraxas, éste, además de llevar un látigo en su mano, ostenta un escudo en el que aparecen las letras IAO o AIO (la última letra puede ser también una omega griega simbolizando la totalidad).
En este sentido, el nombre “Abraxas” es también un símbolo, pues las siete letras corresponderían a los siete planetas conocidos en la Antigüedad y, además, la suma de esas letras da 365 (según la numeración griega de sus letras), es decir, la cantidad de veces que sale el sol en un ciclo anual o las manifestaciones de la divinidad en la realidad terrena.
Las siete letras no representaban sólo a los planetas; también a los siete tonos del heptacordo (lira de siete cuerdas) y las 28 luces de la luna a lo largo del mes.
Por eso, otro de los talismanes gnósticos muy usados era el de una gema con las siete vocales grabadas en el cuadrado o en el triángulo mágico.
Esta característica de la divinidad, no sólo tuvo importancia dentro del culto religioso, sino que también parece haber tenido un contenido práctico relacionado con conocimiento sobre los astros y su influencia en las sociedades agricultoras de la Antigüedad.
Por ejemplo, en Éfeso, actual Turquía, se encontraron objetos (como figuras talladas en piedras preciosas o metálicas) de sectas cristianas muy primitivas en los anticuarios de los barrios históricos de la ciudad. Estos objetos se asociaron a las sectas gnósticas por las inscripciones grabadas en letras griegas: Iota (“I”), Alfa (“A”) y Omega (“O”). Esta forma del nombre de Abraxas ha sido asociada con el nombre hebreo de dios (Yahveh), porque comparten las mismas letras.
Así, la inscripción AIO era utilizada por el culto gnóstico como un amuleto de protección frente a los males que la deidad pudiera provocar, al tiempo que constituía un llamado de protección general para los basilidianos.
Esta leyenda -que decía “protégeme- funcionaba como fórmula mágica que los gnósticos escribían en sus joyas y papiros a fin de sortear las calamidades conjuradas por su siniestro y paradójico dios, mezcla de entidad benigna y protectora, a la vez que maligna y dañina.
“ABRAKADABRA”, UNA FÓRMULA MÁGICA DE CREACIÓN GNÓSTICA
Una fórmula mágica conocida analizada de esta manera es el hoy ya famoso
“Abrakadabra” (o abracadabra).Una posible fuente es la expresión aramea:Avrah kahdabra kahdabra, que significa “Yo creo como hablo”, o bien, Abreq ad habra, que signfica “Envía tu rayo hasta la muerte”.
Asimismo, algunos lo atribuyen a la unión (en celta) del nombre de dios (Abra o Abar) y de santo (Cad). Uniendo estas letras, los gnósticos creían poder curar enfermedades.
La fórmula mágica del “Abracadabra” se escribía en un pergamino virgen con forma de letra griega delta, de la forma que explicamos a continuación. Una vez escrito, se lo doblaba y colgaba con una cuerda de lino al enfermo.



ABRAHAX, EL DIOS DEL BIEN Y DEL MAL.

"El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia dios, el dios se llama Abraxas." Hermann Hesse, en su obra Demian. Nos uelo realizar críticas literarias de los libros que leo, porque no soy crítica, nisiquiera buena lectora, sino que intento transmitir las cosas maravillosas, nuevas, ingeniosas o incluso los sentimientos que me transmiten los protagonistas del libro.Pero, sin olvidar que se realiza desde mi punto de vista y que siempre se puede debatir al respecto Pues cada vez que leo un libro, no quiero entretenerme con una historia,lo que busco es abrirme al mundo, a los sentimientos a las pasiones más bajas y ocultas. Si algo me ha enseñado Demian De Hermann Hesse, es que para nacer hay que morir, dicho d eotro, cualquier renovación, indica un período de destrucción, ya que al mundo no le guste convivir con ideas viejas y nuevas, aunque el ser humano no se muestre receptivo a lo nuevo. Cada guerra,ha traido consigo la muerte, la desolación, la angustia y destrucción, pero también trae a la vez la paz, las nuevas ideas,la nueva era. Otra cosa que me ha sorprendido ha sido al interpretación del relato De Caín y Abel, en la que el perdedor y cobarde es Abel y Caín es un héroe, un hombre fuerte, al que la gente deja aun lado por miedo, miedo a esa superioridad que despierta,por pasar a ese lado oscuro que todos queremos rebasr, pero no nos atrevemos, porque la marca de Caín a muchos nos quedaría grandes, pues sólo la gente que sabe convivir con su destino y se encuentra a sí mismo, sin importarle la moral, ni la sociedad, siendo su propio lider y no uno más del rebaño, estará capacitado para llevar esa marca. Aunque lo mejor que me ha podido enseñar este libro es a Abraxas Abraxas es un dios que une simbólicamente lo divino con lo infernal, lo bueno con lo malo, la vida con la muerte, ese fuego filosofal que une al hombre con la mujer. Venera las dos partes. Es la unión sagrada, es la ambigüedad de la existencia. Para muchos más que un Dios, un demonio, que cambia de imagen según el siglo, por ejemplo, para los etruscos y druidas celtas,se suele representar con la figura de un ser con cabeza de gallo y con dos serpientes con cabeza en lugar de piernas. La mayoría de veces con armadura en el pecho y siempre con armado de látigo y escudo, en cambio en la Edad Media, en un ser grotesco con cabeza de dragón coronada y cuerpo deforme, manteniendo tan solo las serpientes como piernas y el látigo de la figura gnóstica. Los Basilidianos pensaban que Abraxas creó el mundo y que posteriormente fue expulsado por Jesucristo. La palabra Abraxas es simbólica pues cada una de las letras correspondía con uno de los planetas conocidos en aquella época y la suma de sus letras dan 365, el equivalente a un año. Es posible que los primeros Gnósticos tomaran esta Deidad del Dios egipcio abrak sax, que significaba “Palabra sagrada”. 

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